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Aplauden 350 personas la actuación de la OFA y la mezzo soprano Zayra Ruiz Bermejo

Óscar Ricardo Muñoz Cano

Con la interpretación de un popurrí de sones mexicanos escritos por el compositor Blas Galindo (1910-1993), que incluyeron el Son de la Negra, la Orquesta Filarmónica de Acapulco (OFA) inició su concierto el viernes en el Foro Mundo Imperial ante más de 350 personas que además escucharon la voz de la mezzo soprano michoacana Zayra Ruiz Bermejo, invitada especial.
El concierto, que tuvo un toque especial, presentó las Cinco canciones negras, del español Xavier Montsalvatge (1912-2002), que eclécticas y llenas de exotismo tropical en conjunto y con la voz de Ruiz Bermejo dieron cuenta de una serie de historias populares de la Cuba antillana; Cuba dentro de un piano, Punto de habanera, Chévere, Canción de cuna para un negrito y finalmente Canción negra.
Posteriormente y para concluir la primera parte, la mezzo soprano interpretó las Siete canciones populares del español Manuel de Falla (1876-1946): El paño moruno, Seguidilla murciana, Asturiana, Jota, Nana, Canción, y Polo, que lograron levantar al público de sus asientos para aplaudir a la OFA como a Ruiz Bermejo quien vestida en agua marina y lentejuelas, daba las gracias.
Tras del intermedio, tocó el turno de Janitzio, de Silvestre Revueltas (1899-1940), compositor mexicano que transformó la escena sinfónica de la primera mitad del siglo XX basado en sus ideas izquierdistas y tendencias socialistas.
La obra, un retrato musical de la isla que está en el lago de Pátzcuaro en Michoacán, no logró arrancar muchos aplausos, mismos que de inmediato llegaron al término del Danzón número 2 de Arturo Márquez (1950), que fue la siguiente melodía.
Bajo la dirección del maestro Eduardo Álvarez Ortega, la OFA demostró su conocimiento de la melodía que se presentó por primera vez en 1994 en la ciudad de México y que tiene como eje central el manejo de los ritmos propios del danzón, ritmo de origen cubano pero que como diría su autor en diversas entrevistas, contiene además la furia de su tiempo (el EZLN, la crisis de los 90) y la esperanza de un mejor país convirtiéndose al final en una música festiva.
Para concluir, a esta pieza le siguió el Huapango de José Pablo Moncayo (1912-1958), pieza ícono del nacionalismo mexicano al grado de utilizarse en eventos de Estado, y que de la mano de la orquesta al final, en medio de postales musicales llenas de contrastes y cambios de ritmo, logró los aplausos generales.
El próximo concierto de la temporada Noches sinfónicas de la Orquesta Filarmónica de Acapulco se realizará el 3 de octubre.

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