Juan Angulo Osorio

RECUADRO SEMANAL

  Barruntos en el PRI y el PRD

1. El PRI y el PRD parecen dirigirse a un enfrentamiento interno que quien sabe hasta dónde vaya a llegar.

En el primero, causó malestar entre políticos todavía con poder en ese partido el vuelo que se le dio a la toma de posesión del senador Héctor Vicario como coordinador de las campañas electorales en los distritos de Acapulco y de la Costa Grande.

En una formación política que resuelve sus diferencias con golpes bajo la mesa, guerrillas burocráticas, persecuciones judiciales que terminan con cárcel para el menos poderoso, cuando no el asesinato, debe darse la bienvenida a los señalamientos públicos del ex gobernador Angel Aguirre Rivero y del senador Héctor Astudillo Flores, hechos en entrevistas aparecidas en estas páginas.

Todavía con eufemismos y sin decidirse al debate abierto de las ideas, Aguirre y Astudillo muestran su incomodidad ante el faraónico regreso del controvertido ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer a la línea del frente del priísmo, pues nunca ha dejado el puesto de mando de los generales de ese partido, muchas veces con un poder de decisión mayor al del gobernador.

No creo que desde su posición de coordinador de las campañas del PRI en la Zona Norte y la Tierra Caliente, el ex gobernador Figueroa venga a promover las candidaturas de sus incondicionales. Si así fuese, yo sería el primero en señalarlo, dijo palabras más o menos el costachiquense Aguirre al reportero Aurelio Peláez (ver El Sur del 5 de febrero).

Por su parte, el ex presidente municipal de Chilpancingo dijo de plano que el modo en que fueron presentados Figueroa y Vicario lanzó un mensaje inadecuado. Como si se tratara, (casi) dijo Astudillo, de un predestape rumbo a la candidatura del PRI para la gubernatura que se disputará en el lejano 2005, cuando su función está circunscrita a las elecciones de diputados federales de julio, precisó el senador. (Ver El Sur del 6 de febrero).

Tangencialmente, el diputado federal Manuel Añorve declaró al periódico Milenio (ver la edición de este viernes) que los gobernadores del PRI, en lugar de concentrar sus esfuerzos en imponer candidatos, debieran salir ya a hacer campaña por su partido como lo hace el presidente Vicente Fox.

Por eso se ve ahora con más claridad que la coincidencia de Aguirre y Astudillo, la semana pasada, en la celebración muy adelantada del cumpleaños del político de Ciudad Altamirano, Fernando Castillo, fue un mensaje       de que no hay consenso en que la nave del PRI sólo camine por el rumbo que le fijen Figueroa y Vicario.

Pero todo indica que el PRI se la jugará con las estrategias y las prácticas que éstos representan. Así, piensan, podrán perder menos distritos.

Por lo pronto, el gobernador aparenta estar muy alejado de esta polémica, como si se tratara de decir que ya no le toca a él definir las estrategias, luego de la debacle en las elecciones de diputados y alcaldes del 6 de octubre, de la que de ese modo se le responsablizaría. Ya veremos si esto es así.

2.- En el PRD, por su parte, la decisión del Consejo Nacional de reservarse los 10 distritos de Guerrero todavía no deja ver todos los efectos que provocará. Los más evidentes hasta ahora han sido las protestas de los aspirantes que pugnaban por que las elección del candidato fuese mediante elecciones en urnas. Pero eso no es nada con lo que podría avecinarse.

Por eso entre dirigentes de diversas corrientes se han expresado, todavía sotto voce, diversas preocupaciones. No entienden porqué, sí ya había aspirantes con un amplio consenso en los distritos 05, 06 y 07 –el ex alcalde de Alcozauca Javier Manzano en el primero, el ex delegado de la Semarnat Pablo González Villalva en el segundo, y el ex diputado local Sebastián de la Rosa en el tercero– aún así el Consejo Nacional se los reservó para una decisión posterior cuando la aceptación de los mencionados no habría acarreado ninguna protesta de consideración, sino al contrario.

