Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Renato Ravelo Lecuona

Romper los silencios a mentadas

Desde que el puñado de 62 o más imbéciles senadores se negaron unánimemente a reconocer los acuerdos de San Andrés y la propuesta de ley de la Cocopa que salió de ellos, se cerró una vía nacional al diálogo; esa hora nacional arduamente trabajada, en varios años de negociaciones y análisis, con altas esperanzas y múltiples consensos, quedó frustrada.

Después de ese esfuerzo realmente nacional, despóticamente anulado desde el poder senatorial, ninguna otra negociación será posible mientras sigan esos imbéciles en la Cámara. Ya nadie le garantiza al pueblo que lo que acuerde en mesas de negociación se respete. No tiene ya sentido ninguna negociación pues el Estado no garantiza otra cosa que los intereses del capital. Esa es su divisa, su única y fiel fidelidad felina que asecha ahora tras los Montes Azules, como revela el diputado Félix Castellanos en su denuncia del viernes en estas páginas.

La “reserva de la biosfera” según el Estado está amenazada por los parias del campo que buscan su sobreviviencia elemental, aunque saben de una agricultura no ecodegradante como la yanqui, pero los medios hacen creer que la amenaza viene de ellos, no de las grandes inversiones turísticas internacionales que están en marcha. Y por delante del capital está el Estado mexicano, desalojando a los parias para garantía de las inversiones de capital: les abrirá caminos de sangre para que puedan libremente apropiarse de esa reserva. Esto no está a discusión, es un designio del Plan Puebla Panamá y toda la política zedillista-foxista.

El EZLN ha dicho: “Hemos hablado con los representantes de esos poblados zapatistas (bajo amenaza de desalojo) y con las autoridades de los municipios autónomos que les corresponden. Ellos nos han comunicado su decisión de mantenerse ahí, aún a costa de su propia vida, mientras no se solucionen las demandas zapatistas. Nosotros les hemos respondido que los apoyamos totalmente.

“Así que es bueno que lo sepan todos y con tiempo: en el caso de los pueblos zapatistas no habrá desalojo pacífico”.

En estos términos está la cuestión. Los acuerdos del capital y el Estado mexicano no se detienen. Habrá violencia y cuando menos resistencia al estilo de Salvador Atenco, o Tepoztlán, Morelos. La paz está nuevamente no sólo amenazada sino anunciada la guerra.

La paz, o los diálogos que hagan posible las negociaciones sensatas de paz, en nuestros días se abren paso con violencia, con plantones o a mentadas. Por cierto, la expresiones de Marcos sobre Aznar, el rey Felipe, el juez Garzón y demás prominentes personajes españoles, fue algo menos que una mentada mexicana. Cuando lanzamos una mentada, sabemos que puede ser un desafío grave, en ocasiones mortal, y la lanzamos descalificando completamente al contrario, como reto, hasta donde dé, como vía inevitable de poner fin a un conflicto. Lo que dijo Marcos fue menos que eso, pero no parece haber otro procedimiento para que las cuestiones de fondo se ventilen pública y francamente.

Los Estados le hacen el vacío mediático a lo que no quieren negociar y alcanzan sus objetivos con la complicidad del silencio y la negociación o represión ocultas. Esto sucede con la autonomía vasca. La semimentada sirvió para que se convocara a la discusión abierta de los derechos del pueblo vasco. Bienvenida la eficacia de la semimentada ante los Estados manipuladores de los intereses del capital que no parecen entender otro lenguaje. Ni modo, tendremos que rebajarnos a tratarlos como lo piden. El bello y humanísimo lenguaje indígena no los conmueve.

Veamos por ejemplo al digno compañero Félix Castellanos. Desde junio de 2002 recibió, como presidente de la comisión responsable del asunto en la Cámara de Diputados, la propuesta de hacer una visita de inspección ante la amenaza anunciada de desalojo. Tal Comisión acordó pedir la información antes de ir.

