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Grafiteros: por rayar una barda nos detienen; en elecciones pintan la ciudad y no pasa nada

Xavier Rosado, segunda y última parte * Los grafiteros siguen al margen de la ley marcando su territorio y dándose a conocer en las principales avenidas de Acapulco, pero muchos de ellos, según Spawn, son toys o chacaleros que rayan por diversión o por moda sin saber el trasfondo de esta subcultura y que dan una mala imagen de los grafiteros serios.

“Hay niños que realmente no dan la talla, que copian los estilos de los demás en las expos o de las revistas, se les dice así por su falta de imaginación para crear su propio estilo. Antes comúnmente veías rayar a las banditas y poner al igual que nosotros de dónde son o a qué banda pertenecen, pero también escriben mensajes recordándoselas a otras bandas, con groserías y con esto nos perjudican a nosotros, por eso nos tachan de vándalos y nos comparan con malvivientes sin saber la raíz del por qué rayamos o el por qué de este movimiento”, expresa el grafitero.

Los adultos y las autoridades los llaman vándalos porque salen a rayar ilegalmente por las noches, pero lo hacen para dar a conocer sus firmas rayando en las bardas que se pintan con lo que en el caló del graffiti local llaman bombas y tops.

Acerca de las diversas tipografías que utilizan, el grafitero Spawn explica: “Las bombas son firmas que se rayan en la barda, son bombochas y fáciles de entender, los tops son super bombas porque ocupan toda la pared completa con un tag. Nosotros debemos de rayar en una avenida, porque es donde pasa más gente y es más fácil que te des a conocer; se rayan cabinas de teléfonos, aparadores, ya sea con white, que es un mini marcador blanco o con piedra de carburo, de galleta que son triangulares, de azúcar que son prismas, pero las consigues en establecimientos ilegales donde venden este material solamente para grafiteros que traen del DF; hay varias tiendas pero no puedo decir dónde están”.

En estos establecimientos que exhiben productos legales como ropa, discos compactos, cintas de audio, patinetas y accesorios, se conserva un apartado donde es posible comprar plumones tipo Pilot que son marcadores con la punta gruesa y cuadrada; también hay Posterman que son marcadores con una punta larga para hacer rayas gruesas como de tres centímetros de ancho y los rastrillos que son los más grandes, “rayan un madrazote como por acá así (unos quince centímetros)”.

“La idea ahorita es que nos puedan apoyar para que el movimiento no sea tan achatado, (que no lo callen); nosotros tenemos muchos problemas con los preventivos y los judiciales, porque aparte de pedir mochada, hay veces que nos ponen en nuestra mandarina”, se queja el grafitero.

Explica que la mochada “va dependiendo” de dónde se raye y de cuántos sean los que están rayando. Y como es un delito menor tipificado como vandalismo en la Dirección Jurídica de la Secretaría de Protección y Vialidad, a donde remiten a los que son atrapados en flagrante pinta de los muros de la ciudad, solamente los pueden retener por 24 horas, pagando una fianza mínima de 200 pesos, “pero si te arreglas con los preventivos va de 50 a 100 pesos o si somos varios, hasta 500 pesos les damos entre todos”.

Menciona que incluso cuando tienen permiso para rayar las bardas, los de la Policía Preventiva o los de Protección y Vialidad “se pasan de lanzas porque aún así nos quieren llevar detenidos, porque dicen que no se puede rayar en bardas de las principales avenidas, pero creen que no sabemos nuestros derechos y así nos amedrentan, nos quieren chamaquear”.

Cuando van a planear una pinta ilegal, Spawn comentó que su labor es estudiar a qué hora se duerme la gente y checar cuándo pasa la policía, “porque todas las patrullas tienen un horario y por eso lo que vayas a hacer debe ser lo más rápido que puedas, por eso tienes ya que tener todo listo, un buen cap (válvula) y los colores que se vayan a utilizar”, explica el artista urbano.

También denunció que el gobierno ve mal su trabajo porque así expresan sus inconformidades y su identidad: “por eso nos reprimen, porque no quieren que lo hagamos, nada mas pintamos una barda y están encima de nosotros, mientras que ellos, en elecciones, pueden pintar toda la ciudad y nadie les dice nada”.

Explica que han hablado con el regidor Alfredo Campos Tabares para que se apoye su movimiento juvenil pero “a la juventud no la toman en serio”.

Por su propia iniciativa organizaron una expo el 25 de enero a la que asistieron varias bandas del área de Renacimiento y la Vacacional para hacer una exposición que aún se encuentra en la barda del paradero de autobuses.

