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Muestran en el puerto la colorida artesanía criolla de Michoacán

Xavier Rosado * El encuentro de las culturas indígena y española produjeron una fusión de estilos que convirtió a la artesanía michoacana en una inagotable expresión artística, de técnicas variadas y acabados perfectos que podemos apreciar en el puerto en la Expo Michoacán Feria Artesanal 2003 que se presenta en Plaza Bahía hasta el 16 de febrero.

En el segundo piso del centro comercial, el visitante encontrará los minuciosos textiles hechos a mano y bordados en Uruapan y Apantzingán, dulces típicos, máscaras y accesorios para bailes regionales y artesanías como barro negro y verde, madera, cobre, joyería y cerámica, así como las tradicionales imágenes coloreadas con el popular popotillo.

Uno de los artesanos, el carpintero José Guadalupe Segura Jacobo, mencionó que esta feria ha dado la vuelta por varios estados de México, entre ellos Aguascalientes, Zacatecas, Puebla, Colima, varias ciudades de su propio estado, Morelos, Hidalgo y ahora Guerrero.

Explicó que Michoacán es uno de los estados que ha conservado la más variada artesanía de raíces prehispánicas, aumentada y enriquecida con aportaciones coloniales a través del tiempo y que además ha evolucionado con nuevos diseños sin perder el encanto ancestral que la caracteriza.

“Este estado es uno de los centros de producción artesanal más importantes en México ya que ahí se producen más de 30 variedades de artesanías. La mayoría de estas ramas tienen su origen en la época prehispánica y hoy en día, muchas se siguen produciendo con técnicas ancestrales”, explicó el artesano.

Precisó que en el estado de Michoacán se agrupa la actividad artesanal en las siguiente ramas, algunas de ellas presentadas en Plaza Bahía: alfarería, clasificada en barro bruñido, policromado, de alta temperatura, vidriado y alisado; metalistería, conformada por la joyería, herrería y cobre martillado; maderas, –en la que él mismo es un experto– integrada por esculturas, talla, laudería, muebles, máscaras, cucharas, bateas, laca y equipales; textiles, divididos en bordados, deshilados, tejidos en telar de cintura y en telar de pedal y tejidos a gancho; fibras vegetales compuestas por carrizo, tule, chuspata, palma y paja de trigo y por último se ha clasificado en otras ramas la juguetería, talabartería, cantería, cerería, papel picado, hoja de maíz, arte plumario, popotería y pasta de caña.

“Yo vengo del lugar donde llega la mariposa monarca, ahí tiene su humilde casa (y muestra una foto de una casa rodeada por macetas y enredaderas). Mi pueblo se llama Angangueo y está abajito del santuario El Rosario, donde anidan las mariposas”, ubica don Lupe quien ya cuenta unos 50 años, pero su rostro guarda la serenidad del carpintero y sus manos, ajadas y rasposas, hablan al saludarlo de una vida dedicada a la creación y al trabajo.

Dice que en este lugar mágico, cada año a fines del mes de octubre, millones de mariposas llegan a los bosques michoacanos después de un largo viaje de cuatro mil kilómetros desde Canadá para reproducirse y luego regresar al norte.

“Ahí en el santuario hay como dos mil 500 árboles y cómo serán de millones de mariposas que todo el arbol de oyamel lo tapizan de arriba abajo”, expresó el artesano.

En su puesto es posible encontrar productos de maderas diversas como baúles, revisteros, portadiscos compactos, percheros, portarrollos de cocina, bat-destapador, sonajas, portallaves de la mariposa monarca, aparadores, portarretratos y muchas otras cosas más que hablan de la interminable creatividad de este artesano y de la tradición y sencillez del arte mexicano.

Dice que la madera que utiliza viene de los bosques de Michoacán de árboles como el pino, aile, encino y el fresno.

“El oyamel es el arbol donde se paran las mariposas, pero ese no lo usamos porque es muy respetado allá en mi tierra, además la madera no sirve, se (…) abomba con la humedad”, explica el carpintero.

En su taller fabrica juguetes tradicionales mexicanos como los boxeadores articulados, la tablita mágica –que se voltea y cae interminablemente–, la serpiente ondulante, la cajita sorpresa de la que sale una culebra que te pica al abrirla, trailercitos, tractores, carcachas, baleros de todos tamaños y de “bola” para principiantes, comedores en miniatura, cocinitas, burritos con su plancha, ruidosas matracas y barquitos con sus velas para navegar.

Don Lupe también fabrica y expende juegos de mesa como dominó, ajedrez, damas chinas, gato y artesanía utilitaria como los reflexores para colocar trastes calientes, manitas para rascarse la espalda, sillas para bebé, calendarios de cubo, candiles, servilleteros con la figura de la mariposa y hasta instrumentos musicales como bongós, maracas y panderos.

También fabrica unas carretillas de juguete como las que se usan en las minas que transportan pequeñas muestras de las piedras que se extraen de las minas de Angangueo que, según don Juan, son ricas en plata.

“Allá en mi pueblo hay minas de minerales que contienen aleaciones de pirita, galena, plomo, blenda y esfalerita que es el zinc y en eso viene incrustada la plata”, explica el carpintero.

En la Expo Michoacán 2003 se exhiben productos de madera acabados con imitación de oro, trabajos de orfebrería, forja de hierro, tejidos, telas, bordados y cerámica.

Incluye la variada artesanía que estos creadores llevan a cabo, con el fin de que los mexicanos de otras zonas del país conozcan más de cerca su cultura ancestral, de ahí que la muestra se conforme de ejemplos diversos como piezas de Santa Clara del Cobre; bordados y deshilados de San Juan Nuevo, Aranza y San Felipe de los Herreros; alfarería vidriada de Patampán y San José de Gracia y perfilado en oro de Pátzcuaro, entre otras mercancías.

Los asistentes además de conocer lo que se hace en la entidad podrán adquirir directamente de los artesanos lo que fabrican con materiales michoacanos como el barro, la madera, los textiles y las tintas naturales.

También es la oportunidad de convivir con los propios creadores de las obras, pues muchos de ellos están presentes elaborando sus artesanías.

Uno de los trabajos más notables en esta muestra es el trabajo de los cuadros iluminados con la técnica del popotillo, que son delgadas ramitas de carrizo, que coloreadas vistosamente, crean paisajes, rostros y formas caprichosas que deben ser pegadas una a una para que el diseño adquiera volumen y colorido. Decorados con popotillo hay alhajeros, baúles, servilleteros, portacalendarios y otros productos artesanales como huarachería, joyería y dulces finos.

La Expo Michoacán Feria Artesanal 2003 es una muestra del intercambio cultural que tiene Acapulco con el resto de los estados de México y estará en el puerto hasta el 16 de febrero.

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