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La Mara, producto de fallidas políticas económicas que crece en una frontera de jodidos: Ramírez Heredia

 Los miembros de la banda funcionan como agentes migratorios que asesinan a ilegales centroamericanos, dice el novelista. Presentan en Taxco La Mara las escritoras Muriel Salinas y Victoria Enríquez y el periodista Juan Carlos Moctezuma

 Claudio Viveros Taxco de Alarcón  

Al presentar aquí su novela La Mara, el escritor mexicano Rafael Ramírez Heredia expresó que cuando el escritor penetra este mundo está oliendo, sintiendo y percibiendo cada uno de los elementos que circundan al sitio donde opera la Mara Salvatrucha, ese fenómeno violento que se encuentra asentado en nueve estados del país, en 18 de los Estados Unidos y nueve países de Centro y Sudamérica.

Acerca del texto de 399 páginas comentado la noche del miércoles en el Centro Cultural Taxco-Casa Borda –como parte de la Sexta Feria del Libro– por las escritoras Muriel Salinas y Victoria Enríquez, y el editor de este diario Juan Carlos Moctezuma, el autor dijo que con su texto no intenta reflejar un mundo sociológico, ni pretende hablar de estadísticas, ni hablar con el ojo de un arqueólogo o antropólogo que busca soluciones o posibles soluciones a los posibles daños.

“Está escrita a través de los ojos múltiples de los personajes, de Ximenus Hidalgo que es un ente que no tiene sexo y no sabemos si es mujer u hombre, y desde su consultorio está viendo lo que los maras hacen, cómo le cortan los brazos a la gente, cómo los asesinan, violan a las mujeres y cómo asaltan a los mareros en contubernio con los policías mexicanos, con los agentes de migración que en el sur del país son igualmente violentos, de perversos y canallas que los que trabajan en Texas y en Arizona y golpean a nuestros migrantes”, dijo el autor.

“Y en el sur del país –apuntó el también cuentista y dramaturgo– son nuestros mexicanos que golpean a los centroamericanos, es esa repetición dolorosa y esta novela pretende contar algo que no tiene fin porque en última instancia, como el amor y el poema, no se acaba”, dijo.

Ramírez Heredia agregó que el único temor que pudiera haber existido para escribir el libro es que no tuviera la verbalidad y el lenguaje necesario para poder describir los horrores tan terribles que la Mara Salvatrucha realiza, ya que no se está hablando de ”un grupito sino de un fenómeno social”.

Origen y acciones de La Mara

En su intervención, el escritor norteño abundó que los presuntos mareros comienzan a asesinar a los ocho años de edad, en que les dan la pistola a los niños de los que han ejecutado a los más grandes, “de tal manera que un jovencito ya tiene dieciocho años ha matado a diez, doce o quince, y esto se reflejaba en lágrimas tatuadas en el rostro, y ahora, al optar por no tatuarse debido a las políticas represivas de El Salvador y Guatemala –de donde provienen– , ya no se sabe quién es mara y quien no lo es”, señaló.

Dijo que la policía, la ley o los soldados o quien sea, nada les puede hacer porque su grupo es demasiado fuerte, poderoso y hostil y no tienen miedo a nada, menos a morir ni matar, los cuales rebasan el medio millón de seres semidesnudos que matan a todo aquel que tiene enfrente, pero específicamente a los migrantes.

Sin saberlo, añadió el también autor de los cuentos El Rayo Macoy y Del trópico, los miembros de Lla Mara Salvatrucha son agentes migratorios porque sin que les paguen, ellos están deteniendo a los migrantes en la frontera sur, que no tiene la misma relevancia en los medios porque esa linea fronteriza no tiene escritores, grupos como los Tigres del Sur, ni tampoco Tucanes de Tapachula ni canciones que canten las miserias de los migrantes.

