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No hay en Tixtla alguna obra para prevenir nuevas inundaciones, pese al desastre de 2013

*Dicen los afectados que el temor a un nuevo desbordamiento de la Laguna Negra sigue latente. El IMTA entregó hace dos meses a Conagua los estudios para definir el proyecto idóneo, pero no hay información de avances ni de su aplicación, dice el representante de los damnificados, Armando Morales Molina

Lourdes Chávez

Tixtla

Cada lluvia intensa en Tixtla les recuerda a los vecinos que la cabecera municipal estuvo anegada cien días por la tormenta Manuel del 14, 15 y 16 de septiembre de 2013; y con razón, pues en las calles principales se forman corrientes como ríos; el drenaje brota de las alcantarillas como si fueran fuentes, porque el sistema de bombeo para llevarlo a la planta tratadora de aguas negras nunca ha funcionado.
Como el año pasado, en las calles que se iban recuperando de la inundación –que en las partes más profundas de la mancha urbana alcanzó hasta tres metros de alto–, se colocó cal para evitar infecciones, porque la laguna se revolvió con el drenaje y las fosas sépticas de las viviendas; hoy se vuelven a ver las líneas blancas en las esquinas de las calles y banquetas por la misma razón, luego de una tromba o tormenta.
El afectado y uno de los primeros voceros de los damnificados, Jorge García Hernández, aseguró que en esta temporada la población está temerosa de volver a sufrir los estragos por el desbordamiento de la Laguna Negra, y está viendo con anticipación los lugares donde van a refugiarse una vez que el nivel del agua cruce la zona de parcelas, a pesar del optimismo de las autoridades.
Indicó que en estas fechas en 2013 la laguna estaba vacía, hoy el nivel llega al campo de parcelas, y ayer Protección Civil municipal informó que el nivel del agua se encontraba a unos 600 metros de la primera línea de casas.
De acuerdo con la Comisión de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento del Estado de Guerrero (CAPASEG), al 22 de diciembre de 2013 se desahogaron 13 mil millones de metros cúbicos de agua en 25 por ciento de la zona urbana afectada por la inundación. Ese día se apagó el sistema de bombeo emergente, y dejaron operando los resumideros naturales habilitados durante la contingencia.

El proyecto inacabado

Ésta es la tercera inundación que se recuerda en 38 años. En 1976, García Hernández indicó que los pobladores propusieron al presidente Luis Echeverría Álvarez la construcción de un canal controlado para solucionar el problema; insistieron con protestas en este planteamiento el año pasado, sin resultados concretos.
El damnificado opinó que por la emergencia de sacar el agua, hubo acciones atenuantes que sirvieron de distractores para retrasar la elaboración del proyecto que se comprometió a hacer la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en tres meses, desde noviembre.
Luego de una protesta afuera de Casa Guerrero, donde estuvo el presidente Enrique Peña Nieto, y tres reuniones con el coordinador general del ejecutivo, Humberto Salgado Gómez, los damnificados tuvieron una audiencia con el gobernador Ángel Aguirre Rivero que ofreció textualmente a los tixtlecos, “yo le aplico la primer inversión para que se realice la obra”, recordó García Hernández.
Señaló que tanta disposición de las autoridades era difícil de creer, pero había cierta confianza porque además del canal controlado se revisaban otras opciones: una presa en el lado oeste para recibir una parte de las aguas que bajan de las barrancas; un canal para recoger todas las aguas y llevarlas hacia Atliaca; un bordo en la laguna, entre otros.
El representantes del Consejo de Damnificados de Tixtla, Armando Morales Molina, informó que el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) entregó hace dos meses los estudios a la Comisión Nacional de Agua (Conagua) para definir qué proyecto es el más idóneo para resolver el problema de inundación, pero no hay información de avances ni de su aplicación.
García Hernández reiteró que las propuestas de las autoridades son insuficientes; y el canal controlado, que consiste en abrir y colocar entre los cerros tubos prefabricados, permitiría llevar el agua por gravedad rumbo a Quechultenango. Estimó que Pemex tiene maquinaria para su realización.
Sin embargo, las autoridades le apuestan al buen funcionamiento de los resumideros naturales para desahogar el exceso de agua, que son impredecibles. Morales Molina confirmó que el resumidero principal, conocido como La Dolina, está funcionando al mínimo de lo que se esperaba.
“No tenemos salida, vivimos en una cuenca cerrada, por eso no ha funcionado el drenaje, no tenemos a dónde llevar nuestras aguas residuales… no hay proyecto, no hay inversión, creo que el Ayuntamiento le está apostando a que no llueva para alargar lo más que se pueda la realización de la obra”, opinó García Hernández.

