Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Juan Angulo Osorio

AL DIA

 ¿Rebrote guerrillero?

En su respuesta a ETA publicada ayer en La Jornada, el subcomandante Marcos dice que el EZLN no representa la lucha armada mexicana porque en el país “hay cuando menos 14 organizaciones político-militares de izquierda”. El dato viene a cuento, pues diversos hechos recientes vuelven a poner en la agenda política estatal el tema de un resurgimiento guerrillero en el estado, donde se sabe que operan al menos seis agrupamientos de ese talante.

Apenas el 5 de enero, agentes de la Policía Judicial del Estado detuvieron en la comunidad de Quesería, municipio de Coyuca de Catalán, al campesino de 42 años Camilo Pérez Hernández, y en Ciudad Altamirano a Baloy Vega Cruz, chofer de una combi de 52 años que fueron presentados como parte de la banda que el 31 de julio del año pasado secuestró al diputado federal priísta Héctor Pineda Velázquez en su rancho El Trébol. Luego que se tuvo acceso al expediente del caso, se supo que en su declaración ministerial los acusados dijeron que pertenecían al Ejército Popular Revolucionario (EPR), lo que luego negaron ante el juez aduciendo que se trató de una confesión arrancada bajo tortura.

El caso es que de nueva cuenta aparece vinculado en una acción de secuestro –“para el financiamiento de la causa revolucionaria”, dice el expediente judicial–, el grupo que se presentó por primera vez el 28 de junio de 1996, durante un acto público por el primer aniversario de la matanza de Aguas Blancas.

De entonces a la fecha esta organización ha tenido varias escisiones. Una de ellas es el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), que fue conocido apenas se disipó la pólvora que dejó la matanza de siete indígenas y cuatro mestizos –uno de éstos miembro precisamente de esa organización– en El Charco, municipio de Ayutla, ocurrida el 7 de junio de 1998.

Luego aparecieron –también como desprendimientos del EPR– las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP), el EPR-TDR (Tendencia Democrática Revolucionaria), y el Comando Justiciero 28 de Junio –que también operan en Guerrero–, más el Ejército Villista Revolucionario del Pueblo (EVRP).

Además, se presentó hace unos meses la Organización Revolucionaria 2 de Diciembre-Nueva Brigada de Ajusticiamiento, que no reconoce vínculos con la raíz del EPR.

Como se recordará, éste mismo informó en sus orígenes que había sido formado tras un acuerdo de varias organizaciones armadas, en gran media alrededor de lo que fue el Partido Revolucionario Obrero Clandestino (PROCUP) y el Partido de los Pobres.

Como se ve, ese agrupamiento se mantuvo apenas un par de años y en diversos comunicados hechos llegar a los medios, el EPR se ha referido a sus esciciones en términos muy duros, incluida la palabra traición, lo que da cuenta de la profundidad de la división.

Además del caso del secuestro del diputado priísta, otros acontecimientos han dado lugar a versiones del reactivamiento de la guerrilla. Por ejemplo, el alcalde de Atoyac Germán Adame pidió que en las líneas de investigación del asesinato del dirigente municipal del PRI Salvador Pino, ocurrida el pasado jueves en Cacalutla, no se deseche la probable participación de un comando guerrillero. En el mismo sentido se ubica la emboscada del martes en la sierra de Tepetixtla, donde murió un campesino y otro resultó herido tras ser atacados con armas de alto poder; y la ejecución el mismo día de un miembro de Inteligencia Militar en la sierra de Atoyac.

Y si se consideran versiones filtradas por el Cisen, habría que ubicar en este cuadro la fuga de los 14 reos del penal de Acapulco el viernes 29 de noviembre, pues entre los que escaparon estaba el presidente del Comité de Presos Políticos, Omar Guerrero quien estaba encarcelado acusado de secuestro y de ser del ERPI, donde sería conocido como el comandante Omar.

Desde estas fuentes se está divulgando que Omar Guerrero –o Ramiro Solís como también se le conocería– regresó a su pueblo en Tierra Caliente, y que esto explica la situación de alerta en aquella región donde se han establecido retenes del Ejército, la Policía Federal Preventiva y la Policía Judicial Federal con las policías estatales.

Y aunque Omar o Ramiro está señalado de ser del ERPI, y los secuestradores del diputado Pineda son presentados como del EPR, el secretario de Gobierno Marcelino Miranda Añorve dice que la movilización militar y policiaca mencionada es parte de la persecución contra los plagiarios.

Ayer mismo en Casa Guerrero tuvo lugar una reunión de alto nivel entre las autoridades civiles, policiacas y militares del estado y el CISEN. Es su obligación constitucional y legal garantizar la seguridad de todos los guerrerenses. Pero igualmente deben hacerlo con apego a la Constitución y a las leyes. Una nueva guerra sucia en Guerrero se revertirá más temprano que tarde contra sus ejecutores.

Lula, un parteaguas

Seguimos con la reproducción del artículo de Lorenzo Meyer sobre el nuevo presidente de Brasil, publicado el jueves pasado en Reforma:

“La clase gobernante original de América Latina surgió en buena medida de las propias elites criollas –Simón Bolívar, Miguel Hidalgo, José de San Martín, Bernardo O’Higgins son ejemplos claros. Con el paso del tiempo y de los conflictos, los círculos del poder se tuvieron que abrir a las heterogéneas y ambiciosas clases medias. Un buen ejemplo de este proceso se tiene en Chile. Por la Presiencia y hasta 1920, desfilaron apellidos de la clase oligárquica: Portales, Ovalle, Bulnes, Montt, etcétera; luego vendría la clase media: Alessandri, Ibáñez, Frei, Allende, hasta llegar a la actualidad. Sin embargo, en toda la región apenas si se han dado casos de presidentes de extracción popular. Benitos Juárez no hay muchos. El Presidente indígena de México fue excepcional, pero su política, aunque digna de admiracióin en muchos aspectos, nunca tuvo como objetivo promover los intereses de las clases o grupos de los que él provenía, más bien ocurrió lo opuesto.

“En la historia latinoamericana el caso de Luis Inácio Lula da Silva es un fenómeno enteramente nuevo, un parteaguas. No sólo es Lula un presidente de origen proletario –lo que explica y justifica su escasa educación formal–, sino que está abiertamente identificado con los intereses de las clases populares, y es precisamente esa combinación lo que le dio la autoridad moral, la credibilidad, para sostener su plataforma política progresista y la que finalmente le llevó al triunfo. Se trata de un auténtico self made man, proveniente del Brasil profundo, que de limpiabotas que migró del campo a la ciudad se transformó en obrero metalúrgico, en líder sindicalista y en organizador de un gran partido político. De enemigo abierto, activo, de la dictadura militar, Lula pasó a ser la alternativa en una democracia sin suficiente contenido social”.

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