Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Rafael Aréstegui

¿Jurasic PRI?

Las recientes decisiones que ha tomado el PRI, aparentemente a propuesta del primer priísta del estado, el gobernador René Juárez Cisneros, nos hacen evocar ese estupendo cuento del Gabo: Crónica de una muerte anunciada.

No existe otra forma de entender la decisión de poner como coordinadores de las regiones a aquellos sobre quienes pesa el desprestigio en el estado del partido antes gobernante a nivel nacional y hoy reducido al ámbito estatal sin los recursos casi discrecionales de los que gozaba en el pasado.

Que Rubén Figueroa sea el coordinador de la campaña del PRI,       hace pensar que el antes partido oficial ha decidido iniciar un proceso de autoextinción, el desprestigio que pesa sobre el último de los caciques, no es poco, carga con el apellido de quien fuera el principal responsable de la guerra sucia en la entidad y él mismo no desmerece en fama de genocida al haber tenido que dejar la gubernatura como resultado de la indignación que a nivel nacional despertó la transmisión del video de la verdad de Aguas Blancas.

El coordinador de la campaña del PRI en la Costa Grande será Israel Nogueda Otero, quien fuera destituido de su cargo de gobernador, por el Congreso de entonces en el que la oposición no existía en la Cámara de Diputados local, por corrupción y tráfico de terrenos ejidales en Acapulco, algunos de los cuales hoy pretende vender en dólares a los colonos de Fuerza Aérea, pero él, tampoco es ajeno a los atropellos de la guerra sucia en contra de los habitantes de la sierra, con él se inició la desaparición forzada de campesinos en la sierra de Atoyac, y en los noventa estuvo involucrado en la dudosa venta de la planta de Liconsa a la leche Lala.

Que Angel Aguirre sea el coordinador de la campaña en la Costa Chica demuestra la preocupación que seguramente tiene el poder caciquil de esa región al haberse visto materialmente arrollados en las pasadas elecciones en la mayoría de los municipios.

Así las cosas, todo indica que los viejos caciques han pedido dar su última batalla y se ponen al frente de un partido que no ha alcanzado a entender lo que sucedió el 2 de julio: terminó un ciclo de la vida política del país, fue el fin del régimen del presidencialismo, de esa manera de acceder al poder a partir del designio presidencial; de ejercer el poder de manera absoluta subordinando a los otros poderes constitucionales, en una clara ausencia de vida republicana y finalmente designar al sucesor cuyo primer compromiso era el de cubrir las espaldas del que dejaba el poder.

El presidencialismo autoritario, en sus excesos designaba gobernadores, y hasta presidentes municipales, la película la Ley de Herodes, pinta con una crudeza que mueve a risa a pesar de ser la tragedia que vivió el país muchos años.

Rubén Figueroa padre, fue el primer cacique estatal con fuerza suficiente para no ser removido por el centro como muchos de sus antecesores a pesar de sus excesos y le dio continuidad a la dinastía que continuó Figueroa hijo, quien pretendió gobernar con los mismos métodos que el padre, pero no contaba que en el país existe una sociedad mas informada y vigilante y de que a regañadientes las autoridades tienen que respetar los derechos humanos, respeto que fue conquistado por las luchas que dieron las fuerzas de izquierda desde la década de los cincuenta.

La ciudadanía guerrerense, ha vivido estos procesos y tiene memoria, sabe quienes son los que lucraron con sus recursos y reprimieron una y otra vez la protesta del pueblo, los medios unos más que otros, se asumen como medios de la sociedad no del gobierno y lenta pero firmemente, empiezan a jugar su papel de informadores objetivos de la vida política del estado y de críticos del comportamiento ético de los dirigentes y representantes populares.

Un diputado ya no puede hacer impunemente las jugarretas que hizo el diputado Ramiro Alonso sin que la prensa lo ponga en evidencia, ello es muestra de que hay avances muy importantes en la conciencia el ciudadano, de cualquier partido debe tener acerca de la necesidad de terminar con la impunidad del pasado, eso lo entiende cualquier persona.

Pero quien no lo entiende, es la clase política en decadencia, Figueroa en lugar de ser llamado por el gobernador a coordinar campañas de su partido, debería ser llamado por la Fiscalía Especial Para Delitos del Pasado, para responder por la matanza de Aguas Blancas. Pero esto quizás es pedir demasiado, La Fiscalía no ha logrado hacer declarar a los responsables del 2 de octubre, sin embargo, conforme la sociedad civil sea mas fuerte, la impunidad será desterrada, se antoja difícil pero en el corto plazo esto se hará realidad.

Figueroa, al asumir la coordinación de la campaña del PRI cargará tras de sí, todo el descrédito de su periodo de gobernador, pero no sólo eso cargará tras de sí, el desprestigio del PRI, que después de ver el comportamiento que tuvieron sus huestes tras la derrota del último proceso electoral, en varios ayuntamientos, intentando por medio de la violencia revertir la decisión ciudadana, hace suyo el mote del “partido de la sangre y la violencia” que en el periodo de Ruiz Massieu se le quiso endilgar al PRD.

La presencia de los emisarios del pasado hace recordar el cuento de Augusto Monterroso: Y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí.

468 ad