Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Renato Ravelo Lecuona

Tláhuac

La tragedia de Tláhuac es algo que está llamando a la conciencia nacional más que la mega marcha contra la violencia realizada en la ciudad de México. Es algo que se repite en muchas poblaciones en todo el país y tiene respuestas constructivas, innovadoras y justas como es el sistema conocido como las policías comunitarias de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias de la Costa-Montaña de Guerrero, pero también respuestas emocionales de estallido de un sentir del pueblo.

El problema de la seguridad es ya, y no se quiere ver así, un problema que cuestiona a todo el Estado mexicano; no es cuestión de PRI, PAN ni PRD, sino de todo el Estado actual con sus gobiernos de todas las banderas, el que está demostrando ser incapaz de ofrecerle al pueblo seguridad, educación y salud, por decir lo elemental. Sería mezquino y criminal reducir este estallido de indignación popular por la falta orgánica de un sistema creíble de justicia que se expresó en Tláhuac, a cuestiones de partidos, pues en todo el país, empezando por Ciudad Juárez, el DF y Guerrero, es algo que rebasa toda magnitud controlable por el actual gobierno y la política empresarial dominante.

Si el Congreso Nacional no declara un estado de emergencia social, si las cosas avanzan y se dejan avanzar criminal y torpemente, nos llevarán a un estado de rebelión generalizada, que desde luego aprovecharán los partidos en sus mezquinas pugnas del poder. La ridícula redistribución de sólo 2.5 por ciento del presupuesto está provocando un escándalo por parte del PAN-Fox ¡cuando se requiere en lo inmediato duplicar los presupuestos para seguridad, educación y salud que demandan cifras que rebasarían el 100 por ciento del erario! ¡Cuando, por ejemplo, para que el sistema de seguridad y justicia que atiende sólo el 1 por ciento de los casos de delitos registrados, tenga cubierta la nación de cuarteles policiacos, juzgados y cárceles (en la ruta absurda que se plantea) se requiere centuplicar lo invertido por el Estado en el aparato de justicia y es algo que no va suceder!

La crisis social del Estado es algo que va más allá de las medidas presupuestales inmediatas: la incapacidad está determinada por la criminal política neoliberal que imponen los grandes bancos transnacionales al mundo entero y que gobiernos serviles, empresariales y sumisos como el salinistafoxista aceptan para descapitalizar al mundo entero. Está visto y requetevisto que en la crisis argentina y la brasileña el capital mundial y la falta de perspectivas reducen a la impotencia a sus gobiernos democráticos.

Está visto cómo las falsas y mentirosas estadísticas del gobierno de Fox-PAN decoran una realidad que estalla en actos desesperados ante la impotencia para contener la delincuencia generalizada generada por el desempleo, para evitar millones de estudiantes sin destino seguro a su preparación, de un sistema se salud con millares de médicos especialistas en desempleo; de universidades sin investigación orientada directamente al desarrollo, pues el modelo impone la importación de tecnología extranjera; está visto como el Estado actual con su PAN y su PRI unificados no tienen otro proyecto de nación y que su única receta es la inversión extranjera. Al tiempo restringen cada vez más el gasto social y pegan de gritos por la reorientación de una pizca del presupuesto, cumplen la consigna de la banca internacional de adelgazar el aparato de Estado al tiempo que engordan a los poderosos dueños del capital nacional-mundial-transnacional. Las cifras no mienten. Buscarle otras explicaciones sin apuntar a las verdaderas causas de la crisis del Estado, es hacer negocio de partidos ante estas trágicas respuestas del pueblo como la de Tláhuac.

Hay que evitar más Tláhuac, pero no con cuarteles, cárceles y jueces corruptos, sino con empleos y proyectos nacionales de desarrollo apoyados desde el Estado. Suena viejo, pero es más vieja –centenaria– la ilusión demagógica de la inversión extranjera, pues sólo llega a comprar lo que funciona, para descapitalizarnos más, con el optimismo de Fox y el PRIPAN, con su mente estrecha y sus intereses empresariales mezquinos.

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