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Ofrenda en Taxco por William Spratling, impulsor de la platería moderna

 Claudio Viveros Hernández

 Taxco de Alarcón  

El artista acapulqueño Sergio Otero Miranda, calificado por el critico Luis Mariano Aceves como “domesticador de alebrujos y amoroso criador de calacas” montó en esta ciudad una ofrenda dedicada al impulsor de la platería moderna en Taxco, el estadunidense William Spratling, misma que aloja precisamente el museo que aquí lleva su nombre.

Otero, reconocido realizador de muñecos de la cartonería popular mexicana, escultor, pintor y grabador quien tuvo una infancia dividida entre el contacto con el mar y el colorido de los barrios pobres de la ciudad de México, ha traspasado fronteras para llevar esta manifestación artística a varios lugares del mundo, como Groenlandia, Tailandia, Polonia, Grecia, pasando por Bélgica, Estados Unidos, Chile, Francia.

En la ofrenda, en homenaje al viajero neoyorkino que se quedó en Taxco en los años treinta del siglo pasado para proyectar el arte de la platería junto con puñados de lugareños con otra visión, Sergio Otero la recrea en siete niveles, como alegoría a los siete pecados capitales, le da sabor, color, significado y tono festivo atrayente para homenajear a Spratling a través de diversos elementos: flores, veladoras forradas con papel de colores, pan de muerto, sus amigos Diego Rivera y Frida Kahlo en calavera casi de tamaño natural, papel picado meticulosamente con la figura del sello que utilizaba para marcar las piezas de plata en aquel tiempo.

También asoman por todos los ángulos un músico, como admirador que fue de este arte, un torero, como síntetis que como todo ser humano en el plano terrenal “se juega la vida en el ruedo”, ramilletes de piezas de plata retomadas de los diseños que Spratling impulsó, un cráneo original policromado, un perro xololtl como guía al inframundo y cuatro pequeñas calaveras montadas cada una sobre un pequeño avión que manifiestan la predilección que el difunto tenía por volar, una de sus pasiones además de las tertulias y convivios que organizaba con artistas y plateros.

Recibir antes a los muertos

La ofrenda fue instalada antes del Día de muertos y fue dedicada a Spratling, autor del libro Pequeño México donde narra sus vivencias en diferentes partes del país, incluido Taxco, porque como explicó a El Sur el autor originario de Acapulco, “a mucha gente se le olvida que los muertos están preparándose para llegar y ¿porqué no recibirlos bien antes?”.

“Spratling –agregó Sergio Otero– era muy explosivo, fiestero, amiguero y el hecho de preparase con tiempo, ya que también fue una persona muy dispuesta a recibir a la gente en su casa, por eso quise hacerlo así, al revés, y como guerrerense para mí fue una ofrenda bastante especial, la primera en mi estado, y cuando vine a Taxco ví la huella y ejemplos de este hombre en una tierra con sensibilidad y el volver a encontrarme con mis raíces fueron motivo de inspiración”.

El artista, quien hizo labor de investigación previa y de interpretación, alimentado del mundo taxqueño, se nutrió así para recrear la ofrenda con esqueletos de carrizo forrados con papel y la fotografía central del personaje para lograr lo que llama en la entrevista “reírse de la muerte y no dejar que se ría de él”.

“Aunque muchos decimos que nos reímos yo no creo mucho en eso, más bien nos vamos preparando y hacemos más o menos cómoda la situación, como que le vamos tocando con la uñita a la calavera: mejor es reírse uno de la muerte que ella se ría de nosotros, ahí la llevamos un tú primero y un yo después, ¿no?”.

La cartonería y la muerte

En relación con el arte de la cartonería, apuntó que afortunadamente desde hace unos cuatro o cinco años “le estamos poco a poco ganando terreno, no ganando la batalla a los halloween y demás situaciones extranjerizantes que aquí en México se presentan, que no están fuera de la cuestión humana, ya que el halloween es importante en su país, lo que pasa que aquí nos han bombardeado por el vecino que tenemos”.

“El día de muertos –dijo– es prehispánico, mucho más antiguo e inclusive a partir del año pasado la fiesta de Día de muertos está declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad y ojalá haya el empuje de seguir sintiéndonos orgullosos de las ofrendas netamente mexicanas”.

Sergio Otero participará en una muestra de cartonería en Washington, Estados Unidos, la cual se inaugura a finales de este mes y próximamente estará en Canadá y Europa para llevar esta fiesta popular, con calaveras y ambientaciones que prepara con antelación.

Enfatizó que en el mundo de Día de Muertos, la calaveras y alebrijes “para mí representan todo, mi actividad es totalmente dedicada a la cartonería, a la creación de instalaciones, para mí es divertido y yo puedo estar platicando con cada una de las piezas y tengo una historia muy particular de ellas, soy noctámbulo y cuando me pongo a trabajar ya no suena nada a preocupación, es cuando me zambullo en la creación pensando en dónde estaremos”.

“Yo tengo sueños y fantasías, quien viva sin fantasías y sueños está muerto, obviamente no podemos vivir sin ellos, pero más que reflejarlos los vivo, porque a veces me da la impresión de que vivo soñando, lo reconfirmo en esta ciudad y para mí es importante”, concluyó.

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