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Ninguna autoridad les ha ofrecido apoyo, reclaman restauranteros de la Bonfil

Karla Galarce Sosa

Con préstamos y créditos bancarios, restauranteros de playa Bonfil buscan restablecer sus negocios pues las marejadas, con olas de hasta 5 metros de altura que se registraron la semana pasada, se llevaron parte de sus locales.
En un recorrido por la zona, los restauranteros se quejaron de que ningún funcionario de gobierno les ha ofrecido apoyo para reconstruir sus negocios y tampoco han sido censados para conocer los montos de las pérdidas que dejaron los remanentes de la tormenta Polo en su paso frente a las costas de Guerrero en el área de zona Diamante.
Los propietarios y encargados de los restaurantes comentaron que aunque no haya turistas–pues la mayoría busca espacio para quedarse cerca de la playa– ellos deben pagar el salario de los empleados, entre meseros, cocineras o cajeros o “chalanes” que ayudan a estacionar los vehículos.
Elva Campos Olea, del restaurante Arrullo del Mar, indicó que la única ayuda que el gobierno les ha dado fueron 20 costalillas a cada local, mismas que fueron insuficientes para evitar que el agua erosionara los cimientos.
En el restaurante Mocambo, los encargados del lugar vertieron rocas y las acomodaron en la base de la construcción de dos pisos para disminuir el impacto de las olas y así evitar que colapsara la alberca.
Fue el mismo caso del restaurante El Dorado, donde los trabajadores colocaron más costalillas rellenas con arena para evitar que el agua socavara el inmueble.
Se observó que la playa está a escasos dos metros de los locales, que ahora carecen de palapas o ramadas, pues el agua los arrancó.
En el restaurante La Morena, los empleados informaron que allí había una alberca, que el mar arrancó la palapa y que ahora, para no dejar perder a los clientes, deben sentarlos bajo la sombra de dos sombrillas, con sillas y mesas de plástico.
En la playa del poblado Alfredo Villa de Bonfil había escasos bañistas, apenas un par de restaurantes con clientes en sus mesas y muchos trabajadores que esperaban clientela.
La playa parecía una escalinata de dos y hasta tres escalones, debido a que, según comentaron los lugareños, las olas rompían a diferentes alturas, mismas que quedaron marcadas en la arena.
Del restaurante Los Amigos, Edardo Eugenio Santiago González dijo “el personal no lo podemos correrlos y esto tiene que seguir adelante, aquí trabajan ocho personas que tienen prestaciones y hasta ahorita no ha habido ningún apoyo del gobierno, aunque confiamos en que lo habrá”.
Los empresarios negaron que la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco) se haya acercado para ofrecer créditos o algún tipo de apoyos.
Coincidieron en que después del fin de semana, sólo han llegado visitantes para comer, pero que se regresan porque no hay playa y porque el mar aún está muy cerca de sus negocios.

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