Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Arturo Solís Heredia

CANAL PRIVADO

  Arrancan  

Después de todo, las campañas no han comenzado tan mal como temíamos los que a menudo nos vence el escepticismo y la falta de confianza en la seriedad y en el sentido de responsabilidad social de los protagonistas de la política mexicana. Los que integramos ese grupo de apartidistas y agoreros del desastre esperábamos un inicio tenso y lleno de acusaciones de uno y otro lado y vacío de propuestas y prudencia.

Y aunque no han faltado advertencias, desencuentros y fanfarronerías, al menos la presentación puntual de los idearios y proyectos de gobierno de Héctor Astudillo y Zeferino Torreblanca (en estricto orden alfabético) evitó que las ideas quedaran vergonzosamente avasalladas. Cada uno, a su estilo y con sus prioridades, delinearon las acciones y proyectos que ofrecerán al electorado en esta campaña, como argumentos principales para convencernos de que merecen nuestro voto y confianza.

No dejan de ser enunciados, buenos deseos ilustrados, pero algo es algo. Esperemos entonces que el contenido del debate entre los candidatos del PRD y PRI, se concentre fundamentalmente en la discusión y en el análisis de los detalles, virtudes y defectos de cada propuesta y no en agravios, desacreditaciones y rencillas personales.

Por lo pronto, las propuestas de cada uno me provocan preguntas y aclaraciones. Por orden alfabético, reitero.

Héctor Astudillo divide su propuesta en cuatro renglones: visión económica, visión social, seguridad y justicia y visión política. En el primero, destacan dos generalidades ambiciosas: “Desarrollo de la economía y crecimiento del PIB estatal”. Su visión social formula, entre otros, tres deseos importantes: “Combate a la pobreza, más y mejor educación y más y mejores servicios de salud”. En cuanto a seguridad y justicia, Astudillo recoge reclamos unánimes: respeto a los derechos humanos, combate a los secuestros, fomento a la cultura de no corrupción, combate al narcotráfico y un Guerrero sin impunidad ni corrupción. Por ultimo, su visión política reitera compromisos muchas veces oídos antes y nunca cumplidos: consolidación de la democracia, colaboración entre los tres poderes y tres niveles de gobierno, diálogo, tolerancia y negociación, paz social y orden y Estado de derecho.

Por su parte, Zeferino Torreblanca anunció diez compromisos básicos: orden y disciplina “en casa”, para tener una administración eficiente, moderna; anticorrupción, privilegiando la rendición de cuentas y la transparencia, para que “nadie robe dinero”; participación ciudadana; Estado de derecho; empleo y rescate del campo; equilibrio regional; combate a la pobreza; formar cadenas de esfuerzos productivos; hacer un gobierno para la sociedad; y, al final, despertar una nueva moral en la política para que los ciudadanos puedan reclamar sus derechos a cualquier orden de gobierno.

¿Quién puede estar en desacuerdo?, ¿quién se atreve a oponerse a tales metas? El problema, como siempre, es cómo lograrlo, de qué manera resolver la encrucijada guerrerense. No encontré en sus documentos fórmulas ni acciones que expliquen el rumbo, las estrategias que se pretende seguir.

En sus respectivos portales de internet, tampoco encontré respuestas a esa pregunta básica. En el de Astudillo se ofrece un amplio documento de 65 páginas, pero que se limita a justificar con argumentos sociopolíticos las razones de sus propuestas; en el sitio de Zeferino también está disponible un documento de 23 páginas, con menos argumentos, pero más abundante en cifras, diagnósticos y estadísticas que respaldan sus ideas.

Para abrir boca, el esfuerzo de ambos se reconoce por inédito en este tipo de elección. Hay ya entonces referencias y temas concretos para elevar el nivel de la campaña. De los contendientes y sus equipos, de los militantes partidistas, de sus simpatizantes, de los ciudadanos, de los grupos sociales y, sobre todo, de los periodistas guerrerenses, dependerá que esta sea la mejor elección de nuestra historia moderna.

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