Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Aún temen vecinos de Altos del Tamarindo que sus viviendas se caigan con cualquier lluvia

*Las autoridades los tienen en el olvido, se quejan los colonos que fueron afectados por los aguaceros de septiembre de 2013, pues les prometieron ayuda y no han tenido respuesta. Solo quieren cemento,arena y piedras para construir ellos muros que protejan sus casas, dicen

Argenis Salmerón
A un año de la tormenta tropical Manuel, los vecinos de la colonia Altos de Tamarindo, ubicada en la zona poniente, al caer cualquier lluvia temen que sus viviendas, asentadas en barrancas, colapsen por la falta de muro de concreto.
Hace un año a las 7 de la noche, un reporte de Cruz Roja informó del fallecimiento de un hombre a causa del derrumbe de una casa en esa colonia tras las lluvias fuertes.
Ayer en un recorrido en la colonia, los vecinos criticaron que las autoridades de los tres órdenes de gobierno los tienen en el “olvido”, porque prometieron ayuda para los afectados pero a un año de la contingencia no hay respuesta.
Según los entrevistados, un 20 por ciento de los vecinos abandonaron la colonia por la falta de ayuda de las autoridades, unos porque no les notificaron las condiciones de sus viviendas y terreno, otros por la falta de material para levantar de nuevo sus casas.
Ante esta situación, las personas que se quedaron a pesar de las carencias, pidieron cemento, arena, piedras y varillas para construir sus muros.
Los vecinos son independientes del grupo encabezado por Magali Pérez Escobar, que el jueves pasado recibió nuevas casas en la unidad habitacional Plácido Domingo, en el poblado de La Venta.
La mayoría de las viviendas de la colonia Altos de Tamarindo están asentadas en barrancas y construidas de madera, lámina y cartón, y a modo de muro los vecinos colocaron llantas y costalillas rellenas de tierra para sostenerlas.
Los caminos que dan acceso a las viviendas son de terracería, sólo la calle principal tiene concreto hidráulico. En la colonia se carece de servicios públicos, no tiene una red de agua potable ni sanitaria, ni tampoco hay alumbrado.
A un año de Manuel, alrededor de la colonia se observan todavía los estragos del fenómeno natural, hay deslave de cerros, viviendas colapsadas, caminos destrozados, árboles caídos y maleza crecida en las viviendas abandonadas.

Un recuerdo tatuado que jamás se olvidará

Fumando un cigarro y sentado afuera de vivienda, Máximo García Aguilar, de 81 años, que presume tener 22 años en la colonia, contó que la noche del 14 de septiembre los vecinos gritaban porque la lluvia desgajó poco a poco el cerro.
Recordó que al vecino que murió a causa del deslave del cerro se le avisó que se saliera de su vivienda, pero “fue necio el señor, todos le gritamos que se saliera, después de un tiempo se escuchó que cayeron en el techo unas costalillas de tierra y lo sepultó en su vivienda, no se quiso salir, aparte su terreno estaba cercado con alambres de púas, ni para que saliera pronto”.
Agregó: “desgraciadamente en estos lugares la personas retajan el cerro y ponen costalillas rellenas de tierra como muro, pero al momento de llover éstas caen en las viviendas de abajo, como le pasó al señor”.
García Aguilar indicó que los vecinos tienen miedo cada vez que llueve: “ellos piensan que se va a venir abajo su vivienda por la falta de un muro, estamos en incertidumbre todos, pero no nos queda de otra, somos los olvidados del gobierno”.
Dijo que la mayoría de los colonos necesitan cemento, arena, varillas y piedras para construir su muro de concreto y asegurar el asentamiento de las casas, “nosotros no necesitamos reubicación, necesitamos unos buenos muros para vivir tranquilos”.
Comentó que hay viviendas abandonadas, caídas, llenas de maleza y unas hasta con lodo, “todavía hay secuelas de Manuel aquí”.
Recalcó que entre todos se cooperan para construir sus andadores, “damos 50 pesos para reparar los caminos que dañó Manuel. Después de la contingencia suspendieron los pagos de los terrenos, pero ahorita la gente va pagando sus predios en Fidecomiso”.
Descartó que haya un río que atraviesa la colonia, y precisó que hay sólo hay un escurridero de agua fuerte que baja del cerro cada vez que llueve, pero “ahorita llegaron nuevos vecinos que se llevan las piedras de la barranca y debilitan el cerro, sólo están perjudicando”.
Recordó que sobrevivió a dos desastres naturales de lluvias, el huracán Paulina, en 1997, y la tormenta tropical Manuel, en 2013, “gracias a Dios no nos pasó nada, esperemos que sigamos favorecidos de allá arriba”.
Dijo que las 16 familias que abandonaron la colonia, encabezadas Magali Pérez Escobar, tuvieron las mismas afectaciones que los demás, pero “ellos se pusieron listos y pidieron reubicación, así que ahorita van a tener aquí y allá donde apenas les dieron, porque al parecer van a regresar”.

El camino para obtener casa

El pasado 15 de octubre de 2013, unos 50 vecinos de la colonia Altos de Tamarindo bloquearon la carretera federal Acapulco-Zihuatanejo para pedir víveres y maquinaria pesada para despejar los terrenos afectados por la tormenta tropical Manuel.
Ante esta situación, los damnificados, encabezados por Magali Pérez Escobar, estuvieron en el alberge temporal de la Secundaria número 4, que se ubica en la avenida Ejido.
Después de 15 días, los vecinos fueron trasladados al Centro de Convenciones, que se habilitó como refugio, pero se retiraron porque los trabajadores del DIF Guerrero los presionaron para dejar el inmueble ofreciéndoles 3 mil pesos.
A principios de noviembre, el Ejército notificó y envió a los damnificados al Polideportivo del CICI de Renacimiento y a la unidad deportiva Jorge Campos.
El pasado 8 de noviembre, los damnificados de Altos de Tamarindo abandonaron el albergue Campos de Renacimiento y se trasladaron a una casa de la Calle 13, de la colonia Juan R. Escudero que les ofreció el Ayuntamiento.
Los damnificados estuvieron en la casa que financió el Ayuntamiento con la ayuda del subsecretario de Asuntos Políticos, Delfino Hernández Ortega, aunque enero de 2014, los vecinos en tres ocasiones acudieron al Palacio Municipal a pedir que se ampliara la renta de la casa, mientras esperaban el dictamen de Sedatu.
Hasta el 11 de septiembre, el gobierno federal entregó 100 casas construidas con donaciones de cinco fundaciones a igual número de damnificados cerca de la unidad habitacional Plácido Domingo, en el poblado de La Venta. También recibieron su casa los de Altos de Tamarindo porque los terrenos donde vivían fueron notificados por Protección Civil de que no son aptos para vivir.

468 ad