Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Anituy Rebolledo Ayerdi

Cómo han pasado los años (XXXI)

“¡Déles duro a esos pinches mitoteros cagatinta, mi general!”: Porfirio Díaz,
a su secretario de Guerra, general Bernardo Reyes (10 de marzo de 1900)

Los alcaldes del tostón

Alcaldes de dos años: Antonio del Valle Garzón, ayutleco (1949-1950); Ismael Valverde, tecpaneco (1951-52); Donato Miranda Fonseca, chilapeño (1953-54); Efrén Villalvazo Alarcón, chilpancingueño (1955); Luis Martínez Cabañas. campechano (1956, sustituye a Villalvazo por licencia). Alcaldes de tres años: Mario Romero Lopetegui, ometepequense (1957-1959); El bello nido, cantado por José Agustín Ramírez, ha dado hasta hoy seis alcaldes acapulqueños.
A propósito de Miranda Fonseca. Se dijo, cuando usurpó la presidencia municipal de Acapulco, que era enviado por el secretario del Trabajo, Adolfo López Mateos, para trabajar en Guerrero a favor de su candidatura a la presidencia de la República. Logrado tal propósito, el chilapeño ocupará en el gabinete de ALM una posición creada especialmente para él: la secretaría de la Presidencia de la República. El paisano logrará muy pronto absorber casi todas las facultades del poder ejecutivo, abandonadas irresponsablemente por el titular. Se ganará entonces la enemistad e incluso el repudio de la clase política de la entidad, del gabinete y todo su entorno, particularmente por su celo para controlar el gasto público “Arrogante cuentachiles”, lo llamarán su pares. Por su parte, el periodista acapulqueño Jorge Joseph, alcalde de Acapulco defenestrado por Donato, apenas cumplido un año de ejercicio, lo llamará El Ministro del Odio. Un libro con ese título crucificará al de Chilapa.

Guerra, Guerra vs Lucifer

A partir de 1950 el gobierno y la Iglesia se olvidan de antiguas diferencias originadas por la Guerra Cristera y se unen para declarar nuevas batallas. Estas “contra los males de la sociedad, la indecencia social y la degradación moral del pueblo”. Las armas más a la mano para el combate serán la represión y la censura. Ellos, gobierno e iglesia, ordenarán finalmente lo que el mexicano debe leer, ver y escuchar.
Se censura entonces a las publicaciones “difusoras de la degeneración moral” y ente ellas las revistas Ja-Ja, Vea, Policía, Nota Roja, Chiquita, Chamaco y Pepín. Las historias de estas dos últimas revistillas se convertirán, frente a la siempre omisa SEP, en poderosos acicates para que miles de mexicanos accedan al abecedario. Gracias a ello las tiradas de ambas, particularmente del Pepín, alcanzarán las más altas cifras alcanzadas en la historia editorial de México.

Espaldas mojadas

Las películas que no debían verse eran las que hablaran mal del gobierno, mostraran desnudos o sugirieran actos sexuales. Un caso particular será la película mexicana Espaldas mojadas (Martha Valdés, David Silva, Víctor Parra y Óscar Pulido). La cinta narra las experiencias de mexicanos cruzando a nado el río Bravo en pos del “sueño americano”. Fue retirada de las salas en 1950 por contener, según la censura oficial, “escenas ofensivas para los Estados Unidos”. Y quizás la siguiente fue una de ellas:
Un grupo de braceros que no han logrado contratarse en los campos agrícolas del otro lado, por carecer de documentos, cruzan de vuelta el río Grande. Recalan a la cantina cuyo propietario es el enganchador José Elías Moreno, quien negocia en ese momento con el capataz pocho Frank Mendoza (Víctor Parra). David Silva se le enfrenta para cobrarse las humillaciones recibidas del cruel sujeto. Se trenzan a trompadas con el triunfo del mexicano.
Será entonces cuando el resto de los espaldas mojadas carguen al vencido para lanzarlo al río Bravo. Lo que pretendió ser un aleccionador chapuzón terminará en tragedia. La patrulla fronteriza lanza sus reflectores contra Frank y creyéndolo un mojado mexicano lo ametrallan cuando apenas ha dado las primeras brazadas. Los mexicanos se muestran, no obstante, apesadumbrados lanzando insultos a los asesinos. Luego anuncia volver a cultivar sus tierritas y nunca más darle la espalda de este México lindo y querido. El único que anuncia que continuará a la Florida , donde lo esperan lindas gringuitas, es Óscar Pulido, solo para cambiar inmediatamente de opinión: ¡“qué caray, mejor me voy para Acapulco”!

