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Huyen de agresiones del Ejército mezcaleros de tres pueblos de la sierra de Zihuaquio

*Están abandonados los talleres a un mes de una violenta irrupción militar. El 19 de julio fueron detenidos tres productores de mezcal, golpeados y amenazados de muerte, recuerda el comisario Kaleb Campos. Los soldados se instalaron en El Ídolo para buscar información de grupos delictivos, indica

Lourdes Chávez

Zihuaquio / Coyuca de Catalán

Los talleres de mezcal en el ejido de Zihuaquio, conocidos como vinatas, están abandonados desde la detención de tres productores en una operación militar irregular y violenta, el 19 de julio.
El comisario Kaleb Campos Ramírez estimó que al menos 20 productores de tres localidades vecinas huyeron, algunos con sus familias, porque con las detenciones, comenzaron las agresiones de un grupo de militares que se instaló en la comunidad de El Ídolo, para sacar información a los vecinos de grupos delictivos.
Sin embargo, subrayó que en la localidad no se meten con las bandas, ni permiten que se metan a sus comunidades, pero ahora tienen que cuidarse de los grupos criminales y de los militares que agreden a la población.
Demandó al presidente Enrique Peña Nieto que si los soldados no van a ayudar a los vecinos los retire, “para que no los chinguen”.
Los mezcaleros de Zihuaquio presos en el penal de Chilpancingo hace un mes, son Franco Contreras Romero, Salvador Véjar Barrera y Sergio Villanueva Gaona, y participan hace 17 años en una organización de mezcaleros que tienen una marca local de la tradicional bebida de Guerrero en el mercado local, El Huache.
En unos días, con la producción de mezcal de Zihuaquio se va a lanzar a nivel nacional e internacional una nueva marca, Blue Demon, que patrocina el personaje de la lucha libre mexicana del mismo nombre.
Con este antecedente, Zihuaquio puede representar una experiencia exitosa de trabajo, en una región estigmatizada por la siembra de amapola y mariguana, como la del ejido El Balcón, en Tecpan, por la organización colectiva para la venta de madera y elaboración de muebles.
De los detenidos, Contreras Romero es líder de los productores, y con sus hijos, esposa y hermanos, representan alrededor del 15 por ciento del total de la producción de mezcal en Zihuaquio, que se estima en 390 litros anuales, informó el dirigente del Consejo Regional de la Sierra de Guerrero (Cresig), Rigoberto Acosta González.
El también dirigente de los mezcaleros aclaró que por el momento no está en riesgo la producción de mezcal, pero los pobladores tampoco pueden quedarse cruzados de brazos, y en asamblea, con 200 firmas y sus respectivas copias de la credencial de elector, exigieron la libertad de los presos; en un acta indicaron que no son delincuentes, y que Romero Contreras empuja muchos procesos y tiene una trayectoria de trabajo en la región.
El documento se entregó el jueves pasado al subsecretario de Gobernación, Luis Enrique Miranda Nava, en una reunión con organizaciones sociales y de productores de Guerrero, y se incluyó en el expediente penal en el juzgado federal en Iguala, donde están acusados de posesión de armas de uso exclusivo del Ejército.
Acosta González detalló que el Consejo Mexicano Regulador de la Calidad del Mezcal certificó por primera ocasión la producción del mezcal de Zihuaquio en 2009.

La cuenca

Los pueblos mezcaleros del ejido se encuentra en el tramo de la carretera que conecta a Zihuatanejo, en Costa Grande, con Altamirano, en Tierra Caliente, alrededor del río Zihuaquio. La vegetación del lugar se puede identificar como de transición, porque aún no hay pinos, propios del frío, ni palmeras como en las partes más baja de la costa.
Se observan muchas y enormes nopaleras, y los magueyes se reproducen sin complicación, salvo el cuidado de que no se los coman los chivos cuando son tiernos, detallaron los productores.
Hay dos accesos para llegar al lugar, buena parte pavimentados, pero aún hay tramos de terracería que en tiempos de lluvias, dificultan el acceso.
El comisario Campos Ramírez, que también se dedica a la elaboración del mezcal y a la siembra de maíz, señaló que Zihuaquio es uno de los 14 pueblos que integran el ejido.
Como en las demás localidades, los servicios de salud y educación son deficientes, porque los médicos y maestros van una semana o dos al mes a las comunidades, si bien les va. En este ambiente de hostigamiento, de plano no quieren subir, ni los vecinos bajan por ellos porque tienen miedo a otra detención arbitraria.
En temporadas de lluvias, el médico que está en la comunidad de El Ídolo, llega diez días en agosto y no regresa hasta octubre. Otros vecinos detallaron que por norma, debería estar 20 días en la comunidad y descansar diez, pero tampoco se quejan porque los amenazan con quitarles al doctor.
El letrero que indica que está próxima la comunidad de El Ídolo, con anuncio de Conafe, tiene cinco orificios de bala, al parecer calibre 22, que recuerdan que en la sierra han tenido tiempos de mucha violencia, de la que todavía no se habla de manera abierta.
En el recorrido, también se observó un retén militar en el entronque a la Unión, Altamirano, Zihuatanejo, sobre la carretera federal; en Vallecitos, a un grupo de soldados usando una camioneta roja particular; en El Ídolo, los vecinos mostraron el potrero donde se instaló el grupo que detuvo a sus compañeros.
Asimismo se observó un grupo amplio de policías federales en unas 15 camionetas oficiales, un camión de los que llaman toro, y un autobús entre ellos, aunque no se tuvo información de la operación policiaca.