A la vez criticó que “la frontera sur no existe, es una frontera olvidada, son puros jodidos y en donde han sido asesinadas en este año 250 mujeres, la mitad de las 500 mujeres asesinadas en los últimos diez años en Ciudad Juárez al norte del país, esto porque en el norte son puros jodidos y del otro lado está el país de la riqueza.

Apuntó que la Mara Salvatrucha es el producto de las políticas económicas desastrosas, el neoliberalismo y la globalidad están creando monstruos y la Mara son los monstruos, no tienen salida, no hay posibilidades y cada vez que matan uno brincan dos y cada vez meten a la cárcel brincan ocho, y saldrán más y más y más.

“Y aquí en Taxco, en Chilpancingo y en Acapulco lo veremos dentro de poco, primero por copiar; los chiquillos comienzan a marcarse el cuerpo por copia y después porque no habrá esperanza y porque la desesperanza es el territorio de la Mara”.

Los comentarios

La creadora taxqueña Muriel Salinas, comentó que La Mara es una novela-balsa que nos transporta por los terribles confines de la frontera sur del país, “justo hasta donde el Suchiate se mira desde el otro lado como la inevitable herida negra que se debe atravesar, casi siempre a costa de la vida misma, para avanzar apenas un poco en la larga búsqueda del sueño americano.

Nos retrata, dijo, la ignominia y la descomposición social ocasionada por la vertiginosa miseria de los pueblos centroamericanos, de mujeres y niñas desesperadas, de hombres morenos que se tragan el miedo y se arriesgan, de tratantes de blancas que se enredan con los sacerdotes y los nacotraficantes, que se mochan con los agentes migratorios, que se cobran los favores y el primer tueste de las niñas hondureñas que venden en los burdeles.

Por su parte, la escritora chilpancingueña Victoria Enríquez señaló que la lectura de este texto remite a otros libros, a otras historias y lleva a las guerras que han asolado a Centroamérica, la ocupación gringa y la guerra fría que abre la necesidad a los guanacos, chapines, catrachos, ticos y nicas de irse de mojados, brincando países hasta Estados Unidos, donde ganarán dólares pues las monedas de sus países ya no valen nada o ya no existen.

“Este texto, recalcó, es de goce desde su título, porque me anuncia que voy a romperme la crisma si caigo dentro de él, porque voy a toparme de manos a boca con el asombro y a romper con esa actitud conformista que me dice al oído: lo que no te pasa a ti, no pasa, ojos que no ven, corazón que no siente. Entonces entro y me sumerjo en una frontera sur que existe”.

Victoria Enríquez lo calificó como libro duro, desde una amorosa mirada al ser humano, terrible y tierno.

Finalmente, como preámbulo a la participación del autor, Juan Carlos Moctezuma Rodríguez hizo un recuento periodístico acerca de los hechos registrados en el transcurso de esta semana en donde los protagonistas principales han sido integrantes de la Mara Salvatrucha, que pudiera llegar a convertirse en un asunto de seguridad nacional.

Se refirió a Ramírez Heredia como un “escritor de sangre caliente en transito permanente hacia el sur”, y que su novela La Mara disecciona esa tierra de nadie que es la frontera, el purgatorio terrenal de los miserables, de los desposeídos, los sin identidad que encuentran en esa zona franca la promesa de una esperanza apenas sugerida pero en la que han puesto todo su empeño.

“Con esa intensidad –expuso– Rafael Ramírez Heredia se convierte en una especie de Virgilo y de su mano nos hace descender por los recovecos de los calurosos y lluviosos pueblos de la frontera méxico-guatemalteca y su fauna humana”,                                               y apuntó– “la prosa del autor no mira de frente, sólo sugiere y lo que” dice es mucho menor a lo que no dice pero que sí nos hace sentirlo”.

La Mara, concluyó el periodista, es uno más de los compentes de la frontera, un fenómeno social, cultural y ahora político, cuya historia está aún por escribirse.

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