Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Jaime Castrejón Diez

Historia ficción

Recientemente salió una novela de Philip Roth La conspiración contra América en donde utiliza la técnica –ya utilizada en otras ocasiones– de alterar la historia conocida e imaginar lo que hubiera sucedido si los acontecimientos fueran diferentes. En el caso de este autor, es en el que Franklin Roosevelt hubiera perdido las elecciones con Charles Linbergh que era progermánico y que era un admirador del movimiento nazi en Alemania.

Pensando en nuestro país y haciendo la misma analogía ¿qué hubiera pasado si el triunfador de las elecciones de 2000 hubiera sido Francisco Labastida y cómo estarían alineados los personajes y grupos políticos en este momento? Es tentadora la idea porque permite a uno ver cómo el simple cambio de personajes en la política tienen un efecto profundo.

En primer lugar no hubiera habido Pemexgate, el PRI no hubiera sido multado y las relaciones del presidente con el liderazgo petrolero serían excelentes y a pesar de los refinamientos electorales que introdujo el IFE, la bolsa de dinero para perpetuarse en el poder estaría vigente. Pero también habría otros cambios sustanciales, Vicente Fox estaría en su rancho de Guanajuato sin ser ya figura que aparece en los diarios todos los días, nadie habría oído hablar de Martha Sahagún y muchos de los actuales personajes seguirían siendo hombres de negocios o ejecutivos en sus distintas ramas.

El cambio dentro del PRI sería fundamental, Roberto Madrazo estaría en su casa y no hubiera resurgido la familia Hank que estaría también dedicada a sus habituales negocios. La presidenta del PRI sería Beatriz Paredes y el liderazgo del priísmo en la Cámara estaría a cargo de Elba Esther Gordillo. Yunes hubiera ganado las elecciones en Veracruz, Murat estaría sumido en el olvido y no hubiera podido imponer a su sucesor y veríamos cambios también en las estructuras partidistas.

En el PAN la corriente doctrinaria sería la predominante y figuras como Felipe Calderón estarían a la vanguardia. Creel no sería personaje político como tampoco lo serían el secretario de Economía. Estarían escribiendo artículos Aguilar Zinser y Jorge Castañeda sin haber tenido oportunidad de asomarse a la política, de muchos otros no habríamos oído nunca ni siquiera sus nombres.

Del lado del PRD –suponiendo que hubiera ganado las elecciones Andrés Manuel López Obrador– tendríamos sí algunos escándalos, el escándalo de su Secretario de Finanzas, el escándalo de René Bejarano y todo el manejo de la corrupción provocada por Carlos Ahumada estaría presente, pero el PRD no estaría tan preocupado porque el partido en el poder conocería de corrupciones y hubiera llevado la vida en paz.

El perredismo estaría compuesto en la misma forma que está ahora, por un lado la izquierda Fifí, el Cardenismo y las tribus amalgamadas en una olla de presión que en cualquier momento pudiera estallar como lo puede hacer ahora. La falta de confrontación constante con el Ejecutivo no se hubiera dado y su imagen no sería tan fuerte.

Las reformas estructurales no se hubieran dado a pesar de las presiones internacionales, pero el clientelismo y el paternalismo habrían mantenido la tranquilidad en el país y la gente acostumbrada a la corrupción y a la manipulación no estaría preocupada. Como nadie tenía grandes esperanzas en un Labastida reformador, nadie estuviera decepcionado sino hubiera pasado nada, la indignación por no haber respondido a las expectativas crecientes no se hubiera dado, no habría decepción, no habría reclamos, la cosa seguiría como siempre, el equilibrio no se hubiera alterado. Muchos personajes estarían puestos en una situación diferente, Labastida debiéndole la presencia a Zedillo hubiera puesto una barrera hacia Salinas aún cuando, si se hubiera dado cuenta que Zedillo lo habían lanzado a perder y a pesar de eso había ganado, tal vez Zedillo tampoco tuviera como ahora ninguna influencia en la política nacional. Los jaloneos de expresidentes serían exclusivamente del grupo salinista.

La comisión de la verdad estaría entrampada en discusiones bizantinas, tal vez no hubiera fiscal especial y habría una discreta actitud hacia los grupos tal vez dándoles alguna esperanza de aclaración de la guerra sucia sin llegar naturalmente a tocar a dos personajes priístas. Se habrían creado comisiones nuevas y se hubieran coptado otros líderes.

Es un ejercicio imaginario, pero ayuda a ver lo que puede ser el futuro.

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