Los detenidos

Aunque los soldados que entregaron a los detenidos ante el Ministerio Público de Iguala dijeron que aprehendieron a los productores de mezcal con la posesión de armas en un camino de la sierra, Benjamín Véjar Barrera afirmó que el 19 de julio, su hermano Salvador y Franco Contreras llegaron a su casa como a las 2 de la tarde, a la comunidad de El Ídolo, a tomar un refresco, donde tiene una tienda y línea telefónica. Ahí fueron abordados con violencia y sometidos por los militares.
Recordó que estaba conversando con ellos cuando vieron pasar a los soldados en una camioneta RAM doble cabina, que estacionaron unos metros adelante. Momentos después, 11 uniformados se acercaron de forma agresiva y de un jalón se llevaron primero a su hermano Salvador. Vieron de lejos que le echaron gas en los ojos y lo golpearon antes de subirlo a su vehículo.
Luego regresaron por Franco, a quien le vendaron los ojos, lo subieron a la camioneta y se fueron rumbo a la carretera. Una hora después, llegó el comisario de Zihuaquio con su vecino Sergio Villanueva a hacer una llamada, que hasta ese momento no sabían nada del incidente. Llegó otra vez el grupo de militares para detenerlos.
Benjamín Véjar destacó que el responsable del grupo de uniformados le reclamó enojado al comisario que no estuvo en la mañana para una diligencia en el pueblo, antes de llevárselo.
Por otro lado, Campos Ramírez detalló que lo detuvieron alrededor de las 3 de la tarde y lo soltaron después de las 6, porque era el comisario. En una casa abandonada en El Zapote, con el rostro cubierto, los golpearon a los cuatro y los amenazaron de muerte.
“Ahí nos preguntaban que les entregáramos unas armas, que nosotros pertenecíamos a una fuerza armada (delincuencia organizada), nosotros la verdad, como les contesté, si nosotros fuéramos de la fuerza armada, nunca nos íbamos a dejar que nos agarraran, si nosotros no huimos es porque no debemos nada. Nosotros no nos dedicamos a hacer maldades”.
Insistían en que les entregaran las armas, que sabían que un hermano suyo tenía armas en su casa y que tenía que acompañarlos a todos los domicilios para revisar las viviendas.
Recordó que los soldados decían que tenían a una persona que les estaba informado todo, pero les aclaró que aún cuando lo mataran, no tenía armas ni los acompañaría casa por casa a saquear los domicilios, porque no tenían una orden oficial de cateo, “y después de que se vayan ustedes, qué me va a decir la gente, me va a chingar”.
En alusión al Ejército, exigió que “el gobierno” se retire, porque a la gente de Los Linderos, El Ídolo y Zihuaquio, entre otros, “no les gustan los problemas, mucho menos con el gobierno. Yo también ando con miedo, no puedo andar mucho en la carretera, porque me daban patadas en la cabeza, me decía que me iban a matar”.
“Nosotros queremos que en lugar de que nos chinguen, nos den apoyo; (pero) en lugar de darnos apoyo, nos chingan; hay un amigo aquí que anda con una cuatrimoto al que los soldados pararon y le quitaron el vehículo porque dijeron que no traía los documentos y le quitaron 20 mil pesos”.
Concedió que las personas en la sierra tienen armas en sus casas para sentirse seguras y proteger a sus familias, pero no significa que pertenecen a un grupo armado.

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