Son gente sin cultura: Imagen Urbana

El coordinador operativo de la Dirección de Imagen Urbana del Ayuntamiento de Acapulco, Daniel Alvarez Añorve, expresó que el delito de rayar las paredes es considerado como vandalismo, por lo que es necesario que a la persona que incurre en este delito se le aplica una multa administrativa y la reparación del daño.

El funcionario expresa que las acciones de los grafiteros afecta a todo Acapulco porque, según su criterio, estas pintas dañan la imagen visual del área donde se cometió el ilícito y eso da una mala imagen a los turistas y a los habitantes del puerto.

“Creemos que (los grafiteros) son gente sin cultura que no quieren a su ciudad y obviamente que no respetan las leyes… nuestro exhorto sería que cuidaran las áreas públicas o bardas, todo es por beneficio propio, porque dignifican su colonia o su hogar donde habitan”, expresó Alvarez Añorve.

Acerca de las mochadas que según el grafitero se otorgan a los miembros de la policía tanto preventiva, como de Protección y Vialidad, dijo que “no tenía conocimiento de eso, pero se me hace mal porque fomenta la cultura del soborno que tenemos arraigada en México y deja en libertad a los vándalos para que vuelvan a realizar las mismas pintas”.

Por su parte el jefe operativo de la Secretaría de Protección y Vialidad, Humberto Hernández García, mencionó que por lo general los infractores son menores de edad que son remitidos al juez calificador de la Secretaría de Protección y Vialidad quien, a su vez, consulta a la parte agraviada para que haga cargos y se repare el daño. Luego se impone una multa con la recomendación a que los padres de que traten de impedir que sus hijos reincidan en este delito.

En cuanto a que los grafiteros ya conocen los rondines de las patrullas policiacas, mencionó que “precisamente tratamos de que no nos tomen la medida, así que hacemos los recorridos sin horario fijo. Además contamos con el auxilio de la ciudadanía, para que cuando vean que están rayando, nos llamen”, expresó el funcionario.

“Son puros niños de 13 a 17 años, al parecer tienen sus lugares específicos para rayar. De estos muchachos yo pienso que dan una mala imagen al puerto sobre todo en el primer cuadro de la ciudad donde tenemos turistas, algunas pintas dicen groserías y no se qué tantas barbaridades ponen, ese tipo de pintas lo hacen en la Costera y se ve muy mal como imagen del puerto”, expresó Hernández García.

Acerca de que miembros de su dependencia han aceptado sobornos para dejar en libertad a los grafiteros, expresó que “ellos (los grafiteros) siempre van a decir lo contrario y con tal de perjudicar a los elementos van a decir que han aceptado dinero para dejarlos ir, pero la consigna es que los traigan aquí con el juez dictaminador, si no lo hacen se les sanciona administrativamente, pero hasta el momento no he tenido conocimiento de que esto suceda”, finalizó.

Mecanismo de autorepresentación

Por su parte la sicóloga Cristina Sifuentes Mendizábal, quien ha estudiado el fenómeno del graffiti, expresó que quienes han estudiado el origen sicológico de esta manifestación plástica, lo califican como un mecanismo de autorepresentación y promoción social, una forma de autoexpresión dirigida a afirmar el concepto de identidad que los aglutina como grupo social.

“El graffiti es una forma de escritura que oculta su profundidad en un código que sólo se puede comprender si se conocen las claves. Aunque su creador y el receptor no tengan retroalimentación directa, el graffiti tiene destinatario fijo, ya que están dedicados a todo aquél que los vea y llame su atención, ya sea para reprobarlos o admirarlos.

Como miembro del Centro de Readaptación Juvenil, Cristina Sifuentes ha tratado varios casos de vandalismo que según su apreciación profesional, “los muchachos llaman grafitear”.

“Es posible afirmar que los escritores tienen su público ideal, que será aquél que identifique y pueda diferenciar entre uno y otro (principalmente por medio de su firma o tag), pero lo importante es dejarse ver en los lugares de mayor tránsito y en los sitios de mayor riesgo”, expresó la especialista.

Agregó que en este caso la actividad también cobra un carácter de asumir el liderazgo en un grupo y la forma en que se lleva éste, así como de manifestar el talento ya que “siempre el que pinta mejor, es el que llega a controlar a un mayor número de personas”.

Para finalizar, consideró que en Acapulco el movimiento grafitero no ha adquirido la fuerza que tomaría en otras entidades donde la discriminación y la segregación son más crudas y evidentes, pero que sí resalta a jóvenes que viven en lugares marginados y que buscan un medio de expresión a su rebeldía y su pensamiento.

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