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CARTAS (Reflexiones de Sánchez Nava a 36 años de la caída del Che Guevara)

Señor director:

 El 9 de octubre de 1967, hace 36 años, en La Higuera, Bolivia, lejos de su tierra natal, fue asesinado, después de combatir en la Quebrada del Yuro, Ernesto Che Guevara, reconocido por los que coincidimos con sus ideales como el Comandante de América, porque este argentino recorrió en dos vueltas los países de América Latina hasta llegar a México en 1954, donde conoció a Fidel Castro y a otros dirigentes del Movimiento 26 de Julio para luego embarcarse en el Granma rumbo a Cuba el 25 de noviembre de 1956, hasta conquistar la victoria contra la dictadura de Batista e instaurar el régimen socialista.

Después de ocupar cargos de primer nivel, –ministro de la Reforma Agraria y ministro de Economía– el Che partió a otras tierras para seguir combatiendo al imperialismo. Así fue como se solidarizó con el movimiento del Congo y de ahí viajó a Bolivia , donde cayó abatido por las balas del ejército boliviano y la CIA, que cortaron así la vida de un revolucionario consecuente con su pensamiento y convicciones, que luchó por un mundo nuevo, por una patria grande y libre, la de América Latina, como antes lo hicieron Simón Bolívar, Augusto César Sandino, Farabundo Martí, San Martín, Sucre y muchos otros. De este ejemplo y de estos ideales libertarios del Che, muchas generaciones de jóvenes desde el río Bravo hasta Chile y Argentina nos nutrimos de ideas nuevas y tomamos conciencia de la necesidad de luchar por una nueva sociedad con justicia, democracia y libertad, por una patria nueva dijimos los cívicos mexicanos.

Desgraciadamente a 36 años de que el Che nos abandonó físicamente, en el mundo, en particular en nuestra América Latina , las condiciones no han cambiado de fondo y han sucedido hechos que nos han colocado en una situación más adversa y compleja: se derrumbó la URSS, y se ha dicho que en la izquierda nos quedamos sin ideología; el Frente Sandinista de Liberación Nacional, después de derrocar al dictador Anastasio Somosa, a los pocos años perdió el poder político en las urnas; el Frente Farabundo Martí de el Salvador y la Unidad Revolucionaria Nacional de Guatemala (URNG) tuvieron que negociar la paz y parece que no les ha ido bien; el triunfo electoral en Brasil apenas es un aliento, y todavía esta por verse hasta dónde se pueden cambiar y mejorar las condiciones ahí. Por otra parte, el imperialismo estadunidense y sus aliados se han erigido en dueños de este planeta, ya no sólo de los recursos económicos y naturales, sino de la fuerza de trabajo y de la política a través de la globalización del neoliberalismo, que está destruyendo las culturas, las identidades y la soberanía nacional de los pueblos.

El bloqueo económico a Cuba continúa y por la ambición desmedida y espíritu guerrerista del Presidente de Estados Unidos , está en grave riesgo la paz mundial, con su agresión a Irak a Palestina y su asedio constante a Cuba.

Mientras tanto la gran mayoría de la población se debate en la pobreza, en la explotación, en la falta de desarrollo social, y como nunca antes se da la emigración a las grandes urbes. Debemos reconocer, sin embargo una diferencia en relación al pasado: que ya no gobiernan dictadores militares, pues a un costo muy alto se ha logrado que  en las urnas decidan los ciudadanos quien gobierna, aunque lo cierto es que la democracia electoral no ha resuelto el problema del empleo, la alimentación, la educación y la salud, por lo que es indispensable seguir luchando hasta transformar estas condiciones y construir un sistema de vida alternativo, justo, equitativo e igualitario. Sólo que para que esto sea posible y viable, necesitamos que en cada país las fuerzas de izquierda, los revolucionarios, los socialistas y los demócratas seamos menos sectarios, que unamos nuestras fuerzas y paralelamente restablezcamos las relaciones de solidaridad y coordinación de los pueblos y organizaciones de América Latina, como sucedió en las décadas de los 60, 70 y parte de los 80, para resistir y lograr la victoria contra el imperialismo depredador, sanguinario e inhumano. Hay que reconocer que desde hace mas de una década nos aislamos o replegamos cada quien a su país como si la lucha no fuese mundial, como si la explotación capitalista respetara las fronteras, como si la globalización neoliberal no estuviera agrediéndonos a todos.

La otra reflexión que quiero compartir con ustedes es, si en las condiciones actuales será posible construir el hombre nuevo, pues hay compañeros que han perdido la fe y por comodidad dicen que es romanticismo del pasado. Como lo concibió el Che, yo afirmo que sí, conciente de que por la magnitud de la obra pareciera una utopía, frente a una realidad que se ha impuesto en el país que es el pragmatismo puro, la política mediática e individualista, la lucha electoral como fin y no como medio para un cambio revolucionario, lo que ha desvirtuado, desviado y desprestigiado a la política, y a los políticos olvidando conciente o inconscientemente el fundamento filosófico de Aristóteles al concebir a la política como el arte de “mayor autoridad”o “el arte principal”.

Conciente también de que esta tarea implica recuperar, renovar y asumir con convicción                     revolucionaria, los valores perdidos, desviados o diluidos, como la solidaridad, el internacionalismo, la honestidad, la ética política, la mística de la lucha consecuente, anteponiendo siempre los intereses del pueblo al interés individual. Llevar a la práctica estos principios, es para mí ser consecuente con el ideario del Che y el compromiso de seguir luchando por la transformación del sistema, hasta conquistar un mundo nuevo es el homenaje mas valioso al Comandante de América, para hacer que el Che sea de los muertos que no mueren o como dijo otro ejemplo para seguir luchando, el secretario general del MIR chileno Miguel Enríquez, quien por cierto, en octubre cumple 30 años de haber caído en la lucha revolucionaria: “Hay que morir para vivir”.

 Guillermo Sánchez Nava
Secretario de organización del Comité Ejecutivo Estatal del PRD

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