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Liberan del arraigo al acusado de secuestrar a un empresario

Jorge Nava * Una persona secuestrada por agentes de la Policía Judicial del Estado (PJE), presuntamente relacionada con el secuestro del propietario de la perfumería Quinta Avenida y a petición del agente determinador de la Primera Agencia Investigadora del Ministerio Público y que estuvo arraigado durante 30 días, fue puesto en libertad al no encontrarse antecedentes que acreditaran su culpabilidad.

Ayer el juez noveno penal, Filomeno Vázquez Espinoza; el agente determinador del MP, Enrique Gil Mercado; los abogados del investigado, Julio César Hernández López, José Aguario Alvarez y José Isabel Aguario; además de los familiares de Hernández López, acudieron al condominio Puerto Escondido, número 7, fraccionamiento Villa Sol, en Renacimiento.

En ese lugar, donde también se encuentra arraigado por el robo de una joyería de la calle 5 de Mayo, el ex comandante Javier Villalobos Martínez, el juez Vázquez Espinoza dejó en libertad a Hernández López, al no acreditar el agente determinador del MP, Gil Mercado, la culpabilidad del secuestro del propietario de la perfumería Quinta Avenida, José Morales Urbina.

En sus palabras Hernández López relató al ser entrevistado por reporteros, que el 23 de diciembre llegaron dos agentes de la PJE a bordo de un Jetta, color rojo, a la concesionaria de vehículos Nauti Automotriz SA de CV, ubicada en Caleta, para preguntarle sobre dónde se encontraba el presunto secuestrado y su amigo Juan Pablo Catalán Zúñiga.

Agregó que vio que se retiraron los agentes, cuando al salir de su trabajo se lo llevaron a un lugar que desconoce, donde lo sometieron a torturas físicas y sicológicas para declararse culpable del secuestro de Morales Urbina.

En presencia de agentes de la PJE que los resguardaban en el domicilio donde también se encuentra Villalobos Martínez, Hernández López rodeado de sus abogados y su familia, recordó que le vendaron los ojos y recibió golpes en el cuerpo.

Matizó que le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza, le echaron agua por la nariz, para que les dijera a los agentes la ubicación del presunto secuestrado.

Dijo que pese a la tortura, él negó los cargos al manifestarles         “no sé de qué me hablan”.

Recordó que los agentes le dijeron que hablara porque tenían que sacar ese asunto por “órdenes de arriba”.

Describió que mientras le apretaban vendas que le colocaron en las muñecas de las manos y en los ojos, los agentes dijeron que por parte del gobierno ya había presión por esclarecer el secuestro de Morales Urbina.

Añadió que para no sufrir el dolor que le causaban y por las amenazas de desaparecerlo, aceptó lo que le dijeron los agentes.

Según el declarante, le explicaron que su amigo Juan Pablo Catalán Zuñiga fue quien lo invitó para que lo acompañara a un asunto al Kilómetro 21, donde presuntamente llevaban al secuestrado.

Por la presión ejercida en los ojos con las vendas, señaló que se le hincharon los párpados, además sentía dolor por los golpes recibidos.

Después de ello, declaró que fue llevado a la casa donde hasta ayer lo dejaron libre, pero aseguró que en ese lugar continuaron las presiones sicológicas de parte de personal que dijo ser de Inteligencia Militar y del licenciado Fernando Monreal –fiscal enviado por la Procuraduría para la investigación del robo a la joyería Pie Monte–.

Por su parte, uno de los abogados de Hernández López, Aguario Alvarez, señaló que dentro del proceso hubo irregularidades como que no se asentó que su cliente presentó lesiones por golpes y criticó la actuación del MP en la investigación de un caso del que saben que el presunto secuestrado no fue víctima de ese delito.

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