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El mercado campesino, un espacio de la creatividad de artesanos guerrerenses

Xavier Rosado * Una muestra de la sencillez en la creatividad mexicana se encuentra en el mercado campesino de Acapulco, ubicado en la calle Durango –entre Vallarta y Manuel Acuña. Aquí se encuentra una muestra de la artesanía más variada que da identidad al espíritu del campo guerrerense.

En una sola calle, el visitante podrá encontrar también productos cultivados en Guerrero como maíz, frijol, semillas de calabaza, trigo, jamaica, garbanzos, colorines y otras delicias que son traídas principalmente de las regiones Centro y de La Montaña.  Además de artículos artesanales hechos a mano en los estados de Jalisco, Michoacán y Morelos.

Una de las poblaciones en las que se elaboran las artesanías especialmente de palma y de hoja de maíz es Chilapa. De allá llegan los campesinos con las artesanías que a precios muy económicos expenden en sus puestos en la calle.

Todos los días los campesinos ofrecen sus creaciones al público, aunque también comercializan productos decorativos que son fabricados en China pero que son populares en el país como las flores y plantas artificiales que puede comprar el visitante desde 30 pesos la docena y que son imitaciones muy cercanas a las flores reales como lilias, azucenas, rosas, nardos, alcatraces y girasoles.

También se encuentran plantas de plástico que sirven para dar vida a los espacios habitacionales. Estos productos hechos en China, imitan hasta el mínimo detalle como la resequedad en algunas hojas o las gotas de humedad que quedan después de regar las plantas.

El mercado campesino bien puede ser el paraíso de una pareja de recién casados que desea dar el toque mexicano a la decoración de su casa o aún para los decoradores profesionales que desean obtener objetos especializados como móviles de cerámica, juegos de velas aromáticas y portarretratos en varios estilos.

Aunque no se ven muchos turistas en este mercado, varios detallistas de artesanías del puerto vienen a surtirse de mercancía aquí por los precios tan accesibles.

Para muestra, basta un petate. El de mayor tamaño o “matrimonial” según lo clasifica don Martín Domínguez Medrano, cuesta 80 pesos y el más pequeño, que podría ser la camita de un bebé o un decorativo tapete, cuesta 35 pesos.

Este campesino originario de Ameyaltepec, también fabrica las populares cortinas de carrizo, cuyo uso se ha extendido más allá del estado de Guerrero.

“Aquí a mi puesto llegan a comprarme detallistas de otros estados como de Morelos y Michoacán, también han venido de Puebla y hasta del estado de México para llevarse las cortinas, estas ya llevan un tamaño estándar porque así son las ventanas más o menos y yo las doy a 70 pesos cada una”, explica el comerciante.

Otro puesto que llama la atención es el de María Sánchez Juárez, de Chilapa. Ella vende cestos de mimbre, muñequitas de hoja de maíz, muñecos de papel maché, canastas y bolsas que trae desde el estado de Querétaro, Tequisquiapan.

“Allá son especialistas en hacer estos trabajos tan detallados y tan bonitos, yo viajo por lo menos una vez cada dos meses para surtirme de mercancía, tengo que traerla ya hecha porque la verdad aunque quisiera yo hacerla, aquí en este estado no tenemos el material para este tipo de artesanía”, comenta la comerciante.

Agrega que aunque ya obtiene los productos terminados, aquí le gana más o menos el doble a cada producto que vende.

“Esa canastita que yo doy a 25 pesos, a mí me cuesta 10 en Tequisquiapan. Así por lo general trato de preciarlo un poco más del doble. En Navidad a mí me va muy bien, bueno, a todos, pero por ejemplo, lo que es aquí me compran las canastas para hacer los arcones de regalo”, expresa doña María.

Hay otros puestos que se dedican a vender artesanía muy regional como las muñecas fabricadas a base de hojas de maíz pintadas con vistosos colores y decoradas con sombreritos de paja y estambre alrededor de las “faldas”.

El trabajo para este tipo de muñecas es la muestra máxima de la creatividad del artesano guerrerense, quien recibe por cada una de sus muñecas 12 pesos o menos, si el cliente sabe regatear.

“Como vendemos también a otras personas que tienen sus negocios, si nos compran por docena, nosotros les bajamos los precios bastante, por ejemplo, si esta bolsita la doy a siete pesos cada una, si me compran la docena le sale al cliente en cinco”, detalla el vendedor.

También vende las tradicionales bolsas femeninas de palma que vienen en color natural o decoradas con atractivos tonos como amarillo, rosa mexicano, morado y rojo. Estos colores también los usan para los juegos de mantelitos individuales que cuestan a 60 pesos la docena.

También hay portavasos, tortilleros, sombreros y los cubreasientos que son tan populares entre los conductores de taxis y de camiones y colectivos urbanos.

En el mercado campesino también encontrará el visitante piezas de barro al natural como ollas, comales, soles para decoración, jarros y piezas artesanales como pequeños anafres con sus ollitas y su cuchara, ceniceros, eclipses y flores, todo a precios de mayoreo.

También se distribuye mercancía de Guadalajara como artesanías de vidrio soplado que dan forma a jarrones, floreros, juegos de jarra y vasos, móviles, portarretratos de madera a 20 pesos, de un material que llaman “imitación de piedra” a 100 pesos y cuadros con escenas como la última cena, hechos a base de resina y polvo de hueso que cuestan 200 pesos.

La gastronomía guerrerense también tiene cabida en el mercado campesino. Los puestos de pan se fusionan naturalmente con el resto de las artesanías porque también es elaborado a mano y con un alto porcentaje de huevo en su preparación. Hay conchas, empanadas de piña y camote, besos, heridos, chamucos, encanelados, sobados y gueras, sin olvidar también los deliciosos tamales de picadillo y de mole.

Aquí, el visitante también encontrará escobas, estropajos, fibras y todo lo necesario para limpiar. Además se expenden costales de carbón y ocote, para aquellos que todavía utilizan este tipo de material.

La lista de productos es infinita. Sin embargo una mañana o tarde que se le dedique a recorrer este mercado resultará muy gratificante, a la vista, al gusto y sobre todo, al bolsillo.

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