Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Los daños que dejó la tormenta evidenciaron la falta de advertencia a la población sobre el peligro

*El 14 de septiembre se conjuntaron las lluvias de dos fenómenos, Manuel en el Pacífico e Ingrid en el golfo, coincidencia que no se había dado en el país dede 1958

Yee Trujillo

Este domingo se cumplió un año de que la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid causaron devastación y muerte en Guerrero por la falta de información oportuna que pusiera en alerta a la población sobre el peligro que estos fenómenos traerían al tocar tierra procedentes de ambos océanos y al encontrarse de frente.
El último saldo oficial de la catástrofe no advertida fue de 65 personas muertas en todo el estado, más las 76 personas sepultadas por un alud en la comunidad de La Pintada, Atoyac, aunque la cifra continuó aumentando semanas después de forma aislada.
Hubo además, más de un millón de damnificados; en el transcurso de este año, más de 29 mil guerrerenses han sido desplazados de unas 60 comunidades que eran inhabitables, decenas de poblados estuvieron incomunicados y unos 40 mil turistas quedaron varados en Acapulco después de la tormenta.
Manuel e Ingrid también dañaron 11 puentes federales, ocho tramos de cinco carreteras federales, 134 puentes rurales, y mil 35 caminos rurales, incluyendo la Autopista del Sol que tuvo que ser cerrada por 14 derrumbes y deslaves durante cinco días, además de casi 400 escuelas.
El desastre representó un alto costo monetario: el 7 de noviembre del 2013 el presidente Enrique Peña Nieto anunció el Plan Nuevo Guerrero, con una inversión de más de 30 millones de pesos, y el 26 de marzo de este año se anunció que se amplió la inversión a 67 mil millones de pesos, es decir, 37 mil millones más que se ejercerán antes de que concluya la administración federal para reconstruir el estado.
De acuerdo con el Reporte Anual 2013 del Servicio Meteorológico Nacional, del 13 al 16 de septiembre Manuel dejó una lluvia máxima acumulada de 840 milímetros en Coyuca de Benítez.
Dos fenómenos no habían afectado al país de forma simultánea desde las tormentas Alma y Número Dos en junio de 1958.
Durante el huracán Paulina en 1997 se registró una precipitación extraordinaria de 411.2 milímetros en 24 horas, pero Manuel generó 795.3 milímetros en cuatro días de lluvia, que equivale a tres veces la lluvia mensual media de septiembre en el estado.
La evidenciada falta de difusión de la información meteorológica que pudo prevenir a los guerrerenses causó polémica a nivel nacional e internacional con señalamientos de negligencia, así como un enfrentamiento entre los gobiernos federal, estatal y municipales porque la federación insistió en que sí les avisó pero ellos no transmitieron la información a la población.
La realidad fue que el viernes 13 del año pasado, o días antes, las autoridades no emitieron algún alertamiento específico que pronosticara las lluvias torrenciales, el desbordamiento de ríos y lagunas, y la destrucción que vivieron miles de guerrerenses durante los siguientes días, semanas y meses, y aunque el sábado 14 en Acapulco sesionó el Consejo Municipal de Protección Civil e informó de dos personas muertas por las lluvias, tampoco se declaró una emergencia y fue hasta ese día por la noche que en un boletín de prensa de última hora el gobierno estatal se declaró en alerta y solicitó la aplicación del plan DN-III.
Ese viernes 13, cuando Manuel tocaba tierra en Guerrero, el gobernador, Ángel Aguirre Rivero, era anfitrión de una fiesta con la clase política, que concluyó hasta la madrugada del sábado, con motivo del Bicentenario de los Sentimientos de la Nación, y el sábado 14 el alcalde de Acapulco, Luis Walton Aburto, presentó su primer informe de gobierno, en medio de la lluvia, mientras las casas de miles de personas se inundaban en la zona Diamante y se registraban más muertes.
