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Jesús Vargas Vargas

La guerra sucia no pasará

En una contienda electoral los equipos de campaña definen las propuestas y estrategias con las que se proponen generar simpatías entre los votantes que se conviertan en votos para lograr la victoria.

Cuando un candidato logra captar más la atención de los votantes por las propuestas que hace para mejorar la situación de la sociedad, por encima de las propuestas que hace su competidor éste comienza a quedarse atrás empezando a sentir fuertes dificultades para competir en el terreno de las propuestas. Es entonces cuando aparece la guerra sucia.

En el ámbito electoral la guerra sucia son las acciones a las que desde la clandestinidad y de manera abierta recurren los candidatos que no pueden competir en el terreno de las propuestas, contra las más sólidas y llamativas propuestas del candidato que lleva la delantera.

Con guerra sucia el candidato cuyas propuestas no cuajan en el ánimo de los ciudadanos, trata de desviar la atención de los ciudadanos hacia las propuestas del candidato más aceptado por los votantes para que deje de ganar más aceptación en este terreno y se detenga su avance.

Para llamar la atención y desviar la de los ciudadanos, los candidatos cuya propuesta está siendo rebasada usan información negativa sobre el candidato que lleva la delantera, pero no para impactar en su imagen sino para producir en la mente de los potenciales electores una percepción distorsionada de lo que está pasando en la contienda electoral; es decir la guerra sucia tiene, perversamente, como blanco más que el candidato fuerte, la percepción de los ciudadanos.

Usualmente el candidato que ha sido más aceptado por los votantes tiene una imagen sólida, goza de mayor credibilidad y tiene mayor capacidad de convencimiento, por ello al equipo del candidato que va atrás no le queda otra que golpear a algunos de los colaboradores del candidato más aceptado.

Este esquema es el que nos proporcionan los politólogos y expertos en procesos electorales, derivado de la observación de numerosas contiendas, y es lo que estamos observando en el actual proceso electoral en Guerrero.

Zeferino Torreblanca Galindo arrancó la contienda con bastante ventaja, tanto en propuesta como en personalidad para ejercer el cargo de gobernador del estado, sobre sus competidores, por ello desde el inicio desde el frente de sus opositores se le fueron encima con acciones de guerra sucia.

Recordemos que a Zeferino desde muy temprano, erróneamente desde el PRI se le fueron encima con el argumento de que no era de Guerrero, el delegado Islas se regocijaba repartiendo y exhibiendo su acta de nacimiento; Vicario y los más excelsos priístas le entraron con particular entusiasmo al llamando a los ciudadanos a rechazar a Zeferino que porque no era de Guerrero.

Luego fueron panfletos, después inventando que Zeferino estaba en contra de que llegaran más recursos a Guerrero del presupuesto federal, y se la siguieron mintiendo que Zeferino iba a desaparecer el programa Pensión Guerrero y el programa de fertilizante, a liberar el transporte y a despedir burócratas. Todo mentira y como dijera nuestro Peje presidenciable “no le han quitado ni una pluma a nuestro gallo”.

Por el lado de las propuestas, el candidato Astudillo ha planteado “compromisos” que hasta los niños ya no creen que puedan ser realizables, a la sociedad le ha quedado claro que decir que se es el candidato más comprometido es un discurso de manipulación porque todos los candidatos del PRI han dicho lo mismo y Guerrero sigue en la pobreza generalizada más allá de la Costera de Acapulco y la zona Diamante; en tanto que Zeferino sigue avanzando en la concientización de la población haciendo una propuesta sencilla pero contundente y sobre todo que la población entiende que es la de la necesidad de cambiar la forma priísta de gobernar por una forma honesta, eficiente, democrática y de alta participación ciudadana para poder hacer verdaderamente realizable cualquier acción en los campos del desarrollo.

Como la propuesta del candidato de la coalición Todos por Guerrero no ha cuajado frente a la clara y contundente propuesta de Zeferino, para competir ha tenido que recurrir a la guerra sucia, y como no han logrado hacer decaer la figura de Zeferino ahora atacan a Félix Salgado Macedonio con las calcomanías de la semana pasada.

Todo está claro: los integrantes de la coalición Todos por Guerrero saben que van perdiendo en las encuestas y en la aceptación de la sociedad. Lo corrobora la guerra sucia que en contra de Zeferino ha instrumentado, quieren distraer a la sociedad y disminuir el interés de los ciudadanos por la contienda electoral y por ir a las urnas el 6 de febrero.

Sabemos que durante enero los estrategas del PRI echarán toda la carne al asador, le meterán toda la guerra sucia posible, sin embargo todo lo refutaremos contundentemente, además de que políticamente los guerrerenses ya tenemos la madurez suficiente para entender este tipo de juego sucio y sabemos que no puede provenir más que de los priístas, y eso no lo entienden el PRI y sus estrategas. Es hora de que piensen en irse con dignidad no tirando basura a la sociedad de la que tanto se han servido. Eleven el nivel de la contienda, porque su guerra sucia no pasará.

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