Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Xavier Carreto A.

 Una promesa difícil de cumplir

En el arranque formal de su campaña en busca de la gubernatura del estado, el candidato priísta Héctor Astudillo Flores ofreció ganar la elección del 6 de febrero de 2005 de manera limpia, transparente y legal. Promesa que se cree no podrá cumplir, pues desde ahora los métodos utilizados por los dirigentes de su partido para ganar los comicios del próximo año no son limpios, transparentes y menos legales. No se podría esperar otra cosa de un partido que para ganar tiene que hacer uso de medios ilícitos como ha sido la costumbre en todas las elecciones en las cuales participa en el territorio nacional y que ante el tamaño de la ilegalidad la decisión final queda en manos de los tribunales electorales, como estamos esperando que suceda en estos días en los casos de los gobiernos estatales de Oaxaca y Veracruz; así también de la presidencia municipal de Tijuana.

En primer término, se sabe que los recursos del erario público están siendo utilizados de manera amplia y consistente en esta campaña priísta, y está documentado de forma efectiva por los medios de comunicación que el gobierno del estado, a través del Ejecutivo estatal, está repartiendo despensas, utilizando los helicópteros a su servicio y el personal que labora en las estructuras de gobierno participando en las actividades de proselitismo de Astudillo Flores, entre lo que se sabe.

El activismo de última hora, en los dos meses y medio que le quedan a su mandato, hace aparecer al gobernador Juárez Cisneros como si el fuera el candidato, con lo cual lesiona la equidad de la contienda electoral. ¿De dónde salen tantos recursos para hacer una obra pública que no se había hecho en la mayor parte de esta administración? ¿A dónde fueron a parar los recursos que no se ejercieron en los 67 meses anteriores? Si el mandatario estatal hubiera trabajado como lo está haciendo ahora, seguramente los ciudadanos guerrerenses tendríamos otra opinión de este gobierno y no la que tenemos de ser corrupto e ineficiente, lo cual le pesa más que otra cosa al candidato del PRI.

Lo grave de todo esto es que Héctor Astudillo no reconoce que el gobierno estatal priísta no ha hecho su tarea, puesto que ha ofrecido continuar con sus acciones. Cuando lo que los ciudadanos esperábamos que dijera en su discurso de apertura, el sábado 6, al hablar sobre el tema educativo, que empezaría por limpiar a fondo la corrupción que impera en la Secretaría de Educación Guerrero, la cual ha colocado al sistema de educación estatal en las peores condiciones que impide que la mayoría de los niños y jóvenes guerrerenses reciban una educación de calidad como es el anhelo del pueblo de Guerrero para empezar a superar la pobreza en la cual vivimos.

De igual manera, se esperaba que el candidato priísta, en otro de los temas relevante y que más nos preocupa a los habitantes de este estado, como es el de la seguridad pública, hiciera propuestas más consistentes acordes a la situación que se vive de transformar a fondo las estructuras de persecución del delito e impartición de justicia, en lugar de convocar a quienes, en su mayoría, no han cumplido con su responsabilidad de garantizar la integridad física y el patrimonio de los guerrerenses.

Es muy evidente el derroche de recursos que viene haciendo Astudillo en su campaña, los gastos en los medios electrónicos e impresos parecen excesivos, al igual que la pinta de bardas y la colocación de gallardetes que ya se ven por todo el territorio estatal y no se diga el costo de la renta de los autobuses para acarrear a la gente a Tixtla a la apertura de la misma. Más grave será comprobar que le ha pagado a Teléfonos de México 11 millones de pesos por un software que le sirve, entre otras cosas, para felicitar a los más de 300 mil suscriptores que tiene esta empresa en la entidad, en su cumpleaños, como lo denunció en la tribuna del Congreso local, esta semana, el diputado perredista Ramiro Alonso de Jesús. Por lo cual no es aventurado aseverar que a una semana de iniciada su campaña ya rebasó el tope de recursos que para la misma señaló el Consejo Estatal Electoral de poco más de nueve millones de pesos, ante la complacencia y el disimulo de los integrantes de éste.

Astudillo está obligado a informar a cuánto ascienden y de dónde proceden los sobrados recursos que viene utilizando en su campaña, y desde ahora empiece a cumplir el ofrecimiento hecho de transparentar el origen, legalidad y limpieza de los mismos. De lo contrario, nadie le creerá que es un priísta diferente que no se parece en nada a las malas compañías que le rodean en sus actuales actividades de proselitismo político que lleva a cabo.

Uno de los puntos más destacados en la información que da cuenta del comienzo de la campaña priísta, es la presencia de los ex gobernadores, de los dirigentes de los partidos políticos nacionales que integran la coalición Todos por Guerrero, de connotados priístas, casi todos ellos figuras que los ciudadanos guerrerenses ya no quieren ver. Son los mismos de siempre, los enriquecidos al amparo de los cargos públicos que se niegan a dejar las ventajas de un poder que los ha llevado a distanciarse del resto de priístas que siempre han trabajado por alcanzar una posición de elección popular o cargo administrativo y que nunca conseguirán en este partido, pues están condenados a seguir siendo la base que sostiene a esta cúpula corrupta, a cambio de migajas.

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