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Teatro lleno y público satisfecho al comenzar la temporada 2003 de la Filarmónica de Acapulco

Xavier Rosado * Con el Primer Concierto de Temporada 2003 de la Orquesta Filarmónica de Acapulco (OFA) se comprobó que este tipo de espectáculos en el puerto ya cuenta con un público que disfruta de estas manifestaciones culturales, al observarse un lleno total en el teatro Juan Ruiz de Alarcón y al distinguir a los 74 integrantes y a su director Eduardo Alvarez con una prolongada ovación de pie y al solicitar el apreciado encore final.

En el repertorio que escogió el director para comenzar el año incluyó España, de Emmanuel Chabrier, y el Concierto para Tuba, de Ralph Vaughan Williams, en el que se presentó a Alexandro López y López, tubista de la OFA como solista.

El solo de Alexandro López y López fue una muestra de la multiplicidad de sonidos que pueden obtenerse de un instrumento. En la Romanza, segundo movimiento del concierto, calló la filarmónica para dejar que el público centrara su atención en las graves notas de la tuba.

Otra de las interpretaciones de la filarmónica que obtuvo un nutrido aplauso de la concurrencia fue el Adagio de Tomaso Albinoni, obra clásica del periodo barróco en la que destacan las cuerdas y que, según la explicación que dio el director, requiere de un órgano para su interpretación óptima, sin embargo, en el caso de la OFA, aclaró que se utiliza un piano eléctrico.

Este número, romántico y sentimental, capturó de lleno a la audiencia que al terminar la melodía, requirió de unos cuantos segundos y de que el director hiciera una señal de “ya acabamos” para que los asistentes salieran del éxtasis y comenzaran a aplaudir.

Aún así, todavía faltaba el broche de oro de la noche que sin duda fue la interpretación de la Quinta Sinfonía de Ludwig Van Beethoven.

Este número             fue presentado por el director como “uno de los más difíciles y complejos” de la historia universal de la música, debido a que ningún otro compositor ha igualado a la Quinta Sinfonía por estar integrada básicamente por dos notas que se repiten en múltiples variaciones.

“A Beethoven le preguntaron la razón de componer toda una sinfonía con solo dos notas y el contestó que así hablaría el destino cuando tocara a su puerta”, narró el director de la OFA.

Las notas del primer movimiento de la sinfonía, en un ritmo allegro con brío, desenterraron la energía mítica de Beethoven que fue transmitida a los músicos a través de la batuta de Alvarez, quien al dirigir sacudía su cabello, recordando al compositor alemán.

Las notas de la OFA llenaron el teatro a pesar de que la acústica de este recinto no es la ideal para estos espectáculos por la falta de una concha especial para proyectar el sonido.

Sin embargo, llegó el final del concierto –a eso de las 23 horas– y el público aplaudió de pie hasta que hizo que regresara el director a interpretar Bacanal.

Aún después de esto el público pidió un encore otra vez de pie y complaciente como es el maestro Alvarez, interpretó el finale de Bacanal.

Con esto cerró el primer concierto de temporada 2003 de la OFA. A la salida del teatro, público y músicos tuvieron que guarecerse de una inesperada lluvia que anunciaba la llegada del mes del amor, aunque definitivamente, la recepción que le hizo la filarmónica fue mejor.

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