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Refrenda el poeta Jesús Bartolo su vocación por salvaguardar la memoria de Atoyac

*Su más reciente obra, Una vaca tengo, aborda los recuerdos de la panadería que existió en su hogar por más de 70 años, de la que surge la evocación poética

Óscar Ricardo Muñoz Cano

“Yo siempre he creído que un poema, una serie de poemas, tiene que contar algo”, explicó el escritor Jesús Bartolo López quien con su más reciente libro Una vaca tengo (Los 400, 2014) refrenda su vocación por salvaguardar los recuerdos, la memoria colectiva de lugares y tiempos en los que uno vive.
En entrevista telefónica desde el Estado de México, abundó que el texto “versa sobre una vaca que es tomada como pretexto para hablar de una panadería que existió en mi casa por más de 70 años, lugar donde por muchas mañanas, muchas tardes vimos y vivimos todo el proceso de hacer el pan, los olores, los sabores y todos los recuerdos que llevan consigo”.
Además, dijo, “la vaca funciona como vehículo para llevar al lector más allá de la panadería, también alrededor del pueblo en sí”, y que es Atoyac, donde el creador nació.
“Es viajar a la entraña de uno mismo también, la vaca además de recordarme a ese animal entrañable me lleva a donde mi abuela, mi madre, a las personas que trabajaron en la panadería porque en sí la vaca podría ser cualquiera de los personajes que hay en el libro”.
“Lo que me impulsa, en este como en otros casos”, explicó sobre la escritura de Una vaca tengo, “es el gusto, el poder siempre decir algo y a veces no callarse algunas cosas, intentar dejar un vestigio de nuestro tiempo e ir salvando cosas que se van olvidando en la memoria colectiva. Yo siempre he tratado de que mis poemas cuentan alguna historia y sean la base de la estructura del poema, y a partir de ahí es como escribir narrando…”. Agregó que el libro es producto del trabajo de muchos años; “lo tuve en mi cabeza entre 10 o 15 años, y el proceso de escritura me llevó menos de un mes. Posteriormente dejé pasar como unos siete años más para que viera la luz”.
En ese sentido, Jesús Bartolo recordó que antes de que la editorial Los 400 se fijara en el texto, “éste lo mandé a un concurso a Mérida (Yucatán), donde obtuvo el Premio Nacional de Poesía Mérida en 2012”.
Y si bien, el premio incluía la edición del libro esto no pudo ser, lamentó, por cambios en el gobierno de aquella entidad. “Afortunadamente a alguien le interesó y lo publicó con ayuda del financiamiento del ayuntamiento de Tecámac (Edomex)”, puntualizó.
Jesús Bartolo López es maestro de profesión y actualmente supervisor de zona; respecto a su trabajo literario reveló que “este año ha sido muy fructífero pues he trabajado en siete libros, tanto de poesía como uno de literatura y la educación física”.
Después de todo, concluyó “esto (escribir poesía) es como un maratón: hay que ser constante hasta que se termine la carrera y en este caso cuando uno se siente a gusto con las cosas que hace la carrera es hasta morir, hasta no poder articular una palabra”.

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