Pueblo olvidado

El estúpido acto de censura hará recordar uno similar ocurrido cinco años atrás. Habría sido ordenado por la señora doña Soledad Orozco de Ávila Camacho, esposa del presidente de la República y rectora de la moral pública mexicana. “Muy brava, muy brava, decía la gente, pero nunca se ha atrevido a “moñar” ninguna de las amantes de su goloso marido: dos con hijos que ella no pudo darle”.

La Diana Cazadora

Cumpliendo órdenes de doña Chole, guardias presidencias secuestran del cine donde se exhibía el documental estadunidense The forgotten village (Pueblo olvidado), con textos de John Steinbeck. Un estudio etnográfico sobre una localidad rural del sureste mexicano, con escenas cotidianas de su gente y entre ellas el parto de una indígena. Esto último escandaliza a la primera dama calificando la escena como “una ofensa grave al pueblo mexicano”. La misma dama ordenará el retiro de la Diana Cazadora, por impúdica. Se colocará nuevamente en la vía pública hasta que el escultor Olaguíbel le ponga un calzón de acero. Se dice que en tal operación la escultura sufrirá daños severos, obligando al creador a vaciar una nueva.

Censura implacable

Volviendo a los 50. La Dirección Federal de Gobernación suspende la emisión del teleteatro con la obra Yerma, de Federico García Lorca. ¿Motivo? La esposa del director de Gobernación se lo pide escandalizada porque se trata de una obra “cochina”. El marido, tan persignado como la mujer, asiste personalmente al famoso cabaret Leda, en la colonia de los Doctores. Ha querido comprobar personalmente la “grave ofensa a la sociedad metropolitana” por parte de un asqueroso maricón, un tal Zavala que canta y baila disfrazado de mujer“. ¡Esto es demasiado, Dios mío!, pues en ¿qué país vivimos?, clama indignado el funcionario para ordenar el cierre inmediato y definitivo del lugar. Rechazará más tarde las solicitudes de perdón y reapertura por parte de cliente asiduos al lugar, entre ellos Diego Rivera, Silverio Pérez, David Alfaro Siqueiros y Julio Bracho.

Estatuas de carne

Violando decálogos y catecismos, en los 50 se exhibirán en el teatro los primeros ¡desnudos femeninos totales! Verriondos y onanistas alcanzaban el cielo cuando presenciaban a mujeres como Dios las trajo al mundo. No les importaba que tales mujeres desnudas estuvieran en calidad de estatuas del Paseo de la Reforma. ”Qué buenas están, mamacitas, lástima que no se muevan ni un milímetro, era un comentario general. Y es que, en efecto, la autoridad permitía tan mundano espectáculo “artístico”, a condición de un absoluto estatismo por parte de las damas. Fueron estatuas de carne Kitty de Hoyos, Aida Araceli, Ana Luisa Peluffo, Columba Domínguez y Amanda del Llano.
–Ya después se moverán, era un consuelo.

