Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Xavier Carreto A.

¿Delegados o delincuentes?

Viene Roberto Madrazo al registro de su candidato y nos presume que el PRI está en una etapa de recuperación electoral porque sigue ganando votos y más plazas. Nos dice el dirigente nacional priísta que han recuperado las capitales de los estados de Chiapas y Oaxaca. Pero lo que no dice Madrazo es que también perdieron la mayoría en los congresos locales de ambas entidades; asimismo, vieron disminuida su presencia en 17 alcaldías en cada una de estos territorios estatales.

Se le podría creer a Madrazo que el PRI está de vuelta, ciertamente que no. Los triunfos de este partido son más resultado de la compra de conciencias y votos que del convencimiento de los ciudadanos. El PRI sigue siendo el mismo de siempre: una organización política corrupta hasta el tuétano, que no tiene el menor escrúpulo para utilizar los recursos públicos y otras prácticas nocivas que limitan el arraigo de la democracia entre los mexicanos.

En el caso concreto de la elección de gobernador en nuestro estado y sabiendo que no tienen posibilidades de ganar, los priístas han empezado a echar mano de todo su arsenal de mañas para evitar perder esta gubernatura, y esa es la principal razón de la presencia de los nueve delegados que Madrazo nos acaba de presentar a los acapulqueños. Para el PRI, el municipio de Acapulco es una plaza en donde no tienen el respaldo de la mayoría de los ciudadanos desde hace dos elecciones de alcalde y en el último proceso electoral local, el 6 de octubre de 2002, la derrota priísta fue contundente, pues no ganaron uno solo de los siete distritos que tienen sede en esta ciudad y puerto. Esta situación de rechazo al PRI se ha visto confirmada en los comicios federales de diputados, en julio del 2003, en donde perdieron las dos posiciones en juego. Ante estas claras evidencias de los acapulqueños de no querer saber nada de este partido, la dirigencia nacional envía a un grupo de destacados priístas experimentados en torcer la voluntad popular utilizando, básicamente, recursos del erario para comprar el voto de ciudadanos empobrecidos por los propios gobiernos de este partido como sucede en el estado de Guerrero. Sin embargo, creemos que los guerrerenses han aprendido bien la lección y tomarán lo que les ofrezcan como lo han demostrado en procesos electorales recientes, en donde las estrategias del PRI han fracaso rotundamente. Estas prácticas corruptas que les han dado resultado en otras latitudes del país, las cuales han violentado la paz y la tranquilidad social como sucedió con sus triunfos en Oaxaca y Veracruz, en Guerrero no prosperarán.

Los guerrerenses no podemos esperar nada bueno de estos delegados priístas, y del presidente de este partido, quien en todo momento se ha negado a precisar, ante los cuestionamientos de periodistas destacados como Ricardo Castillo, cuáles son las actividades que realizarán los recién llegados en este proceso electoral en curso. Al negarse a decir qué tareas llevarán a cabo, los ciudadanos acapulqueños tenemos derecho a pensar que son desempeños inconfesables que lastiman la dignidad y la tranquilidad de los habitantes del estado de Guerrero. Por eso más de un ciudadano se pregunta, al no dar a conocer sus quehaceres entre nosotros, si son enviados de buena fe o vienen a delinquir como lo hicieron, entre otros lugares, en Campeche, Colima, Tijuana, Ecatepec, Oaxaca y Veracruz.

Por cierto, si usted observa las ocho fotografías de los delegados priístas tomadas por el reportero gráfico de El Sur, Miguel Dimayuga, publicadas en este diario el 18 de octubre, se puede apreciar que, salvo Agustín Trujillo Íñiguez, venido de Michoacán, los siete restantes no dan la cara, como si trataran de ocultar algo.

Alguien que nos puede confirmar nuestras sospechas sobre el desempeño de los delegados priístas, como quiera que se llamen y de donde quieran que procedan, es una víctima reciente de las malas artes de éstos, el diputado panista Antonio Morales de la Peña, a quien le hicieron trampa en la elección para gobernador en el estado de Colima. Morales de la Peña, al presentar una propuesta de reformas al artículo 75 de la Ley General de Medios de Impugnación en Materia Electoral, expresa muy bien lo que provoca la presencia de ellos, al asegurar que no es cierto que todas las contiendas electorales en todos los puntos de nuestro país se desarrollen con armonía y con pleno respeto a la ley, a la voluntad popular y a la dignidad de las personas.

Finalmente, ojalá alguien le dijera al candidato del PRI al gobierno del estado, Héctor Antonio Astudillo Flores, quien no sabe por quien está definida la sociedad guerrerense en esta contienda electoral, que no es él el elegido. Y si tiene dudas, pues nada más que pregunte.

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