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Sabe que vive en zona de riesgo pero no tiene a dónde ir, dice vecina de la Miguel de La Madrid

Yee Trujillo

 

Sin importar que en la temporada de lluvias y huracanes de 2007 perdiera a su esposo y a dos de sus hijos porque una roca de más de 50 toneladas cayó sobre su vivienda, desde hace dos años la señora Virginia Nicolás Cervantes regresó a habitar el lugar porque dice que no tiene ningún otro donde vivir.

Hace cinco años, a las 11 de la noche del viernes 31 de agosto, tras tres días de lluvia constante y el reblandecimiento del cerro ubicado detrás de su vivienda, el esposo de Virginia Nicolás, Porfirio Ortiz Gómez, de 40 años, y sus dos hijos Porfirio y Francisco Javier, de 8 y 13 años, fueron sepultados por una enorme roca que se deslizó hacia el cauce del río en el que se ubica su vivienda, en la calle Las Granjas, de la colonia Ampliación Miguel De la Madrid.

Sentada cerca del sitio en el que cayó la roca de más de 50 toneladas, mientras señalaba las marcas que ésta dejó en los muros y el techo de lo que fueron las recámaras de una casa de dos niveles, la mujer narró que ella y su hija sobrevivieron a la tragedia únicamente porque un día antes ella fue hospitalizada por ataques epilépticos y ambas pasaron la noche en un hospital de Ciudad Renacimiento.

“Como que yo presentí eso un día antes y me puse mal, y yo le decía a mi esposo que nos fuéramos de aquí, que ya no estuviéramos y en ese momento mi esposo me fue a internar allá al hospital”, agregó, y recordó que ella se enteró de la tragedia hasta días después, cuando fue dada de alta en el hospital y encontró que su familia estaba siendo velada en la capilla ubicada a unos metros de su casa, también dentro del cauce del río.

Las labores de rescate de los cuerpos duraron más de 20 horas porque las condiciones climáticas impidieron que los bomberos pudieran liberarlos durante la noche. El retiro de escombros empezó en la mañana del sábado hasta la llegada de efectivos de la Novena Región Militar, quienes agilizaron las labores y lograron recuperar los tres cuerpos entre las 2 de la tarde y las 8 de la noche.

Sin embargo, después del tercer cabo de año, la señora Virginia decidió regresar sola a ocupar la vivienda, utilizando los cuartos del inmueble que quedaron en pie, consciente de que su vida corre peligro en caso de que se registre un deslave y se deslice otra roca o que el río inunde su casa.

“Me vine para acá porque no tengo a dónde más, ni modo que me fuera a las casas de la gente, así que hice lo posible aquí; mi cuñado me echó la mano aunque sea a descubrir, desatrampar todo esto, la tierra que tenía aquí para dormir porque ¿a dónde más?”, explicó.

A causa de su enfermedad indicó no le ha sido posible conseguir un empleo y sobrevive vendiendo bolsas que teje ella misma, porque desde hace varios años ha solicitado ser incluida en el programa Oportunidades sin recibir ningún apoyo.

Mientras caminaba en el sitio donde falleció su familia, Virginia Nicolás recordó que cuando ocurrió la tragedia el gobierno municipal demolió la roca y construyó con ella un muro de contención para evitar más deslaves y aunque las autoridades le prometieron que reconstruirían su vivienda esto nunca sucedió. “Dicen que ellos barda y todo eso no lo podían poner, que solamente nada más la casa y que si me la hacían me la hacían allá en la entrada (sobre el cauce del arroyo) ¿y cómo iba a estar eso?”.

Desde entonces, agregó, ninguna autoridad municipal o estatal ha acudido a visitar su casa, a recorrer el canal o a desazolvarlo, a notificarle que habita en una zona de alto riesgo ni a informarle cuáles son sus refugios temporales más cercanos y cómo llegar a ellos.

Aún conociendo la tragedia, en los últimos años decenas de familias han construido sus viviendas en el lugar, en medio del cauce y sobre las laderas inestables que rodean el arroyo, acorralados por enormes rocas que podrían derrumbar sus viviendas.

Los nuevos habitantes del cauce conocen la historia de la familia Ortiz Nicolás, pero sostienen que “aquí nos tocó vivir y no hay otra parte a donde ir, otros lugares están más caros, y pues aquí, de acuerdo a nuestra situación económica, aquí estamos”.

“Casi para acá no sube Protección Civil, nunca los hemos visto, sí escuchamos que existe ese programa y sí nos gustaría saber o que vinieran”, indicó el señor Ángel Ramírez Ruiz, quien aseguró no saber nada sobre refugios temporales, rutas de evacuación, ni zonas de alto riesgo.

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