Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Rosario Herrera Ascencio

 La izquierda que Guerrero necesita

Hay quienes opinan que la izquierda está en crisis, pero no hay razones para el fatalismo, pues hoy ¿qué no está en crisis? Las crisis son las que definen el carácter cambiante de las sociedades y las que propulsan nuevos cambios en las democracias modernas. La vida es un ciclo de crisis sucesivas.

Sin embargo, cuando se habla de crisis en la izquierda se podría referir a una crisis de identidad de la izquierda tradicional: la izquierda extrema estrechamente ligada a la violencia, a la quiebra institucional; la izquierda que lucra con la idea de la izquierda, la falsa izquierda que critica y castiga el modo de vida del señor, cuando en realidad esta crítica es fruto de la envidia de este modo de vida. Es la izquierda que como enunció Nietzsche en su análisis de “la moral de los señores y la moral de los esclavos”, se movía en la “ideología del resentimiento”. A esta izquierda le pasó como a los esclavos que, temerosos de admitir su propia voluntad de poder, en vez de intentar ser señores, acabaron sirviendo a los señores. Este es el concepto de izquierda que está en crisis.

Esta crisis de la izquierda tradicional, de la izquierda que cae en los mismos vicios de la derecha, es la responsable de que hoy la gente no diferencie muy bien la derecha o la izquierda, cuestión que termina sucediendo en todos los países democráticos cuando adquieren historia y esta historia se hace con paz, progreso y, sobre todo, con buenas palabras, pero que también obliga a preguntarnos: ¿cómo es la izquierda de hoy día? ¿Qué es y quién forma la izquierda en este momento? ¿Qué diferencia a la izquierda?

Hoy la izquierda debe jugar su papel con las ideas en primer lugar, seguidas de acciones de transformación social pacíficas. Hoy desde una idea de izquierda sincera, responsable y moderna debemos de revisar nuestro discurso, y nuestra capacidad de análisis de la realidad. Debemos de incorporar a nuestros compromisos las nuevas realidades, los nuevos problemas de la nueva sociedad. Debemos de acercar a nuestro partido, el PRD, a los ciudadanos. Todo ello debemos de hacerlo de forma permanente.

Hoy la ciudadanía demanda partidos más cercanos, más abiertos, más participativos, más transparentes, más democráticos. Se acusa a los partidos de falta de democracia interna, de supeditación de los electos a los cargos orgánicos, de distanciamiento entre aparato y electores. Y esa especie de malestar democrático, centrado en los partidos políticos, termina repercutiendo en las instituciones. Por eso creo que hay que reformar los partidos para reformar la política, y que hay que reformar la política para acercarla a los ciudadanos.

Así pues, al PRD y a sus corrientes le urge acreditarse socialmente y transformarse en una izquierda responsable, pero sobre todo en una izquierda sincera, en una izquierda moral, donde a todos se les incluya y a todos se les atienda; una izquierda donde todas las partes hallen su lugar y satisfacción.

El empresario debe encontrar en esta izquierda el apoyo para seguir creciendo y, por supuesto, ganando capital. El trabajador debe encontrar que tiene asegurado el trabajo, el salario, la sanidad, la jubilación y el acceso a la satisfacción de sus necesidades. El banquero necesita encontrar un proceso social que asegure la rentabilidad de su negocio. Las mujeres buscan un reconocimiento y el derecho a ser ciudadanas de primera categoría. Los inversores quieren participar en una bolsa estable, que dé beneficios a su inversión. Los universitarios quieren acabar sus estudios y tener un puesto de trabajo y el derecho a la promoción. Los jubilados quieren tener aseguradas sus pensiones. Para aquellos grupos sin voz, que están excluidos, marginados, solos o enfermos, o para aquellos que necesitan una mayor formación laboral, o para los que desean tener una acción voluntaria, o para los que se reúnen y desean trabajar con colectivos complejos, como los reclusos, o para los que necesitan defensa jurídica y carecen de recursos, o para aquellos que tienen una necesidad social y buscan lograr su solución, sea una carretera, sea una escuela, sea cualquier otra cosa, esta izquierda sincera y ciudadana, esta izquierda democrática debe abrirles los causes de participación y el derecho a ser oídos.

Con esta izquierda, con este proyecto, con este partido, con toda nuestra gente, tenemos que consolidar la organización, volcarnos al exterior, recuperar la ilusión de los militantes y el respeto y el afecto de la sociedad guerrerense, hacer una oposición seria, rigurosa y constructiva, y preparar una alternativa de gobierno que suscite credibilidad y concite el apoyo de la mayoría social.

Desde el PRD debemos reivindicar que somos el principal partido de oposición y la única alternativa al gobierno. A lo largo de nuestra historia hemos tenido que librar muchas batallas. Y nuestra mayor fuerza siempre ha estado en nuestra gente, la mejor gente, que ha militado de forma noble, generosa y anónima. Somos un gran partido y nuestro futuro sigue dependiendo de lo que nosotros mismos seamos capaces de hacer.

Debemos ser pues una verdadera opción de recambio social, debemos ser ese proyecto de recambio que exige la sociedad y que no la encuentran en esa idea de centro que maneja el PRI porque el centro no es nada, es un espacio sin una ideología propia excepto la de intentar ser la idea misma idea siempre, donde la pirámide del poder no es abierta, ni participativa, ni recambiable, es un lugar fijo para unos cuantos.

Hoy desde el exterior del partido hay voces que están exigiendo que el PRD se acredite como una izquierda moderna y responsable. Hace unos días aquí en las páginas de El Sur, don Jaime Castrejón escribía en ese sentido, y también en ese sentido fueron las declaraciones del presidente del Consejo Coordinador Empresarial, José Luis Barraza, quien dijo que los empresarios “estamos de acuerdo en que en México debe existir una izquierda moderna y en el PRD hay gente muy valiosa para conformarla”.

En definitiva, para reivindicar los valores de la izquierda que son los valores de la libertad, la tolerancia, la participación, la diversidad, la creatividad, la actividad emprendedora, la cohesión social y territorial, el medio ambiente, la solidaridad, la protección de los más débiles; para luchar por la igualdad de oportunidades y contra la exclusión y la discriminación; para garantizar la convivencia en la diversidad frente al neoliberalismo excluyente, debemos asumir el reto de transformarnos, pero de transformarnos a fondo. De ser así, la izquierda comprometida, la izquierda social, la izquierda intelectual ha de estar con nosotros. Nuestro reto es que la sociedad perciba que ofrecemos un proyecto sincero, sólido, moderno y preparado para asumir la responsabilidad de gobernar este estado en el 2005.

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