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Jaime Salazar Adame

 Vicente Riva Palacio

Liberal distinguido, político, diplomático, abogado, escritor fecundo, poeta, periodista y general del Ejército Mexicano, Vicente Riva Palacio y Guerrero luchó con las armas y la pluma contra la Intervención, siendo ministro de México en España y Portugal, muere en Madrid el 22 de noviembre de 1896.

Nació en la ciudad de México el 16 de octubre de 1832, siendo hijo del ilustre abogado liberal don Mariano Riva Palacio y nieto por línea materna del caudillo insurgente Vicente Guerrero y Saldaña.

Riva Palacio estudió en el famoso Colegio de San Gregorio y se recibió de abogado en 1854; a los 22 años de edad fue consejero municipal y diputado al Congreso de la Unión iniciándose así en las actividades políticas.

En 1861 el presidente Benito Juárez le ofreció la cartera de ministro de Hacienda pero no la aceptó. En 1862, durante la Intervención francesa formó a sus expensas una guerrilla para combatir al invasor. En unión del general Ignacio Zaragoza participó en la gloriosa Batalla del 5 de mayo en Puebla de los Ángeles, derrotando al ejército francés comandado por el mariscal Elías Forey. En 1863, a raíz de la muerte del general Arteaga, fue designado gobernador del Estado de México. Se estableció en Zitácuaro, plaza que defendió vigorosamente.

En 1865 fue nombrado gobernador de Michoacán y comandante general del Ejército del Centro, tomó la plaza de Tacámbaro, Michoacán, haciendo un gran número de prisioneros; su conducta como militar victorioso pero humanista en alto grado, motivó que el general Bazaine accediera de inmediato a parlamentar con él.

En 1866 participó en las célebres batallas de La Magdalena y en el Sitio de Querétaro. En 1867, al caer la plaza de Querétaro en poder de las fuerzas republicanas y ser hechos prisioneros el emperador Maximiliano de Habsburgo en unión de sus generales Miguel Miramón y Tomás Mejía, su caballerosidad y don de gentes sorprendieron al derrotado Maximiliano quien conmovido por las atenciones que les dispensó Riva Palacio, le obsequió su hermoso caballo.

Al resultar reelegido el presidente Juárez en 1871, Riva Palacio fue nombrado presidente del Tribunal Supremo de Justicia. Por esa época dio a conocer varias obras teatrales, poesías y novelas. En 1874 colaboró como periodista satírico en El Ahuizote, órgano periodístico publicado por don Sebastián Lerdo de Tejada. También fustigó mordazmente a varias administraciones gubernamentales en El Radical.

Participó activamente en la Revolución de Tuxtepec y al triunfo de ésta en 1876, el presidente provisional, Porfirio Díaz Mori, lo nombró ministro de Fomento, cargo en el que se distinguió por su brillante labor e impulso a las obras públicas como ninguno de sus antecesores lo había hecho.

La situación política de México por aquellos días era sumamente difícil y los golpes de Estado y las conspiraciones se sucedían constantemente. Riva Palacio no estaba inactivo y fue acusado de conspiración en 1884 y enviado a la prisión militar de Santiago Tlaltelolco en la que estuvo preso varios meses. Al abandonar la prisión solicitó y obtuvo su retiro del servicio activo de las armas.

En 1886 el presidente Porfirio Díaz lo designó ministro plenipotenciario de México ante los gobiernos de España y Portugal; residió durante 10 años siendo querido y respetado pues desempeñó su misión con gran acierto. Adquirió popularidad entre los poetas y literatos españoles siendo bien acogido por la sociedad madrileña. Su libro de poemas con el seudónimo: Rosa Espino titúlase Flores del Alma. Notables son sus narraciones Los Cuentos del General.

Como escritor dejó a la posteridad regular número de obras sumamente interesantes y valiosas: el segundo tomo que comprende la época colonial del México a Través de los Siglos, monumental historia de México que se debe a su iniciativa y dirección en cinco volúmenes; también dirigió la obra: El Libro rojo. Sus novelas al estilo del folletín más conocidas son: Martín Garatuza, Los Piratas del Golfo, Calvario y Tabor,                                     Monja y Casada, Virgen y Mártir. Un libro de semblanzas literarias de sus contemporáneos es Los Cedros (1882).

Exhumados sus restos llegaron a México el 19 de mayo de 1936, siendo reinhumados en el Cementerio de Dolores, en al Rotonda de los Hombres Ilustres donde reposan para siempre.

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