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Tocar jazz es un acto de libertad creativa, dice el músico Eugenio Toussaint

 Redacción  

Eugenio Toussaint, con más de 30 años en el mundo del jazz en México ha destacado por su trabajo como pianista y compositor de piezas de música clásica y jazz.

Sin la solemnidad que uno podría imaginar de un músico de jazz que ha tenido el reconocimiento de intérpretes de este género en el mundo, Eugenio Toussaint habló del panorama del jazz en nuestro país en entrevista para El Sur.

Habló de los festivales de jazz y del público mexicano, el cual está muy acostumbrado a recibir gratis este tipo de eventos. Así que cuando se presentan eventos de calidad en los que se cobra es el momento en que surgen la falta de apoyo por parte del público.

Toussaint recordó la forma en la que el jazz ha transitado por intérvalos de difusión y creación. Por ejemplo, cuando existe un apoyo constante a estos eventos para después caer en una especie de letargo en el surgimiento de nuevas propuestas.

Es ese el punto que debe atenderse en el jazz, la consistencia de quienes dan vida a nuevas propuestas, y con trabajo continuo habrá mayores oportunidades de abrir más espacios aún, dijo.

Contrario a lo que señalan algunos músicos de jazz de que este género está menospreciado en el país, Toussaint acotó que el adjetivo no se puede aplicar del todo y que una constante de los músicos de éste género es quejarse demasiado.

Por tanto, Toussaint confía en que el desarrollo del jazz se va a dar en la medida en que los músicos vayan provocando otro tipo de reacciones ante la inciativa privada o ante otros grupos.

Sin embargo, apuntó que es difícil ser constantes en esta carrera del jazz debido a que para los músicos el sólo vivir de ello no es del todo sostenible, por eso tienen que recurrir a hacer otro tipo de actividades dentro de la música como colaborar con artistas de otros géneros.

Otro punto débil del músico de jazz mexicano, agregó, es que en muchas ocasiones se cobra muy poco por un concierto y por lo mismo, que a su vez los empresarios o dueños de lugares ajenos al jazz aprovechan.

Por la misma etiqueta que se le ha dado al jazz como música cultural los empresarios y promotores de eventos pretenden hacer ver al músico su favor que les están haciendo al difundirlos.

Toussaint –quien dejó de lado por un momento su carrera en el jazz– comentó que actualmente promueve a que se establezca un standard de calidad entre la mayoría de los jazzístas mexicanos.

Requerimientos sencillos, como un buen equipo de sonido, buena iluminación –entre otros– son a su vez de gran importancia para un evento de jazz que se precie de ser de calidad.

Indicó que cuando es invitado a participar en algún festival de jazz o de forma personal, solicita que haya un piano acústico en buenas condiciones, en favor de la calidad de sonido que el público merece.

El género te permite improvisar constantemente

Sin embargo, a pesar de los altibajos que ha tenido este género en nuestro país el hecho de tocar jazz para Toussaint es un acto de libertad creativa, por la naturaleza misma del género y en el que se puede improvisar constantemente.

Por tanto como músico no se está repitiendo asimismo y no se corre el riesgo de caer en el hartazgo o la insatisfacción como tal.

Toussaint señaló que por fortuna actualmente se está gestando un interés del sector joven por voltear hacia el jazz como opción.

Este fenómeno se está dando quizás porque el rock o la música dirigida a este sector no les está dando las satisfacciones que esperan.

La diferencia entre la música popular y el jazz estriba en la complejidad de esta última, lo que resulta atractivo para quienes no se conforman con fórmulas musicales repetitivas como el pop o el rock.

Respecto al tema de las fusiones que se han hecho de la acústica del jazz con lo artificial de ritmos electrónicos Toussaint muestra una actitud favorable.

Claro que en el campo de estas fusiones hay desde los más apegados a las estructuras del jazz hasta quienes con sólo incluir un instrumento representativo lo etiquetan como jazz fussion.

Lo importante es que este tipo de experimentos tengan la improvisación, la creación espontánea, ciertos rasgos melódicos o armónicos inherentes al jazz.

Sin embargo –anotó– algunas han sido desafortunadas cuando van dirigidas a ser un producto comercial. Aunado a esto se ha caído en el error de nombrar como jazz a estilos que toman recursos ténicos del género de forma superficial.

Citó como ejemplo a la cantante estadunidense Norah Jones, quien ha vendido millones de copias y se le ha querido dar una etiqueta de cantante de jazz, cuando lo mucho que ha hecho es mezclar elementos básicos del blues, del folk y del jazz, pero no por eso se trata de este último género.

Comentó también sobre la carrera del saxofonista Kenny G, quien a pesar de provenir del jazz su música es producto de un pop bien ejecutado con el saxofón.

A pesar de esto, Toussaint se declaró contrario a la tendencia de poner etiquetas a la música, pues lejos de tener como objetivo una clasificación de la misma lo que se obtiene es el demérito de la misma.

Toussaint señala que aunque su formación musical juvenil fue en el rock, dio un salto al jazz influenciado por el rock progresivo de grupos de los setentas como Emerson, Lake and Palmer, Yes, Soft Machine o Earth Wind and Fire.

Pero no concretamente en su juventud comenzó a gestarse el gusto por el jazz, ya que desde su niñez escuchó este tipo de manifestaciones artíticas cuando su abuelo escuchaba a músicos de los años 40 y 50.

Actualmente Eugenio Toussaint promueve su disco Trío en el que en compañía del contrabajista Agustín Bernal y el baterista Gabriel Puentes presenta nuevos temas generados por jazzistas nacionales.

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