Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Marcial Rodríguez Saldaña

La contaminación de Profepa

La divulgación en medios de información nacional de las declaraciones del delegado de la Procuraduría de Protección Ambiental en Guerrero (Profepa), respecto de la contaminación de las bahías de Acapulco y de Zihuatanejo, ha desatado una polémica en muchos sectores, tanto gubernamentales, de ecólogos, empresariales y sociedad civil.

La forma es fondo en este tipo de asuntos. Se supone que en el sistema federal que rige nuestro país, siempre es necesaria la estrecha coordinación entre las instancias federales, estatales y municipales, para el mejor tratamiento de los asuntos de gobierno, de tal manera que la opinión pública observe una homogeneidad de criterios, sobre todo tratándose de un tema tan relevante para el país, Guerrero y los municipios de Acapulco y Teniente José Azueta como es el turismo, de donde viven muchos habitantes de estos destinos de playa.

La información de Profepa sobre la contaminación o no de las bahías de Acapulco y Zihuatanejo, debió darse primero en las instancias de gobierno estatal y municipal, pues se supone que existe un seguimiento puntual de la calidad de las aguas del mar en ambas bahías, para advertir con oportunidad a las autoridades de la necesidad y urgencia para tomar medidas y evitar cualquier grado de contaminación; pero no se hizo así, de pronto se difunden informaciones de una instancia oficial como Profepa y evidentemente se viene el escándalo, que daña gravemente la imagen de ambos puertos con las consecuencias de poner en alerta a los cada vez menos turistas que quieren visitarlos.

Recuerdo cuando el sismo de 1985 en el Distrito Federal, que ciertamente fue catastrófico para la capital del país, sin embargo, la forma en que se dieron las noticias en el extranjero, hicieron pensar a muchos que todo el país estaba en ruinas, lo cual era totalmente falso. En este caso de Profepa, como se trata de asuntos de orden técnico científico, el poder concluir cuáles son los grados de contaminación de una bahía, que requieren de explicaciones detalladas, difíciles de entender a quienes no son expertos en estos temas, no fue acertado, ni prudente difundir información oficial que causa temor a los posibles turistas de Acapulco y Zihuatanejo, pues independientemente de cual sea el grado de veracidad de la información, ya se sembró la duda y ya se causó daño a la principal actividad económica de ambos puertos.

Del mal el menor; sería muy conveniente que Profepa informara oficialmente a las autoridades estatales y municipales respectivas, para que en forma coordinada se analicen los resultados de los estudios de las bahías; cualquiera que sea el grado de contaminación, si es que existe, se tomen las medidas oportunas y suficientes y se genere confianza a los turistas nacionales y de otros países, para que no se asusten y cierren de plano las posibilidades de visitar Acapulco y Zihuatanejo. Y una última opinión; ojalá no ocurra otra vez y Profepa no se vuelva a contaminar.

 

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