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Ratifica Octaviano que vio a Bernardo Reyes en manos de Wilfrido Castro

Octaviano Santiago Dionicio informó que ayer, ante el juez segundo de distrito, Francisco Esteban González Chávez, le leyeron la declaración que presentó ante la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) en la que afirmó que él vio con vida a Bernardo Reyes Félix, a fines de septiembre de 1972, en los separos de la Policía Judicial del Estado en Acapulco, a cargo de Wilfrido Castro Contretas.

El testigo ratificó su declaración, y después fue interrogado por los abogados del ex judicial detenido.

Dijo que cuando vio con vida Bernardo Reyes Félix en los separos de la PJE él estaba en esos días preso por motivos políticos, en la antigua cárcel de Acapulco, en la calle Aguas Blancas, en la colonia Hogar Moderno.

Octaviano Santiago conocía bien a Bernardo Reyes desde que tiene uso de razón porque era su vecino en la ciudad de Atoyac, dice que era campesino y miembro de la Asociación Cívica Guerrerense que dirigía Genaro Vázquez Rojas, y participaba en actividades de la lucha política y la denuncia pública.

Cuenta que él estaba en la cancha de la cárcel, iba caminando, había unos ventanales pequeños, y el campesino que estaba incomunicado le gritó:

–Octaviano, Octaviano. Soy Nayo Reyes.

–¿Eres Nayo? –así le decían a Bernardo, Nayo.

–Sí, soy Nayo, estoy detenido, me han estado torturando. Pásame un papel para mandar un recado a mi familia.

“Le pasé un papel, y no me acuerdo si un lápiz o una pluma para que escribiera, y yo hice llegar el mensaje a la familia. Pero cuando sus familiares fueron a buscarlo, ya no lo encontraron”.

Otras denuncias

Santiago Dionicio dijo en entrevista que conoció a Wilfrido Castro en 1967 o 68, cuando el ex judicial era agente de Gobernación del estado, y lo detuvo siete veces acusado de hacer pintas con motivos políticos, que entonces se veía como un delito.

Informó que en 1978 él mismo fue torturado por Wilfrido Castro Contreras, quien fue a interrogarlo con el Mario Arturo Acosta Chaparro, a una cárcel clandestina en la ciudad de México donde estuvo en manos de agentes de la Dirección Federal de Seguridad de la Secretaría de Gobernación, desaparecido durante tres meses. (De la Redacción).

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