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Develan en Atoyac una estatua a 30 años de su muerte

* Quienes tildaban a Lucio de criminal, hoy están en el banquillo de los acusados: Montemayor

*Marchan dos contingentes, uno encabezado por David Cabañas, Efrén Cortés y la maestra Hilda Flores, y otro de la OCSS

 Francisco Magaña Atoyac  

Con la participación de más de mil 500 personas, se conmemoró ayer el 30 aniversario luctuoso del guerrillero atoyaquense Lucio Cabañas Barrientos, que murió en combate contra efectivos militares, en El Otatal, municipio de Tecpan.

Después de dos marchas que confluyeron en el Zócalo, donde se develó una escultura del fundador del Partido de los Pobles (PDLP), el escritor Carlos Montemayor afirmó que las cosas han cambiado, “los que antes ostentaban el poder y tildaban a Lucio Cabañas de criminal, hoy 30 años después están sentados en el banquillo de los acusados y hoy Lucio está en la plaza de Atoyac con el otro prócer, Juan Álvarez”.

Los actos conmemorativos fueron organizados por la Coordinadora Lucio Cabañas Barrientos, encabezada por David Cabañas, hermano de Lucio.

Hubo una velada el 1º de diciembre en el Zócalo, con discursos y música de trova.

Ayer por la mañana hubo dos marchas. La primera encabezada por David Cabañas, con contingentes de la región de La Montaña y Costa Chica, así como alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa, Raúl Isidro Burgos.

Este contingente partió del panteón municipal, con una banda de guerra de la normal rural, y una manta del Partido de los Pobres.

El contingente montó guardias de honor en el Centro Histórico Lucio Cabañas, en el domicilio de Juan Reinada, de quien el día de su muerte se supo que fue el brazo derecho de Lucio en la guerrilla.

Asimismo, visitó la iglesia de Dios Único, del padre Máximo Gómez Muñoz, quien por un año mantuvo ocultos los restos mortales en su casa, después de la exhumación y se esperó hasta comprobar su identidad. Al final se montó una guardia en la escuela primaria Modesto Alarcón, donde dio clases en su vida civil.

Antes, se hizo guardia de honor en el panteón, en el lugar que por 28 años fue la tumba clandestina del guerrillero y fue celosamente guardada en el anonimato por su compañera de lucha en la vida civil, la maestra Hilda Flores Solís.

David Cabañas dijo que hoy queda el compromiso de la lucha social que Lucio Cabañas impuso desde que fue estudiante, profesionista y finalmente como revolucionario en la clandestinidad.

El ex preso político sobreviviente de la masacre de El Charco, Efrén Cortés, manifestó que Lucio Cabañas es un ejemplo a seguir y a honrar su memoria con la lucha.

En la segunda marcha participaron militantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), encabezada por Rocío y Norma Mesino, que partió de la colonia 18 de Mayo.

Las dos marchas se juntaron en la escuela Modesto Alarcón y llegaron al Zócalo, donde la profesora Hilda Flores, acompañada del padre Máximo Gómez, el escritor Carlos Montemayor y David Cabañas, develaron una estatua del guerrillero de color bronce con la pose de la foto mas famosa, donde aparece sentado con un sombrero, sosteniendo un cuerno de chivo.

La maestra Hilda Flores describió al dirigente guerrillero como “un héroe a nivel internacional y como un hombre decente y honesto que dio todo, aun cuando se quedaba sin nada”.

El escritor Carlos Montemayor, autor de Guerra en El Paraíso, señaló que a él le tocó ser sólo el escribano de la historia de Lucio Cabañas y el movimiento campesino de Partido de los Pobres (PDLP).

Recordó desde que llegó al poblado de El Paraíso, en la sierra de Atoyac, supo que ese nombre debería ser el de la gesta de la que escribió.

Dijo que después de tres décadas, dos de los generales que lo persiguieron –Mario Arturo Acosta Chaparro y Frencisco Quiroz Hermosillo– están encarcelados por delitos del narcotráfico, y el presidente que ordenó su persecución –Luis Echeverría– hoy es señalado como responsable de masacres y secuestros a estudiantes del 1971 y 1968.

Apuntó que los que antes ostentaban el poder y tildaban a Lucio Cabañas de criminal, hoy 30 años después están sentados en el banquillo de los acusados y hoy Lucio está en la plaza de Atoyac con el otro prócer, Juan Álvarez.

Indicó que todo eso es resultado de una lucha popular, que ha continuado en muchos órdenes con las organizaciones sociales y con organizaciones armadas en Oaxaca y Guerrero y otras partes del país.

Se dijo orgulloso de ser testigo de cómo la historia pone a todos en su sitio: “Los que antes ostentaban el poder oficial y mandos castrenses están tras las rejas unos, y en las oficinas de fiscalías otros”.

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