Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Eduardo Pérez Haro

Informe sin forma ni reforma

(Segunda de dos partes)

El PRI gobierno no terminó la trayectoria de los cambios iniciados a principios de los ochenta haciendo una mala aplicación de la fórmula neoliberal que a otros (Japón, Tigres asiáticos, Estados Unidos, Unión Europea, Chile, Sudáfrica, Brasil, India, etcétera) otorgó cambios importantes que hoy están haciendo estragos, pero son los de otro estadio de su desarrollo y, por cruentos o definitivos que parezcan, no son los que México arrastra desde hace ya medio siglo. El PRI fincó las bases de su derrota entre 1966 y 1982, después vendrían muchas insuficiencias de distinto orden, y Zedillo terminó por echar a perder todo, quedó en un administrador eficiente y un Presidente que, al no entender el proceso histórico de dentro y de fuera, se convirtió en el enterrador de una muerte anunciada desde los días aciagos de Díaz Ordaz. Vendría el PAN sin idea y sin oficio, esos sí que pura ideología, todo les salió mal y ahí están hechos trizas, aunque una parte cuenta con la ayuda del PRI de Peña Nieto, que no es poca cosa.
El PRI se equivoca al suponer que detrás de la subordinación negociada de la partidocracia y el control vertical, le concederán gloria eterna. En el corto plazo no hay duda, las cosas le vienen saliendo bien, fuerza mediática y mano dura con algunas dádivas están siendo suficientes para transitar los 21 meses que lleva el régimen, las próximas elecciones no prefiguran un adversario temible ni en Morena, aunque por las dudas promoverá las condiciones de desarticulación de la izquierda y de la oposición en general con nuevos partidos y con todo, para muestra un botón y ahí están Coahuila y Nayarit 2014. Pero toda esta eficacia no tiene miras ni posibilidades de largo aliento, y de que los pueblos tarde o temprano castigan no hay porqué dudarlo (aunque no por fuerza a cambio de algo mejor). Peña Nieto aún no da muestras de poder resolver un México en paz, un México incluyente y un México prospero con el que capituló su discurso relativo al segundo informe, y él lo sabe, en las encuestas publicadas recientemente por los periódicos El Universal y Excelsior la desaprobación de su desempeño creció al doble, el pueblo también sabe que “la realidad mexicana seguirá marcada por un crecimiento insuficiente, baja productividad y altos niveles de pobreza y desigualdad”, y no da por hecho “un nuevo México” como lo afirma el Presidente en su ya comentado artículo que publicó en el diario español El País días antes del informe.
En fin, un informe sin forma ni contenido, dónde lo último que hay que señalar es que tampoco retomó su compromiso público de una reforma para el campo. Así las cosas, un informe sin forma ni reforma. En el campo lo que importa es la tierra para los grandes negocios, mas no los campesinos que ni son tantos, acaso 25 millones en poblaciones menores a 2 mil 500 habitantes, y otros no muchos millones en localidades un poco más grandes, pero que la clasificación estadística, por muy rurales que sean ya no las reconoce como tales, así ni son tantos ni sirven para los nuevos negocios; a los que sean rentables que les den créditos y a los que no pus no.
De todos modos, con ellos o sin ellos México ya cambió, ¿o qué no? ¿Cómo se siente usted? ¿Transformado y pisando un México nuevo?

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