Lentitud y tortuguismo burocrático del Poder Ejecutivo fue la primera respuesta. Luego se entera que ya hay una mesa de negociación Semarnap, SRA, gobierno de Salazar, etc., planeando el desalojo; esta les indica reiteradas veces a los diputados que “no hay condiciones políticas propicias” para su visita. Estamos en enero de 2003 y todavía siguen esperando que existan tales condiciones, según esto, respetando la soberanía del estado de Chiapas ¡para una simple inspección ocular! Ni siquiera Luis H. Alvarez acepta que el EZLN le vete la entrada a sus municipios autónomos pues se declara libre de transitar en cualquier parte según la ley, pero el digno y concertador compañero Félix, sigue esperando la atenta invitación para ser testigo de un futuro crimen de lesa pobreza y dignidad, cuando los tambores de guerra ya están sonando. Y cada día menos condiciones políticas propicias habrá para que la soberanía del Poder Legislativo pueda ejercerse y trate de evitar la violencia que dice temer ante la estrategia del Estado mexicano-capital-PPP y la “dura” determinación de los zapatistas. ¡Que fina y correcta es esa comisión legislativa!, pero quedará o quedó ya fuera de la jugada, eso sí, elegantemente.

Con el simple símbolo de los machetes y sus manifestaciones desafiantes, dramatizadas, casi en forma de farsa rebelde, los ejidatarios de Salvador Atenco, llamaron la atención de los medios, pararon su desalojo con su determinación al sacrificio, lejos de toda farsa, y evitaron ser sepultados socialmente por un aeropuerto internacional, en plena zona metropolitana y en plena “modernidad”. Ese es el signo de los tiempos, el uso mediático de los símbolos, con ingenio e iniciativa popular, casi a mentadas, porque el sistema político mexicano así lo exige. La amenaza y disposición de las agrupaciones nacionales de campesinos de parar los trailers en la frontera norte y hacer múltiples plantones en todo el país, sentó a negociar a los secretarios de Agricultura y Economía, cuando Fox ya había echado su bendición a los agricultores mexicanos: “no es dable perder lo más por lo menos”, dijo refiriéndose al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que exigen las agrupaciones campesinas sea revisado. Parece que las negociaciones están ya acordadas, esperemos que no sean como las de San Andrés, aunque pueden prosperar pues es cuestión de cuotas, pesos y centavos, no de derechos fundamentales, tampoco de cancelar como debiera, ese tratado leonino.

Perder lo más será la estabilidad de México, y lo menos, las imposiciones depredadoras del capital sobre el mercado mexicano. O se renegocia lo que el gobierno priísta pactó y el panista aplaudió y ejecuta ahora, o se acaba la poca estabilidad de este México cada vez más bronco.

La gran cantidad de protestas y sucesos como el linchamiento de delincuentes por parte de la población, son síntomas cada vez más frecuentes de la desesperación popular y de la ausencia de un proyecto nacional que reoriente las cosas en beneficio del pueblo y en defensa de la economía nacional ante la ofensiva depredadora de la globalización a la que nos someten el priísmo y el panismo, y ante un perredismo que sólo parece aprendiz de partido de Estado.

Por fortuna, la sociedad civil organizada de muchas maneras, está jugando ya un papel central.

El EZLN está en una nueva encrucijada de violencia por su resistencia al PPP, que coincide ahora con una movilización campesina nacional opuesta al TLCAN y está “imaginada” una huelga nacional de universitarios para febrero, contra la reducción del gasto público en educación. El horno se va calentando. Todo confluye en contra de la política globalmente depredadora del capital que dejó sumidos en la pobreza a los argentinos y tiene en crisis a los venezolanos, con la deuda mundial con el capital que empobrece a cientos de millones de terrícolas. Es hora de pensar en mas respuestas novedosas como las que se han mencionado. Los intereses del capital y los Estados no entienden lenguajes finos por lo visto.

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