Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

NOTAS DE CAMPAÑA

 Redacción  

Ya comenzaron las campañas por la gubernatura. Son tiempos en que se ven con más claridad los atributos o defectos políticos de unos y otros de los contendientes, de sus partidos, de sus amigos y compañeros, de sus adversarios y enemigos. Todo o casi todo se pone a prueba. O, en mejores términos, a la luz de la prueba democrática. La capacidad de las instituciones y de sus dirigentes para no desviar recursos del erario hacia alguno de los candidatos en liza. La de las autoridades electorales para ser –y también parecer– los árbitros y jueces justos de una contienda de la que no forman parte. La capacidad de los medios de comunicación para ponerse al servicio de las necesidades de información del público que los atiende.

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Entre lo bueno a destacar en estos primeros días está la masiva participación de guerrerenses en los primeros actos de campaña. Aquí se anotó un primer triunfo el candidato de la coalición Guerrero Será Mejor, Zeferino Torreblanca, quien el domingo reunió al menos a 15 mil en el mitin de apertura de campaña en la apartada Tlapa. El doble de los que congregó un día antes el candidato de la coalición Todos por Guerrero, Héctor Astudillo Flores, en una ciudad más céntrica como Tixtla.

Los astudillistas se recuperaron el mismo domingo con los mítines de Ciudad Altamirano y Zihuatanejo, en los que participaron unas 10 mil personas.

Pero ya el daño estaba hecho, pues en el llamado círculo rojo –los que leen periódicos– del estado y del país quedó la imagen de que abrió su campaña apenas ante 5 mil simpatizantes.

También entre lo bueno está la declaración, si bien un tanto elíptica, del arzobispo de Acapulco, Felipe Aguirre Franco, cuestionando la falta de trabajo previo del Consejo Estatal Electoral –al que no menciona explícitamente– para lograr que todos los actores firmasen el pacto de civilidad.

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Precisamente entre lo malo de estos primeros días está el comportamiento en ese episodio de la autoridad que organiza el proceso electoral y que contará los votos. La firma de un pacto como el que propuso el mismo Consejo, en voz de su presidente Ceferino Cruz Lagunas, debiera hacerse en un acto incluso publicitado con mucha anticipación, y no de la noche a la mañana como se pretendió hacer el pasado viernes.

Extraña asimismo que el CEE no haya respondido a la denuncia del presidente estatal del PRD, Martín Mora Aguirre, quien dijo que la primera cita señalaba al nuevo Palacio de Gobierno como el lugar donde se firmaría el documento, lo que el dirigente calificó de “inmoral”.

Y para abundar en el sospechosismo de quienes creen que el apresuramiento –“vamos a firmar antes de que empiecen las campañas”– fue tramado en una oficina externa al CEE, el mismo viernes por la mañana el gobernador René Juárez Cisneros daba por hecho que ese día se firmaría el pacto.

De paso hay que decir que la firma de estos documentos ha caído en una inercia. Como si fuera un acto de cajón, más que la manifestación de un serio compromiso en favor de elecciones limpias, equitativas y transparentes.

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Y entre lo feo de estos primeros rounds se encuentra la maniobra del equipo del candidato Héctor Astudillo para “no dejar solo” al candidato Zeferino Torreblanca en las primeras planas de los diarios locales de ayer.

Una vez constatado pasado el mediodía del domingo que el ex alcalde de Acapulco congregó a más guerrerenses en su acto de apertura, se puso en práctica desde el cuartel astudillista una estrategia de control de daños. No se consideraron aquí como suficientes los mítines de Astudillo en Ciudad Altamirano y Zihuatanejo para contrarrestar el primer golpe zeferinista.

El acto de apertura de campaña tiene un valor simbólico, y ante esa realidad no podían quedarse cruzados de brazos. Y así se dio el lamentable caso de periódicos que cedieron y volvieron a publicar en su primera plana del lunes el acto de Astudillo en Tixtla, que fue el sábado. En algunos incluso se presentó como la noticia principal. Y si en su nota del domingo habían utilizado el cauteloso “miles” para no publicar una cifra muy inferior a los 20 mil probables asistentes al acto de Tixtla que habían pronosticado dirigentes priístas, el lunes ya hablaban de ríos de gente que inundaban las calles de la histórica ciudad.

Feo porque se degrada la política y se degrada el oficio periodístico. Qué necesidad había de gastar quien sabe cuántas decenas de miles de pesos.

Ya vendrán los críticos a señalar que esas prácticas contradicen el ofrecimiento del candidato Astudillo de encabezar una campaña limpia, transparente y legal. Y, por lo demás, agregarán, sepa qué tan eficaces sean.

Y es que, a diferencia de cualquier otra campaña del pasado, la candidatura adversaria del PRI es tan altamente competitiva que todos los medios así lo reconocen. Y si bien no le dan siempre el espacio que merece en términos periodísticos, tampoco la pueden ignorar, como sin problemas lo hacían antes.

También entre lo feo está lo que dijo el dirigente del PRD Sebastián de la Rosa Peláez en pleno mitin en Tlapa, de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación había anulado la coalición que encabeza el PRI.

Fue un borregazo. ¿Para qué?

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