Si esto se hizo con distritos en los cuales ya había sólidos acuerdos políticos entre todas las corrientes, los críticos de la decisión deducen que de allí se vendrá una situación de incertidumbre que puede dar lugar a sorpresas, movimientos inesperados y golpes de mano al punto en que todo se salga del control de los comités ejecutivos nacional y estatal.

Está, por ejemplo, el caso de las cuotas de género. En el Consejo Nacional se insistió una y otra vez que todos los estados deben aportar su 30 por ciento, y hete aquí que en los diez distritos de Guerrero sólo había anunciado su aspiración la ex presidenta del PRD en Acapulco, Rosario Herrera Ascensio, por el distrito 09. ¿Dónde se registrarán las otras dos mujeres?

Y entonces, se especula, una podría ser Olga Bazán en el distrito 05 de La Montaña, y así podría presentarse el extrañísimo caso de que la candidata del PRD en un distrito por primera vez ganable lo ocupase una cuestionada ex diputada local, que vendría a desplazar así a un experimentado ex alcalde que además cuenta con el aval de las principales corrientes y personalidades de ese partido, y con el apoyo de la mayoría de los presidentes municipales de la región.

Y en la misma línea, la presidenta del PRD en Acapulco, Beatriz González Hurtado, ya destapó a la suplente del alcalde Alberto López Rosas, la química Irma Figueroa, para contender por el distrito 10 de Acapulco, propuesta que está generando ya un ruido tremendo que puede afectar la imagen del presidente municipal.

La críticos de esta maniobra ven allí una lógica sencilla. González Hurtado puede simplemente sacar la carta de Irma Figueroa para no dejarle el campo libre a Rosario Herrera, y así sostener la candidatura del ex rector Florentino Cruz en el 09. Pero ahora se dice que se trata de una maniobra de más largo alcance, mediante la cual el alcalde López Rosas le disputaría ese espacio a su antecesor en el cargo Zeferino Torreblanca Galindo, que ya dijo que quiere competir por ese distrito, y restarle de ese modo fuerza política.

Si se impone la cuota de género, la mayoría de los dirigentes estatales podrían fácilmente decir, pues allí está la química Figueroa, que además de ser mujer representa a la sociedad civil acapulqueña y garantiza el triunfo en el distrito 10. De modo que para qué hacemos encuesta, si todos en el PRD estamos de acuerdo. Y al compañero –ahora sí se le llamaría así– Zeferino Torreblanca, pues hay que ofrecerle un buen lugar en la lista de plurinominales.

Claro que, llegado el momento de hacer las planchas en la convención electoral, a ver quién le garantiza a Zeferino ese “buen lugar”.

Se dice que todo es parte de los movimientos del equipo compacto del alcalde López Rosas, en el que se dice a todos los que quieran oírlo que el próximo gobernador de Guerrero será el ciudadano presidente municipal de Acapulco. Y que, por eso, éste tiene todo el derecho de buscar una cuota para diputados federales –coincidentemente en el distrito 10, donde está apuntado alguien que también quiere ser candidato a gobernador, y dónde también está anotado otro que en el palacio del parque Papagayo se considera enemigo político del alcalde: el ex diputado local Benjamín Sandoval Melo.

Yo sinceramente no puedo decir que el alcalde porteño vaya a ser el próximo gobernador del estado. Sí creo que su partido tiene amplias posibilidades de que su candidato llegue a Casa Guerrero. Ahora va adelante el ex alcalde Torreblanca en esta carrera, en la que ambién participan el diputado federal Félix Salgado Macedonio y el senador Armando Chavarría.

Si el alcalde se anota desde ahora corre el riesgo de cometer errores políticos serios. Ya tiene su cuota: dirigir el principal ayuntamiento de Guerrero, uno de los más importantes del país y uno de los más conocidos en el mundo, desde el cual puede lograr muchas cosas más que la diputación en un distrito, incluida la gubernatura. Si gana en su entorno la obsesión por ésta, y se impone el enfermizo sentimiento antizeferinista de algunos de sus colaboradores, se descuidará el buen gobierno municipal y entonces perderá López Rosas y perderá el PRD. Digo, no sé.