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Jaime Castrejón Diez

Presupuesto y escándalo

Con motivo de la aprobación del presupuesto de egresos de la Federación por la Cámara de Diputados se ha suscitado un gran argüende, en relación a la posición que toma el Ejecutivo sobre dicho presupuesto. La realidad es que hay un cambio de mecanismo; después de la costumbre tradicional de que el presupuesto de egresos se manejaba sobre el proyecto presentado por la Secretaría de Hacienda, la actual Legislatura se dio a la tarea de entrevistar a los gobernadores de los estados, visitar a los secretarios de Estado, armar un presupuesto propio con criterios también de la Cámara de Diputados. Esto no es extraño, es una forma de trabajo que se da en muchos sistemas legislativos, la Constitución le da potestad única a la Cámara de Diputados para elaborar el presupuesto de egresos, pero no indica que se tienen que seguir los lineamientos que presente el Ejecutivo. La aprobación del presupuesto por la Cámara lo hace válido, lo hace ley.

Cuando las declaraciones del Presidente desataron la polémica se argumentó con insistencia que el Presidente iba a vetar el proyecto. La realidad es que no existe el veto sobre el presupuesto ni en la Constitución, ni en el reglamento del Congreso de la Unión y queda desacartada la posibilidad de que se considere inconstitucional lo que han hecho los diputados dentro del ejercicio de sus derechos constitucionales. Se ha usado el argumeto de que se puede justificar el veto diciendo que interfiere con las metas del plan nacional de desarrollo. Esto es realmente infantil, no puede tomar el plan de desarrollo prioridad sobre la Constitución y la Constitución está del lado de la Cámara de Diputados.

Las diferencias con la posición del Poder Ejecutivo son claras por un lado se dio mucho más dinero a los estados, lo cual está bien, pero si se les asignó dinero sin poner condiciones a los estados. Lo que es necesario apuntar es que si se restringe el dinero al Poder Ejecutivo Federal lo que se presupuesta a los estados debiera ser también protegido ya fuera etiquetándolo o buscando mecanismos de control del dinero federal en alguna forma para evitar los excesos que se puedan cometer. Para todos es claro que en los gobiernos de los estados, especialmente en los que existen fuertes cacicazgos, el dinero se utiliza con mucha discrecionalidad y eso es algo que es un defecto del presupuesto, la falta de sistemas de control para el dinero otorgado a los estados.

Hay algo que debe quedar muy claro, el presupuesto aprobado es vigente el 1 de enero cuando empezará a funcionar pase lo que pase, podrá haber una controversia constitucional, pero mientras esta se desahoga si va más allá del 1 de enero el presupuesto estará vigente, este es un hecho que ya no se puede discutir. Lo que si es posible, es una negociación entre el Congreso y el Ejecutivo de ciertos rubros que pudieran ser cambiados, inclusive después de que entre en ejercicio dicho presupuesto.

Lo que es un tanto molesto es que hasta el presupuesto se haga con escándalo político, no se ve en ningún momento ninguna ofensa al Ejecutivo por parte del Legislativo ni un desacato de normas establecidas; por el contrario se ve el ejercicio normal de la acción legislativa. La realidad es que sucede algo a lo que no estábamos acostumbrados, a la política de pesos y contrapesos que significa la división de poderes. ¿Qué se rompió la tradición? Es cierto, pero ésta no está por encima de la Constitución.

Lo que hubiera estado fuera de tono es la idea más radical que se oyó en la Cámara, la de entregar el presupuesto al Ejecutivo hasta el día 15 de diciembre con la idea de que ya no quedara la posibilidad de negociar algunos rubros; creo que aquí no estábamos viendo precisamente la parte constitucional sino la cortesía política fundamental que debe haber en la relación entre poderes.

Esto es algo que debe tomarse en cuenta, no está en la Constitución pero es necesario para la convivencia: el trato cortés entre los poderes de la Unión. Ni declaraciones tremendistas de los dos lados ni la sumisión del Legislativo al Ejecutivo. Esta evolución es realmente creadora de instituciones.

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