Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Martha Sánchez Néstor *

Mujeres indígenas: vivencias y retos

Cuando decidí escribir y compartir con los lectores y las lectoras de El Sur estas líneas, dudé mucho del contexto en que lo haría, me preguntaba cuánto puedo decir que no trastoque la intimidad de cada familia, de cada mujer, de cada compañera de lucha, de cada amiga, de cada una de las que hace algunos años venimos coincidiendo en este caminar en el escenario indígena, siempre a lado de los hombres, autoridades comunitarias, dirigentes, hermanos, compañeros de organizaciones diversas, pero haciendo la otra historia.

Y pensé que nuestros pasos y nuestras voces en la comunidad, en Guerrero y en cualquier parte que estamos presentes es siempre construyendo mejores condiciones de vida para las mujeres que vienen, aquellas que también dirán, mis madres, mis abuelas contribuyeron para garantizar un futuro más equitativo desde la familia, comunidad y por supuesto de cara a la nación, quizás hoy, muchos no lo observen, otros lo desdeñen, algunos más descalifiquen, pero a mis hermanas indígenas les digo: quién si no nosotras mismas para seguir apropiándonos de nuestras voces. Y me recuerda también esa frase que se hiciera famosa en los 90, que este es el fin del silencio indígena o el ¡Ya basta!, o aquella de la dignidad no se vende, resiste. Podría ser también la que mujeres de varios pueblos indígenas hicimos nuestra: construyendo la unidad en la diversidad.

La diversidad es compleja y poco asumida. En sí mismo este Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer es algo que poco a poco hemos retomado algunas mujeres indígenas para seguir esforzándonos en decir ¡aquí estamos! y llegar a la conciencia de la sociedad guerrerense, a la mirada de los otros, de las otras. Eso ha sido un esfuerzo de muchos años, pero el resultado muy paulatino, porque aunque es importante, aun siguen siendo insuficientes las aliadas y aliados que nuestro caminar ha tenido. Hace unos días recordábamos con una mujer tlapaneca de Potrerillo Cuapinole, que hace un año el día 25 celebramos un foro de mujeres nahuas, amuzgas, mixtecas y tlapanecas en Chilpancingo, que por cierto sesionamos bajo los rayos del sol en la explanada del Congreso del Estado sin presencia de alguna legisladora o funcionaria gubernamental. Hace dos años el 7 de marzo en el Día Internacional de la Mujer celebramos por primera vez el foro Voces de Mujeres Indígenas, en la Sala José Francisco Ruiz Massieu del Congreso también, y contamos con la facilidad de estar en dicha Sala –lo cual se agradece– y estuvo una diputada tan sólo unos minutos en nuestro evento. El mensaje es claro: ni adentro ni afuera hay voluntad o interés. ¿Será que en ese momento no habría que tomarse la foto como en las campañas políticas que se viven ahora? Por eso creo que la celebración de este día internacional debe ser de reflexión para las diputadas y diputados actuales de los distintos partidos políticos y en particular de la Comisión de la Mujer. Señoras: nuestra palabra es un asunto siempre postergado por los hombres desde la comunidad, pero ¿qué se hace desde el poder legislativo para cambiar también la violencia en la vida de la mujer indígena?

¿Cómo garantizar los derechos de la mujer en un Estado donde se piensa que la pobreza extrema se combatirá mediante programas coyunturales o paliativos? ¿Dónde seguimos viviendo el racismo que vuelve su rostro en la intolerancia para mirar la especificidad de las mujeres, y donde se diseñan sólo políticas publicas homogéneas?”.

En los últimos meses hemos visto cómo la violencia aumenta contra los pueblos indígenas, y en particular contra las mujeres. Así lo constatan la militarización en las regiones, las violaciones sexuales cometidas por miembros del Ejército que se han denunciado contra las cuales no hay justicia sea real, equitativa, y sobre todo que sea con pleno respeto a los derechos indígenas; las artesanas siguen viviendo el intermediarismo, la falta de mercado para colocar a precio justo sus productos; los índices de mortalidad materna siguen arraigándose en los cerros, las laderas, las montañas, y en las ciudades más grandes o centros turísticos. ¿Por qué? Porque ahí las mujeres indígenas también estamos, por migración necesaria ya sea para estudiar, para trabajar, para sobrevivir; el alcoholismo; las redes organizadas de prostitución infantil que penetran las regiones indígenas sin que las autoridades accionen preventivamente. Hay sólo registros oficiales de índices y no existen acciones de facto; el trafico de órganos en niños y niñas está llegando al seno de las familias indígenas; la venta y distribución de drogas es un asunto que está calcinando a los y las jóvenes en Municipios Indígenas, y por si fuera poco el VIH-sida es una epidemia que está costando muchas vidas de mujeres, hombres, niños, niñas, homosexuales, y sin duda en nuestras regiones el silencio es el mayor cómplice de estas graves problemáticas. La falta de información adecuada genera por ende el miedo a enfrentarlas, no hay acciones realmente transversales en las dependencias gubernamentales y mucho menos hay presupuestos que garanticen el acceso pleno de las mujeres indígenas al desarrollo integral, y podamos difundir, promover y construir una cultura de la no violencia contra la mujer, y de la mujer indígena.

Nuestro estado está a unos meses de vivir elecciones donde nuestro sufragio como mujeres definirá el rumbo de la política. Entonces, mujeres todas, hagamos uso de nuestro derecho de manera libre, y cambiemos el rumbo. Seamos realmente una alternativa.

Es hora de que los pueblos indígenas revisen la historia de lo que nos ha dejado el partido oficial en la entidad, es hora de revisar el presente y es nuestra responsabilidad garantizar otro futuro, por que aun a estas alturas sólo vemos folklore en el discurso de los candidatos y la candidata que aspiran a gobernarnos. A ellos preguntemos ¿en dónde estamos en su agenda las mujeres indígenas y los pueblos?

* Coordinadora general de la Asociación Nacional Indígena Plural por la Autonomía (ANIPA) e integrante de la Coordinadora Guerrerense de Mujeres Indígenas.

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