Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Piden más apoyo del INAH y del gobierno estatal para la zona arqueológica Indeco

* Sólo una vez al año se trabaja en el área chilpancinguense de origen olmeca que cuenta con un presupuesto anual de 50 mil pesos

Héctor Manuel Rodríguez  

Los avances que se han tenido en materia de restauración en el proyecto arqueológico Indeco en Chilpancingo son apenas visibles ya que no se cuenta con el personal ni el apoyo suficiente para incrementar labores, señaló el arqueólogo del INAH, Miguel Pérez Negrete, actual jefe de campo de este proyecto que se lleva a cabo en la zona habitacional del mismo nombre de Chilpancingo.

Entrevistado en el lugar de los trabajos –enclavado en la colonia Indeco que está rumbo a la salida a Tixtla–, Pérez Negrete explicó que el sitio arqueológico pudo haber sido inicialmente un énclave de la cultura olmeca, ya que han sido detectados algunos utensilios que caracterizan a esa cultura, aunque posteriormente se tiene comprobada la llegada de  grupos de filiación tolteca y náhuatl.

La creación de este centro habitacional había sido alrededor del año mil, A.C. señaló Pérez Negrete y agregó que la estructura piramidal pertenecería al año 800 de nuestra era.

Dicha estructura fue construida con piedra caliza de una relativa resistencia y bien pudo haber fungido como recinto para algunos miembros de las clases altas, ya que las viviendas de las clases menos favorecidas fueron hechas de tierra y barro, como lo han comprobado las excavaciones.

Indicó que la base principal sobre la que reposan los demás niveles de la piramide mide aproximadamente 50 por 50 metros y un aproximado de 10 metros de altura que ya en conjunto con los demás niveles se aproxima a los más de 20 metros de altura.

Poco apoyo de instituciones y gobiernos

El arqueólogo reconoció que la delegación del INAH en Guerrero ha ofrecido su apoyo haciendo gestiones para financiar el proyecto.

Por parte del gobierno estatal, sólo se contó con su apoyo al comienzo de los trabajos, cuando en 1982 se descubrió por casualidad la zona cuando algunas máquinas realizaban trabajos para fraccionar ese lote.

El apoyo del gobierno estatal consistió en indemnizar a las personas que ya contaban en dicho terreno con algunas construcciones sencillas, reubicarlos en otras zonas y convencerlas de la importancia histórica que tiene la zona arqueológica que abarca una cuadra completa.

Actualmente el proyecto opera apenas con lo que el INAH Guerrero les asigna y algo de apoyo económico o de mano de trabajo que se logra gestionar a través del Patronato Pro Conservación de la zona arqueológica Indeco.

En este sentido Jesús Martínez Hernández, presidente de ese patronato, mencionó que se ha trabajado con calidad a pesar de la falta de recursos humanos no sólo para la restauración de la zona, sino del mantenimiento y cuidado de la misma, pues –abundó– sólo se trabaja una vez al año en noviembre y diciembre y el resto del año sólo se mantiene la vigilancia a cargo de los vecinos que son miembros del patronato.

Sólo cuatro personas trabajan en el proyecto

Sólo cuatro personas están trabajando en este proyecto de restauración a cargo de Elizabeth Jiménez, arqueóloga del INAH Guerrero quien coordina la labor que estan haciendo Miguel Pérez Negrete como jefe de campo; Claudia Sánchez Gándara, Laura Lazcano y Hans Martz de la Vega en la labor de restauración.

Miguel Pérez Negrete, quien asumirá el próximo mes de enero la dirección de este proyecto, comentó que lo que se está haciendo es un trabajo de restauración preventiva que evite el deterioro de las partes de esta pirámide que ya han sido exploradas, pero que se trabajará a la par de nuevos trabajos de exploración pues hasta ahora sólo se ha explorado un diez por ciento de los vestigios.

Indicó que anualmente el proyecto recibe un presupuesto del INAH de 50 mil pesos, con los que se ha contratado un equipo de 11 trabajadores durante un mes, algo de material para restaurar y trabajos de exploración.

Precisamente en el trabajo de exploración es donde se lleva el mayor tiempo ya que se trabaja de forma manual y se tiene que ir registrando paso a paso en un informe las labores que se realizaron.

Algo que preocupa a los arquéologos son las inclemencias del tiempo, ya que la lluvia daña los muros y afloja la tierra por lo que pueden ocurrir pequeños deslaves ya que está completamente a la intemperie.

Pérez Negrete estimó que para que el proyecto pudiera avanzar con mayor rapidez sería necesario la asignación de al menos 100 mil pesos anuales y así redoblar la plantilla laboral y los materiales requeridos para la restauración, pero lamentó que precisamente cuando el país pasa por momentos difíciles es el ramo de la cultura y preservación de los patromonios históricos los que se ven más afectados.

Independientemente del presupuesto se tiene estimado que esta pequeña zona arqueológica abra sus puertas al público en el año 2010 y se cuente también con un museo comunitario para que se exhiban la mayor parte de objetos que han sido encontrados en ella y que están en posesión de algunos vecinos que han mostrado disposición para donarlas.

El INAH Guerrero cuenta actualmente con la información de la existencia en Chilpancingo de unas 57 zonas arqueológicas donde se han encontrado desde concentraciones de cerámica hasta pequeñas estructuras.

468 ad