Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Renato Ravelo Lecuona

  Podium

En el Octavo Tour de Cine Francés, se presentó en la Cineteca Nacional esta película de Yann Moix filmada en este 2004. La cadena Cinépolis exhibe cinco cintas en otras tantas salas simultáneamente, pero no corre bien la información sobre todo el material que se presenta, de manera que va uno al azar.

Podium empieza como una especie de sátira jocosa del mundo del espectáculo de la canción moderna, francesa desde luego; sus escenarios, cantantes contorsionistas, música y coreografías de conjuntos que quieren representar la producción comercial globalmente estandarizada hasta el aburrimiento, así como el fanatismo hipotéticamente delirante de grandes públicos, que se multiplica con un increíble mimetismo, todo en una especie de reducción al absurdo del show bussiness. Pero esta no es la intención, pues se trata en efecto de una comedia musical en la que la sátira a ese mundillo está entreverada y presentada en contraste con las formalidades del trabajo diario a manera de contrapunto con la vida del personaje central. Este había sido en sus años mozos un imitador y cantante en “una época de oro”, pero ahora, entrado en años, casado, hogareño, con un hijo y la vida estable de un asalariado, no obstante, se ve seducido a volver a aquellas andadas por un descocado personaje totalmente fanático del mundo del espectáculo, con quien había en su juventud montado espectáculos junto a las pasadas glorias como Gilbert Beacup y un Jean Claude Francois a quien se proponen imitar y concursar en algún programa televisivo de éxito.

La trama se arma sobre el desdoblamiento de este padre de familia, cuarentón y muy lejos de un galán de la pantalla, que se ve arrastrado por el entusiasmo casi infantil de su viejo colega para montar el show y competir en el concurso, situación divertida de por sí que puede ser bien resuelta por una buena actuación.

La gracia del actor saca efectivamente adelante a este personaje que desdobla su personalidad de empleado mediocre y el de un estrella de la canción con todo el glamour que se les ocurre con sus poco medios, lo que hace divertida y pasable la película, que no tiene mayores pretensiones que mostrar como los cómodos satisfactores de la vida familiar con su bonita esposa y un hijo de seis años, le resultan más significativos que ese mundo virtual de la farándula y el rutilante show moderno.

468 ad