Lara, fuera de la ley

El Congreso de Mujeres Mexicanas contra la Prostitución declara fuera de la ley a Agustín Lara. Lo acusan de enajenante y prostibulario porque los contenidos eróticos de sus canciones inducen a las mujeres a la prostitución. Dos ejemplos: Vende caro tu amor, aventurera y Te vendes, quien pudiera comprarte. Se suman a esta declaración la Secretaría de Educación y las muchas organizaciones católicas que claman: “¡cruz, cruz… que se vaya el diablo y venga Jesús!”. Entre ellas la Liga de la Decencia, la Legión Mexicana de la Decencia, la Acción Católica Mexicana, la Asociación para Rescatar a México de la Perdición y el Congreso Nacional para la Moralización.
El Arzobispo Primado de México (1937-1956), Luis María Martínez, hoy en proceso de canonización por sus altos méritos en la reconciliación entre el Estado mexicano y la Iglesia católica, rota a raíz de la Guerra Cristera. El cura michoacano consideraba que “la identidad del mexicano está sustancial e históricamente vinculada con el catolicismo”. Y bajo esa premisa suscribe, con los diversos grupos moralizantes del país, un decálogo de observancia obligatoria para todos los habitantes de este país.
1) Resulta peligroso el trato con personas de distinto sexo. 2) La mujer debe vestir decorosamente, particularmente en las playas. (Las turistas se bañaban en Caleta con fondo o camisón y, según las edades, aquello resultaba más excitante cuando las ropas reveladoras se pegaban al cuerpo). 3) Deben evitarse los vestidos cortos, sin mangas, ceñidos al cuerpo, escotados y transparentes. 4) Las damas no deben usar el doble sentido y tampoco contar chistes indecorosos. 5) Es pecado para los caballeros hojear revistas con imágenes provocativas. 6) Es inmoral bailar de “cachetito”. 7) No deben escucharse temas inmorales por la radio. 8) Las jovencitas deben salir a pasear solo en compañía de mayores. 9) No se debe asistir a evento donde se exhiban pinturas y esculturas de desnudos. 10) No asistir a espectáculos licenciosos y tampoco ver películas con temas sexuales.
(Texto a disposición del candidato a la alcaldía que desee incorporarlo a su Bando de Policía y buen Gobierno) No hay duda de que habrá alguien a quien le parezca leve.

Tres Marías

Monseñor María Martínez sonreía cuando alguien decía que México había sido agraciado con Tres Marías, las otras dos eran María Conesa y María Félix.

Los precios

Afirman los economistas que 1950-51 fueron los años con la mayor baja del poder adquisitivo de los tiempos modernos. Fijado el salario mínimo en pesos, algunos productos de la canasta básica alcanzaron los precios siguientes:
Carne de res, $2.50 kg; cerdo, $5.30 kg; aceite, $2.70 litro; arroz, $1.40 kg; azúcar de primera, $1.00 kg; segunda, $0.80 kg; frijol negro, $0.70 kg; bayo, $1.20 kg; chile ancho, $1.40, kg; mulato, $6.40 kg; pasilla, $3.50 kg; jitomate, $1.29 kg; cebolla, $0.60 kg; manteca de cerdo, $4.80 kg; papa amarilla, $0.90 kg; café caracolillo, $9.50 kg; café planchuela, $8.50 kg; panocha, $0.80 kg; queso fresco, $3.80 kg; jabón corriente para lavar, $2.20 kg; gasolina, $0.30 litro; petróleo, $ 0.10 litro.
¡Merecido se lo tenían aquellos mexicanos por no exigir las Reformas Estructurales!

El León de Judá

El emperador de Etiopía Haile Selassie visita México en junio de 1954, invitado por el presidente Adolfo Ruiz Cortines. El monarca descendiente de la reina de Saba y el rey Salomón, ha querido agradecer personalmente el gesto de México al condenar la invasión de Italia a su país. “En Etiopía, dijo, empleamos la palabra hermano para referirnos a México y es que no podemos olvidar su fraternal y viril actuación en defensa de los derechos de nuestro país. El llamado rey de Judá cubrió en la ciudad de México una semana de intensas actividades.
De todas, la más placentera será sin duda la visita a la Casa de la Bandida, el lupanar más famoso y exclusivo de México. Lo atiende La Bandida en persona, apodo de Graciela Olmos, la célebre compositora del corrido El Siete Leguas. Ella misma comisiona a su mejor ejemplar llamado Estrella, ni más ni menos, con la recomendación de no hacer quedar mal a la mujer mexicana en tan delicada misión. “La Seño” atiende la orden de guardar rigurosamente la identidad del personaje, ubicarlo quizás como un “rico ganadero de la Costa Chica”.
Lo contó Graciela Olmos al acapulqueño Eduardo Muñúzuri, para su libro Memorias de La Bandida.
Al día siguiente de aquel batumbio, a la hora de la comida le pregunté a Estrellita cómo le había ido con aquel cliente especial.
–¡Ay, seño, qué pinche viejo tan feo y peludo! ¡Cómo apestaba a ajos, el cabrón! Una cosa sí le digo, seño, ¡al viejo cenizo le encanta el bacalao!
–¡Pendeja, te tiraste al rey de Judá!
–¡Gulp!

 

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