El descontento social y los reclamos posteriores al desastre también fueron para el director de Protección Civil de Acapulco, Efrén Valdez Ramírez, quien ocupó el mismo puesto cuando el huracán Paulina devastó la ciudad, hubo personas que pedían su destitución y también la del entonces subsecretario de Protección Civil estatal y actual secretario de Seguridad Pública de Chilpancingo, Constantino González Vargas, que también era señalado y fue destituido en febrero porque guardó en bodegas despensas que debían ser entregadas de inmediato a damnificados.
El 8 de octubre en estas páginas se informó que en las redes sociales Facebook y Twitter del gobernador y el alcalde quedaron registros de los llamados de auxilio que hicieron decenas de personas de diferentes municipios, que estaban refugiados en casas anegadas por las lluvias, denunciaban que las autoridades de Protección Civil no respondían a sus llamados y solicitaban a sus gobernantes ser rescatados.
El 21 de septiembre, El Sur indicó que, mientras en el estado comenzaba a caer el aguacero que causó miles de damnificados, el viernes 13 el gobernador fue anfitrión de un festejo en Casa Guerrero, en el que estuvieron presentes Rubén Figueroa Alcocer, el diputado federal Manuel Añorve Baños, el senador René Juárez Cisneros, el diputado local Héctor Astudillo, el senador Armando Ríos Piter y el diputado local Bernardo Ortega Jiménez.
Si los gobiernos federal, estatal y municipal informaron o no a la población se convirtió en una disputa entre funcionarios y dependencias por los constantes reclamos de los damnificados que aseguraban que nunca se les alertó de la fuerza de la tormenta, y las autoridades guerrerenses se defendieron subrayando que la alerta emitida por la federación era amarilla, de prevención.
El 24 de septiembre, diez días después de que iniciaran las inundaciones, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, dijo que se alertó a los estados en “tiempo y forma” de las lluvias, que habló directamente con el gobernador y cuatro días después informó que presentarían las pruebas de que se alertó.
El 1 de octubre El Sur informó que el gobierno del estado aseguró que alertó a la población vía Facebook y Twitter desde el 12 de septiembre y por radio a partir del sábado a las 2:45 de la tarde solicitó difundir la alerta, pero reconoció que hasta las 7 de la noche mandó los spots.
Protección Civil estatal presentó un micrositio de Internet para exhibir la cronología de sus acciones para defenderse de las acusaciones de negligencia.
Sin embargo, ese mismo día se informó que el coordinador nacional de Protección Civil, de la Secretaría de Gobernación (Segob), Luis Felipe Puente Espinoza, dijo que desde el jueves 12 de septiembre la dependencia hizo el alertamiento temprano a las autoridades de Guerrero para que tomaran las medidas preventivas y se evitaran desastres como consecuencia de las lluvias, y que no sólo emitió alertas, 31 boletines, sino que también se comunicó por teléfono para hacer recomendaciones.
En esa conferencia en la Segob, el subsecretario de Normatividad de Medios y vocero del gabinete de seguridad del gobierno federal, Eduardo Sánchez Hernández, advirtió que habría “una investigación administrativa respecto de posibles responsabilidades por parte de los funcionarios públicos, estatales y municipales”. Adelantó que las sanciones serían incluso del ámbito penal, y agregó que los que podrían ser sujetos de sanciones son presidentes municipales y gobernadores.
El 1 de octubre El Sur también publicó que el alcalde de Acapulco insistió en que se hicieron los avisos a la población y que si no se instaló el Consejo de Protección Civil el sábado 14 de septiembre por la mañana, antes de su informe, fue porque Protección Civil federal emitió solamente una alerta amarilla que hasta el domingo pasó a naranja. Y en la sesión de Cabildo los regidores del PAN pidieron la destitución del director de Protección Civil por su “omisión”.
Incluso el 7 de octubre se informó que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) indicó en un comunicado que desde el 20 de septiembre inició una queja de oficio para investigar a las autoridades de Guerrero por su posible omisión en la aplicación de medidas preventivas para evitar los daños ocasionados por la tormenta tropical Manuel.

468 ad