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Amenaza el crimen organizado la estabilidad y el desarrollo: arzobispo

Argenis Salmerón

El arzobispo Carlos Garfias Merlos dijo que la estabilidad social y el desarrollo integral de los pueblos de México están en riego por la violencia generada por la delincuencia organizada, que tiene un “poder destructor”.
En relación con las afectaciones de la tormenta tropical Manuel, Garfias Merlos dijo que la Iglesia intervino desde un enfoque de paz, para ayudar a fortalecer la fe y la esperanza de los habitantes de Guerrero que fueron damnificados.
Informó que la Iglesia tiene un proyecto de economía solidaria, que está en proceso en algunas regiones de las costas guerrerenses, y ejemplificó con la reconstrucción comunitaria en los bienes comunales de Cacahuatepec.
La conferencia dominical fue suspendida de último momento, porque el arzobispo quedó atrapado en el tráfico vehicular que se formó en el Centro de Convenciones de Acapulco, por los camiones que acarrearon a personas para el segundo informe del presidente municipal Luis Walton Aburto.
En su comunicado de prensa, Garfias Merlos explicó que ayer se celebró el Día Internacional de la Paz, por disposición de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con la intención de reconocer la promoción de la paz.
Detalló que es “urgente” recordar el llamado a la ONU para establecer la paz y resolver conflictos nacionales e internacionales, por las vía de la negociación política o diplomática y por el camino del diálogo.
“Las soluciones violentas siempre han mostrado su debilidad y las guerras siguen siendo una locura, una de las mayores locuras humanas”, puntualizó.
El jerarca católico especificó que en México no hay guerra, sin embargo reconoció que la violencia generada por la delincuencia organizada, que tiene un “poder destructor”, pone en riesgo la estabilidad social y frena el desarrollo integral de los pueblos.
Agregó que las fuerzas de seguridad pública y militares en México no son suficientes, “hay que darnos cuenta que la paz en México se va construir siempre y cuando se integren dos componentes fundamentales decisivos. No tendremos paz sin democracia y sin desarrollo”.
Añadió que debe haber caminos de diálogo entre autoridades y la sociedad, para encontrar la paz a partir de fortalezas y debilidades. “Hay que seguir procurando el diálogo político, como un camino fundamental para transformar el país, y como consecuencia, hacer un camino hacia la paz que tanto necesitamos”.
“La Arquidiócesis de Acapulco está realizando algunos esfuerzos, como la educación de la paz, la atención a víctima de la violencia, el diálogo y colaboración con organizaciones de la sociedad civil y con autoridades, y el fortalecimiento de capacidades para la construcción de la paz”, concluyó.

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