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Causaron las marejadas daños en 36 restaurantes de la Bonfil y 12 en playa Papagayo

Karla Galarce Sosa

Treinta y seis restaurantes ubicados en el poblado Alfredo Villa de Bonfil y 12 más de la playa Papagayo sufrieron daños por las marejadas que causó la tormenta tropical Polo, que evolucionó a huracán categoría I a su paso por Guerrero.
Además de que el mar afectó las ramadas y más de una decena de palapas, arrastró mobiliario y socavó una decena de negocios que ofrecen áreas de chapoteaderos, albercas y comida en la zona Diamante de Acapulco.
Las lluvias del meteoro ocasionaron el aumento en el nivel del agua de los cuerpos lagunares y la inundación parcial del club de golf del hotel Princess, además el riesgo de inundación de las villas del mismo nombre, debido al azolve de un canal pluvial que desemboca en la laguna Negra de Puerto Marqués.
Al respecto, Protección Civil estatal emitió un dictamen técnico para que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) desazolve el canal y descienda el nivel en los lagos del club de golf del hotel Fairmont Acapulco Princess, y evitar inundaciones en las villas.
El coordinador del Centro de Atención a Emergencias (CAE) de la zona Diamante, Juan Carlos Monroy Monroy, informó que fueron 36 los restaurantes afectados en el poblado Bonfil, el socavamiento en algunos locales, así como pérdidas materiales y arrastre de basura y troncos al interior de los negocios.
En un recorrido por la zona de restaurantes del parque Papagayo se observó que el mar llegaba hasta el mobiliario y arrastró consigo basura y provocó encharcamientos durante la mañana.
En la bahía de Santa Lucía las olas levantaron además, parte del material de los muelles de local Mexicanísimo y 100% Natural de playa Hornos; de éste último los pilotes de concreto fueron socavados y dos de ellos comenzaban a inclinarse.
En el poblado de Alfredo V. Bonfil y para evitar la erosión del oleaje en los negocios, los locatarios colocaron palizadas para impedir que el mar arrastrara enormes troncos de árboles y que éstos impactaran en la estructura de sus restaurantes hasta derribarlos.
En el lugar se observaron locales en los que en lugar de mesas y sillas, había enormes troncos de árboles o palmeras.
Allí las olas también arrastraron el corral de incubación del campamento tortuguero, donde quedaron destruidas las nidadas que eran resguardadas por colaboradores voluntarios y que alcanzaron a socavar parte de las ramadas.
Del registro, dijo Monroy Monroy dieron fe las autoridades del sector ambiental, pues quedaron destruidas las nidadas y el agua arrastró embriones de quelonios marinos que quedaron dispersos en la franja de arena.
La señora María Concepción Ortiz Campos, propietaria del restaurante La Morena en Bonfil, dijo que el mar arrastró la alberca del negocio que heredó de su madre.
Contó cómo en sólo una noche, el agua golpeó, socavó y arrancó poco a poco la infraestructura compuesta por varillas, concreto y piedras del restaurante que recibía a los visitantes.
Para evitar la erosión en sus negocios, los propietarios de los restaurantes Chamama’s y Compadre Noilo compraron piedra para que ésta fuera colocada en la rompiente de las olas y evitar más daños en sus negocios, pues en uno de ellos se observaron cuarteaduras en las escaleras y paredes más cercanas al mar. Se observó la llegada de al menos cuatro camiones de carga pesada que vertían piedra en la franja de zona federal a un costado del restaurante Mocambo, donde a pesar de la lluvia había una familia disfrutando del agua de la alberca en ese lugar.
Otro negocio con pérdida completa de las cabañas de palapa fue el restaurante El Dorado, donde los empleados del lugar colocaban costalillas para reducir el impacto de las olas.
El señor Eduardo Eugenio Santiago, propietario del restaurante Los Amigos, explicó que no se había registrado una marejada que impactara de tal manera a los restaurantes en esa zona desde hace cuatro años. Estimó que las pérdidas eran cuantiosas, pues sólo en su negocio el mar arrancó una palapa que había costado más de 100 mil pesos en su construcción.
Eugenio Santiago comentó que además de la pérdida de la palapa, el martes por la noche el mar arrastró mobiliario como mesas y sillas, del interior de su negocio, además de que dejó dentro enormes troncos de árboles que, por su tamaño, sólo podrían ser removidos con la ayuda de maquinaria.
Comentó que para poder recuperar de manera parcial los servicios que ofrecía en el sitio, deberá invertir alrededor de 150 mil pesos para tan sólo volver a construir las palapas donde alojaba a los comensales.
Por la tarde, PC estatal entregó costalillas a los restauranteros e informó que el oleaje elevado se mantendría durante las próximas horas.

 

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