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Afectó la marejada del sábado en Pie de la Cuesta 25 de 48 restaurantes, dice dirigente

 

*Se quejan propietarios de negocios que la Dirección de Protección Civil sólo les envió un correo electónico para avisarles del fenómeno, pero nunca se presentaron los trabajadores a explicarles cuánto va a durar. Se cayeron 12 postes de alumbrado público, informa el director Efrén Valdés

Mariana Labastida

La presidenta de la Unión de Propietarios de Negocios de la Zona Turística de Pie de la Cuesta, María Nelly Mejía Cienfuegos, informó que de los 48 restaurantes de esa zona unos 25 fueron afectados por el alto oleaje que se registró la noche del viernes y la madrugada del sábado.
En conferencia de prensa, los restauranteros reprocharon a las autoridades de Protección Civil la falta de atención y prevención para evitar que el alto oleaje afecte las construcciones, e indicaron que desconocen cuánto tiempo va a durar el fenómeno natural del que tampoco fueron advertidos.
Asimismo indicaron que los trabajadores de Protección Civil estatal les llevaron costales para que los pusieran en la entrada de los restaurantes y evitar que se meta el agua.
Ayer por la mañana cambió la corriente y el agua comenzó a llegar a los negocios del fondo que se han quedado sin playa.
Por su parte, el director de Protección Civil municipal, Efrén Valdés, quien recorrió ayer la zona, explicó que se cayeron 12 postes de alumbrado público pero que no tenía el número de enramadas afectadas.
Mejía Cienfuegos expuso que la primera ola que afectó a los restaurantes que están al inicio de zona de playa llegó a las 6:40 de la tarde del viernes, que les enviaron del municipio un comunicado sobre la advertencia del oleaje pero no fueron a visitarlos, y a las 12 de la noche llegaron empleados de Protección Civil del estado a dejarles costales para que los colocaran como vallas.
Indicó que el sábado por la mañana llamó a Alumbrado Público para pedir que desconectara las lámparas de la playa y las retirara para evitar lo que ocurrió, que las olas las alcanzaron y por eso se cayeron 12 postes.
“Pedimos a las autoridades que se aboquen al problema que sufrimos”, dijo la dirigente, quien agregó que de los 48 restaurantes de esa zona unos 25 fueron afectados.
Reprochó que los trabajadores de Protección Civil sólo hayan ido “bien vestiditos a rescatar huevos de tortuga”.
Por su parte, los comeriantes se quejaron de que los empleados de la dependencia sólo acudieron a “asomarse”, pero que no los hayan ayudado, que sólo dos los apoyaron a desmantelar una de las palapas.
Coincidieron en que cuando llegaron las autoridades no vieron los daños que causó la marejada en sus negocios porque ya estaban limpios; “ni modo de que tengamos así tirado”, dijo Guillermina Cienfuegos Leyva, del restaurante Cienfuegos.
La restaurantera indicó que esperaban “un puentecito” por la celebración del 16 de septiembre, pero que con el oleaje se perdió la mitad de la playa o toda la playa de algunos negocios y por eso no llegó gente.
Ismael Vichis Cienfuegos señaló que “hoy nos agarró descuidados, se metió a las casas, no haya uno como sacar el agua del mar”, y que esperaba que ayer por la noche no aumentara el oleaje porque no habían sido informados por las autoridades de la evolución del fenómeno.
La propietaria del restaurante Brisa de Oro, Beatriz Baños Torres, recordó que hace 17 años, por la tormenta tropical Nora ella perdió parte de su negocio porque las olas socavaron la arena debilitando la estructura, y que las autoridades no los quisieron ayudar con el argumento de que al igual que estos días no está lloviendo, ni hay tormentas frente al estado. “En un momento está ahí y en 20 minutos ya está adentro”, dijo la restaurantera señalando el oleaje a unos 20 metros de distancia.
“Nos arriesgamos a que nos caiga un palo”, indicó Rafaela Chávez, del restaurante-hotes Yopes, porque fueron ellos, dijo, los que limpiaron la zona con el objetivo de que estuviera en condiciones de recibir a los visitantes, pero que en su caso las olas alcanzaron su acceso principal ayer, por lo que pidió a las autoridades “medidas de protección, es lo que pedimos, estamos con esa tensión” de que las olas socaven y debiliten la estructura de la construcción.
“ Queremos protección para nuestras casas”, exigió Rafaela, quien dijo que los empleados de Protección Civil no les dicen ni los ayudan para evitar que el mar siga socavando abajo de los restaurantes.
El restaurantero Mario Campos García indicó que no han logrado recuperarse de la falta de visitantes por las obras de ampliación de la carretera Mozimba-Pie de la Cuesta, como tampoco de los daños de la tormenta del año pasado y que ahora perdieron sillas, mesas, camastros y palapas, daños que calculó en unos 30 mil pesos.
Debajo de una palapa que estaba aún a salvo de las olas, la familia Vázquez Medina, que regresó a Acapulco en las mismas fechas, aun cuando el año pasado estuvieron “ocho días atorados” en el puerto debido a los daños ocasionados por el paso de la tormenta tropical Manuel, disfrutaban de la vista.
Marcelino Vázquez dijo que “nos gustó el festejo y por eso regresamos”, que visitaron Pie de la Cuesta porque no es una playa en la que vayan a bañarse en el mar, sino a “escuchar el sonido de las olas y comer, a relajarnos”.
El oleaje desapareció la playa de algunos restaurantes, otros tenían unos cinco metros de playa andes del paredón que se hizo con una altura de unos dos metros, asimismo algunas palmeras se encontraban en la orilla del cerro de arena a punto de caerse, mientras que postes y tubos estaban semienterrados por las olas.
El director de Protección Civil, Efrén Valdés, que hizo un recorrido por algunos restaurantes, dijo que esperaban que la marejada fuera bajando su intensidad y que las olas habían provocado la caída de 12 postes del alumbrado público.
Aseguró que se ha apoyado a los restauranteros con el retiro de las palapas, pero que no tenía un conteo de los negocios afectados.
El funcionario explicó que el oleaje afectó principalmente la zona de Pie de la Cuesta y que acudieron empleados de Servicios Públicos Municipales a hacer la limpieza.
También se vio a soldados haciendo rondines y a trabajadores de  Protección Civil estatal que después de caminar por algunos restaurantes se sentaron junto a la torre de vigilancia de los salvavidas, que estaba recostada en parte de la playa donde ayer no llegó el mar.

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