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Cuauhtémoc Sandoval Ramírez

El agua del río Cutzamala

El agua del río de Cutzamala ha sido objeto de amplia difusión en los últimos días en los medios de comunicación a raíz del bloqueo por tres semanas, por un grupo de mujeres mazahuas de la planta potabilizadora de Berros, estado de México, que abastece del preciado líquido a la capital de la República.

Desde hace 22 años se inició la operación del sistema Cutzamala a fin de dotar de agua a la ciudad de México, cuyas fuentes de abastecimiento provienen de manantiales, fuentes subterráneas y pozos en operación, y en un 44 por ciento del río Lerma y de la Cuenca del Cutzamala, uno de los afluentes del río Balsas, sin embargo su construcción ha sido objeto de severas críticas por las comunidades afectadas y por especialistas que advierten los daños al impacto ambiental.

De los 35 mil litros de agua por segundo que se suministran al DF, un 30 por ciento proviene del río Cutzamala, que es transportada a lo largo de 127 kilómetros, bombeada a una altura de más de mil metros para introducirla al valle de México. El agua se transporta a través de 11 mil kilómetros de tubería y se dirige hacia 1 millón 690 mil tomas.

De 1997 al 2002 se desarrolló un amplio movimiento social en la Tierra Caliente de Guerrero y el estado de México, que impidió la construcción de la presa El Tule para la extracción de agua en Temascaltepec, IV etapa del sistema Cutzamala, que pretendía extraer 5 metros cúbicos adicionales a los 19 de la actualidad, lo cual provocaría una disminución severa del caudal del río

Finalmente, el Banco Interamericano de Desarrollo, que impulsó en 2001 un programa de saneamiento del valle de México, que consistía en la ampliación del drenaje profundo y el tratamiento de las aguas residuales con un monto de 365 millones de dólares, concluyó que “no sería factible la operación” del proyecto Temascaltepec IV.

Ahora, por el mal funcionamiento del sistema Cutzamala se inundaron 300 hectáreas de cultivo en la región mazahua del estado de México, lo que obligó a los afectados a bloquear las instalaciones de la planta de Berros, localizada en el kilómetro 1.6 de la carretera a Valle de Bravo. Salió a relucir por ejemplo, que las y los indígenas mazahuas no tienen agua potable en sus comunidades y no existe un programa integral de desarrollo sustentable para su región. Ahora se encuentran en negociaciones con la Semarnat y la Comisión Nacional del Agua, y esperamos a que lleguen a resultados concretos.

El caso del agua del río Cutzamala es un claro ejemplo de cómo se dejó crecer un problema social por falta de habilidad política para concertar y llegar a acuerdos con las comunidades afectadas, para cumplir compromisos adquiridos en las mesas de las negociaciones. Lo señalo porque también tenemos el conflicto de La Parota, donde es preciso escuchar las demandas de las comunidades afectadas.

Ya se ha vuelto una costumbre, que ante la construcción de presas, caminos y obras de gran envergadura, se trazan planes y acuerdos que después no se cumplen. Otro ejemplo es el fracaso del aeropuerto proyectado en el municipio de Texcoco, con el cual se pretendía aliviar la presión sobre al actual aeropuerto. Se les dijo que se les iban a indemnizar con una miseria de pesos y a la vez que se anunciaban inversiones millonarias en dólares. Cuando se trató de pagarles un mejor precio por sus tierras, el daño ya estaba hecho.

El caso Cutzamala es un reto que debe ser enfrentado a corto plazo y no dejarlo crecer más. Al mismo tiempo deben corregirse los problemas estructurales de la red hidráulica que distribuye el agua en el Distrito Federal, que propician una gran cantidad de fugas, así como el desazolve de las presas en el valle de México, de tal modo que a largo plazo se disminuyan sustancialmente los volúmenes de extracción de agua.

En 1995, en plena época de la barbarie de Rubén Figueroa Alcocer se suscitó un agudo conflicto pos electoral en el municipio de Cutzamala de Pinzón, cuyos ecos llegaron a la Cámara de Diputados. A iniciativa del grupo parlamentario del PRD en marzo de 1995, formamos una comisión plural de diputados que acudimos a ese municipio de la Tierra Caliente, sobre todo después de la artera agresión al compañero Andrés Rosales el 21 de marzo de ese año, que sobrevivió a una atentado donde recibió 10 tiros.

Se dio una valiente lucha contra la represión y en defensa del municipio, que permitió que en el trienio 1996 al 99 llegara a la presidencia municipal el compañero Esteban Mireles, uno de los símbolos de esa lucha. Posteriormente, Mireles fue diputado local y en su carácter de presidente de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable del Congreso de Guerrero, se puso al frente de la movilización ciudadana en defensa del agua del río Cutzamala.

El 14 de agosto de 1999 acompañé a Mireles y a todo su cabildo a inaugurar el puente El Barco en el río Cutzamala, una obra grande para un municipio pequeño, que hoy alivia el tráfico entre comunidades de los municipios de Tlalchapa, Cutzamala y Pungarabato, que es un ejemplo de cómo hacer obras cuando se administran de manera honesta los magros presupuestos municipales y una buena relación con los gobiernos federal y estatal.

Desactivar un foco rojo que representa el caso del agua de la cuenca de Cutzamala, servirá como ejemplo de cómo desactivar otros conflictos de Guerrero y el país, siempre y cuando se respete la decisión de las comunidades, el desarrollo sustentable y sobre todo el impacto ambiental de este tipo de proyectos. No se trata de oponerse al desarrollo de Guerrero, sino que se ponga en el centro a la gente de carne y hueso que recibe el impacto de estos proyectos, que muchas veces se diseñan por los burócratas y tecnócratas en sus escritorios.

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