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Afecta la marejada 69 enramadas, 16 restaurantes, dos muelles, un andador y ocho palapas en Guerrero

*En Playa Azul, municipio de Coyuca de Benítez, fueron arrasadas 32 enramadas por el fuerte oleaje. También hubo daños en Acapulco, Petatlán y Zihuatanejo, informa Protección Civil del estado

Aurora Harrison

La Subsecretaría de Protección Civil del estado informó que por el incremento del oleaje y las marejadas en el litoral de la entidad resultaron afectadas 69 enramadas, 16 restaurantes fijos, dos muelles, un andador escénico y ocho palapas, en los municipios de Acapulco, Petatlán, Coyuca de Benítez y Zihuatanejo, los tres últimos de la región Costa Grande.
En Playa Azul, municipio de Coyuca de Benítez fueron arrasadas 32 enramadas por el fuerte oleaje. En un recorrido se observó a propietarios que intentaban recuperar la madera de sus inmuebles; recordaron que era la segunda vez que ocurría que el oleaje se llevara sus cosas, la primera sucedió hace 20 años.
En un comunicado de prensa se informó que empleados de la dependencia realizan recorridos preventivos y de apoyo a la población en coordinación con las autoridades municipales de Protección Civil y soldados de la Secretaría de la Defensa Nacional, para salvaguardar la vida de los habitantes de esos municipios, y los bañistas que visitan esos lugares.
Según el reporte preliminar de las acciones efectuadas entre el viernes y sábado por los trabajadores de la dependencia, en Acapulco hubo afectaciones en 11 restaurantes fijos de Pie de la Cuesta y tres en Puerto Marqués; en el municipio de Coyuca de Benítez fueron 32 enramadas, así como daño por erosión en el área de playa.
En Petatlán fueron afectadas por alto oleaje 20 enramadas de la Barra de Potosí y 15 en el lugar conocido como La Barrita; en Zihuatanejo se reportó daños en dos enramadas de playa Linda y en un muelle, el andador escénico de playa La Madera; dos restaurantes en playa Larga; así como daños en el muelle de playa Las Gatas; ocho palapas y un daño por erosión en El Palmar, y uno más en Playa Blanca.
Ayer en un recorrido en Playa Azul se observó a dos patrullas de la Policía del Estado y vehículos oficiales del Sistema de Desarrollo Integral para la Familia (DIF) estatal que llevaban colchonetas, cobertores, despensas que fueron entregados a las personas que perdieron sus inmuebles por el fuerte oleaje y marejadas ocurridas desde el viernes.
La propietaria de una de las enramadas que se llevó el mar, Patricia Marín Benítez acompañay da de sus dos hijas trabajan para rescatar la madera con la que construyeron su negocio, y no comprarla en caso necesario, “esta muy caro para estar comprando y no tenemos el dinero para hacerlo por eso estamos salvando la madera”.
Las hijas estaban encima de los materiales de la enramada que estaban sobre la arena, con cuchillos y martillo quitaban los clavos; arriba, en lo que quedo de tierra, estaba Patricia Marín quien recibía la madera y la colocaba a orilla de calle.
Explicó que “la marea nos llegó muy duro, el mar trae mucha corriente y va deslavando, haciendo un paredón y tumbando todo, por eso es que está haciendo muy feo y está llegando hasta la carretera, y afectó a todos los negocios, se llevó la arena donde estaban construidos los negocios, somos varias personas que salimos damnificadas”.
Tenía más de 20 años que había construido su enramada, dijo, y comentó que “tenía rato que no pasaba este fenómeno, que las olas del mar llegaran hasta orilla de la carretera”; y explicó que fue la noche del sábado y parte de la mañana de ayer cuando el mar se llevó sus pertenencias, “cosas materiales”.
Explicó que el viernes por la tarde empezaron las olas más fuertes, pero fue el sábado en la noche que alcanzó las enramadas y los restaurantes, que las autoridades municipales no les informaron del fuerte oleaje, el sábado acudieron a preguntar por las personas afectadas que perdieron las cosas materiales, “gracias a Dios no hay decesos”, dijo.
“Nosotros tenemos esperanza que nos apoyen las autoridades, mientras, vamos esperar que el oleaje baje, no podemos colocarnos nuevamente porque no hay arena, el mar se llevó todo y tenemos que esperar”, puntualizó Marín Benítez, propietaria de una enramada.
Unos negocios tenían colocado un listón plástico rojo de “peligro”, a pesar de eso, algunos se acercaron para ver el fuerte oleaje, otros trabajaban para recuperar la madera, como la señora Patricia y el señor Tomás Hernández, propietario de la enramada Chin Chai, quien también lo perdió todo.
Cuándo se le preguntó sí las autoridades les avisaron de este fenómeno, declaró que “no, pero nosotros sabemos que esto de un momento a otro puede pasar, como sucedió hace más de 20 años, pero así como se llevó toda la arena tenemos que esperar que el mismo mar la saque”, dijo.
“Qué más da, esto se puede recuperar poco a poco, pero la vida, esa no”, dijo el propietario de la enramada Chin Chai, y agregó que las autoridades levantaron el censo de los daños y les dieron algunas despensas. Abundó que mientras bajan las olas trabajará en la pesca para subsistir en lo que puede volver a edificar su enramada.

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