Pueblo rebelde

Por su cercanía con Chilpancingo, Tixtla fue de los primeros referentes de la contingencia en Guerrero, después de Acapulco. A una semana bajo el agua, los vecinos encararon al gobernador Aguirre Rivero cuando se presentó en la ciudad, aún cuando envió como avanzada camiones con despensas, cobertores, colchonetas y artículos de limpieza.
Pero los apoyos no se entregaron de inmediato y los pobladores se sentían menospreciados, llovieron los reclamos a la llegada del ejecutivo: “queremos que usted se ponga a la altura de un buen gobernante, que no nos traigan limosnas, deben conocer el sentir del pueblo”, reclamó un maestro que tuvo que salir de su casa inundada casi hasta el techo.
Después de escuchar las inconformidades y ofrecer atención inmediata, el gobernador caminó acompañado de su comitiva por el agua contaminada hasta la iglesia del barrio de El Santuario, donde quedó cubierto hasta el pecho. Ahí, concedió una entrevista para Televisa.
La escena debió inspirar a algún funcionario federal porque un mes después, el 18 de octubre, llegaron soldados de la Secretaría de la Defensa Nacional, equipados con ambulancias, botes, despensas y material de utilería a hacer grabaciones de rescate, para un video promocional.
Durante el día realizaron grabaciones, incluso con un menor de edad que metieron al agua contaminada, y a media tarde la vecina Soledad Castrejón los enfrentó furiosa y con llanto; “les decía que no nos filmaran para mentir, porque decían puras mentiras, y ellos se rieron –declaró después a la prensa–, hay una gran indignación porque vengan a hacer su circo, no se vale que vengan a lucrar con el dolor ajeno, si no nos ayudaron, que no nos chinguen”.
Recordó que los primeros días de la inundación llamó a gritos a soldados desde el segundo piso de su vivienda, para que la ayudaran a salir con sus nietos atrapados, pero sólo caminaron alrededor del agua, para tomar notas.
Pronto recibió el respaldo de sus vecinos que retuvieron a nueve militares hasta la madrugada, cuando ofrecieron una disculpa pública grabada en celulares, y se firmó una minuta donde se comprometieron a no usar las imágenes que se montaron ese día.
La Secretaría de Gobernación informó que la retención de militares fue motivada “por conflictos locales” y rechazó que tuvieran la intención de hacer un spot publicitario. Pero a partir de entonces, los soldados fueron más activos en el rescate de la población.
Quienes ayudaron de inmediato a los damnificados, fueron los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa que por tradición hacen trabajo comunitario en Tixtla, y la Policía Comunitaria de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), que opera en la cabecera municipal.
Continuó un amplio movimiento de damnificados que organizaron protestas en Tixtla y Chilpancingo, para exigir la solución definitiva a las inundación, que motivó la conformación de una comisión con funcionarios estatales y federales, encabezados por el coordinador del Ejecutivo, Humberto Salgado Gómez.
Primero discutieron las acciones urgentes: el desahogo de la ciudad, el censo de los afectados, la distribución de tarjetas para enseres por 10 mil pesos; recientemente recibieron otra tarjeta por daños parciales, de 5 mil pesos, canjeables en una casa de materiales de Chilpancingo, que no llegó a todos los afectados, aclaró García Hernández.

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