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Hacer que 80% del financiamiento público llegue a medianos y pequeños productores, plantean en foro

*El campo de Guerrero no ha sido prioritario para los gobernantes en los últimos 30 años, advierte Víctor Suárez. El poder de los pobres está en la organización, señala Raúl Olmedo, investigador de la UNAM

Lourdes Chávez

Chilpancingo

El director de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (Anec) y activista en la camaña Sin maíz no hay país, Víctor Suárez Carrera, advirtió que no tiene caso luchar por más presupuesto para el campo, si no consiguen que al menos 80 por ciento del financiamiento llegue a los medianos y pequeños productores.
Como ponente en el Foro Popular para el Desarrollo del Estado de Guerrero, que se realizó en el Congreso local, recomendó a los dirigentes de organizaciones que conforman el Frente Popular, y que están impulsando la construcción de un presupuesto partipativo para el campo en 2015, que hagan un convenio con Fundar, Centro de Análisis e Investigación, para verificar la aplicación transparente del financiamiento público y una efectiva rendición de cuentas.
Por su parte, el académico de la UNAM, Raúl Olmedo Carranza, destacó en su intervención que el poder de los pobres está en la organización, y la comunidad —como un cuarto orden de gobierno— tiene que ser la célula básica de la organización política del Estado mexicano, porque es ahí donde se pueden discutir y tomar decisiones todos días.
Subrayó que el Estado como lo conocemos ahora es un obstáculo para el desarrollo, las estructuras de la administración pública son un “lastre” que se replica, el centralismo en cada orden de gobierno; por eso se debe luchar para incluir en la Constitución del estado a la comunidad como el cuarto orden de gobierno.
El activista Suárez Carrera, que también participa en la defensa de una agricultura de soberania alimentaria, el derecho a la alimentacion y en contra del Tratado de Libre Comercio (TLC), habló de los desafíos para el desarrollo sustentable de Guerrero.
Aseguró que si los guerrerenses no saben responder adecuadamente a esos desafíos, “difícilmente podemos hacer cambios que signifiquen algo para la gente, seguiremos haciendo más de lo mismo, con los mismos resultados”.
Como antecedente, señaló que el campo de Guerrero no ha sido prioritario para los gobernantes en los últimos 30 años, y en diciembre la federación aprobó una reforma en materia de energía que establece como primera prioridad en el uso del suelo y subsuelo en todo el territorio nacinal la explotación del petroleo y gas, en segundo sitio las actividades mineras, y en tercero el turismo.
Esto significa que si en una reserva de la biosfera o una zona de recarga de acuíferos se encuentra un yacimiento de petróleo y gas, las empresas extranjeras podrán solicitar permiso de aprovechamietno y nadie podrá oponerse porque la Constitución reformada da prioridad al uso de los hidrocarburos.
Asimismo, señaló que los tres niveles de gobierno han impuesto una idea falsa de que los campesinos y los indígenas son gente pobre, improductivos, son demasiados y sobran, “nos han puesto esa etiqueta, pero hemos producido los alimentos que ha requerido el país en su historia”.
Subrayó que los pueblos tienen que cambiar esta política pobrista y víctimista que se impuso desde el poder, porque “si nosotros no abandonamos esa idea, nada va a cambiar, tenemos que autoreconocernos con capacidades productivas, con derechos, porque ningún derecho se ha dado de los de arriba a los de abajo, todo derecho se dio por una lucha”.
Asimismo, pidió dejar atrás la política invididualista de los programas públicos, sobre todo en un estado rico en organización y colectividad como Guerrero, “al gobierno le da pavor tratar con organizaciones, prefiere tratar con individuos, para que cada quien se rasque con sus propias uñas; (así) se ha debilitado el tejido social, a la comunidad, porque todas las políticas son de atención individualizada”.
Consideró que los pueblos organizados deben exigir programas para colectivos, no para indviduos, para romper este ciclo de marginación y asistencialismo que trastoca la autonomía y la dignidad de las personas que se acostumbraron a extender la mano.
Añadió que para el gobierno no es rentable producir los alimentos en el país, y el desafío de la sociedad organizada es cambiar la política de dependencia por una de autosuficiencia alimentaria, donde los estados, las regiones, las comunidades y las familias, “hasta donde sea posible”, tengan capacidades para producir sus propios alimentos, “si no logramos eso, cualquier dinero que llegue a la bolsa se va, porque tenemos que comprar alimentos cada vez más caros”.
Insistió en que los subsidios sólo sirven para profundizar la probreza y el caciquismo, porque 70 por ciento del financiamiento publico se canaliza a los productores ricos, “muy vinculados a caciques y políticos”.
Por su parte el académico Raúl Olmedo Carranza destacó que en los años 70, México pasó de la autosuficiencia a la dependencia alimentaria, la banca de extranjerizó hace tiempo, se tiene concesionado 35 por ciento del territorio nacional a las mineras, y practicamente (con la reforma energética) perdimos el petróleo.
Añadió que “ya nomás falta perder los calzones y empinarse; pero yo creo que no nos va a gustar y vamos a reaccionar, (porque) hemos perdido seguridad, impartición de justicia, educación y la democracia es un mecanismo para elegir al próximo dictador, que explota y vende los recursos del planeta”.

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