Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone


Reformas políticas

Cada vez más existen ciudadanos convencidos de que es necesario hacer ciertas reformas políticas en nuestro país con urgencia, ya nada más por sentido común y lógica elemental. De las que ganan mayor consenso y presentan menor objeción están las siguientes:

Si de los quinientos diputados federales trabajan ciento cincuenta realmente, no hay mayor oposición, salvo de los políticos de profesión, para que se eliminen cien curules de representación plurinominal; es decir, reducir el número de aquellos que no van a las urnas a ganársela. Lo mismo acontece si eliminamos a 32 senadores de representación proporcional. Con esto gana el erario público, pierden las agencias de viaje, la aviación comercial y la subvención a la grilla nacional. Por lo tanto, no pasa nada.

Si de los tres años que duran en su responsabilidad los diputados federales buena parte los dedican a la grilla y a viajar, realmente tienen poco tiempo para adquirir experiencia y práctica tanto parlamentaria como legislativa. La posibilidad de que puedan reelegirse una vez, de acuerdo con el trabajo y el desempeño realizado, minimiza la concepción de ver la curul como una beca para hacer lo que les otorgue su gana, y a la par motiva a la rendición de cuentas ante sus representados distritales. Algo similar, y guardando las proporciones, se puede decir de los diputados locales y regidores municipales.

Si de los tres años que dura el periodo gubernamental en el orden municipal el primero lo dedican los presidentes municipales a conocer y aprender a despachar y operar los programas y presupuestos que disponen, el segundo a gobernar plenamente y el tercero a hacer maletas y algunos hasta itacate, no hay mayor oposición para que puedan reelegirse una vez y de esta forma no se dedicarían tan sólo a desempacar, empacar o a realizar obras públicas de relumbrón y de efectos inmediatos de corto plazo.

Sí es cierto que del cien por cien de los electores a duras penas acuden a votar, en el mejor de los casos, el sesenta por ciento, y con el tripartidismo existente en el nivel nacional resulta que al triunfador electo lo respaldan no más del treinta por ciento del total de los electores, es decir, de las minorías el mayoritario, tenemos como resultado gobernantes poco legitimados. Por eso sería conveniente que en elecciones para gobernantes quienes resultaran ganadores con menos del cincuenta por ciento más uno de los votos se fueran a una segunda vuelta con su inmediato competidor para ganar mayor legitimidad.

Si es un principio constitucional el que todos los ciudadanos podamos votar y ser votados a cargos de elección popular, en cierta forma es conculcado ese derecho al restringirlo a aquellos que solamente sean postulados por algún partido político registrado. Esta es una patente que fortalece la partidocracia. Lamentablemente en esta reforma política sí existe resistencia feroz de los partidos políticos, por razones obvias.

Si la democracia mexicana es una de las más costosas económicamente hablando en el nivel mundial, siendo México un país con tanta pobreza y desigualdad, no debería haber mayor objeción para ser más austeros en este rubro. Cada gobernante y legislador por elector efectivo representa una buena cantidad de dinero invertida en financiamiento público y privado de partidos políticos, precampañas, campañas, publicidad, montaje, emisión de boletas, escrutinio, dilucidación de controversias, inconformidades y veredicto final a partir de lo obtenido en las urnas. A esto agréguesele también la diversidad de calendarios electorales para la realización de las contiendas en el nivel federal, estatal y municipal. Homologar los calendarios y regular la publicidad en los medios sería un buen comienzo de frugalidad.

Ante la parálisis política y funcional por falta de acuerdos en el ámbito nacional, estatal o municipal entre partidos políticos, poderes y comunas establecidos, principalmente entre los ejecutivos y los legislativos, en los diversos ámbitos de gobierno, es recomendable establecer y usar en última instancia, para romper este tipo de círculos viciosos e infructuosos los mecanismos del referéndum, plebiscito o iniciativa popular.

Lo que no me queda claro aún y de lo que no estoy todavía convencido es en la conveniencia de establecer un régimen semi-parlamentario que divida las funciones del jefe de Estado y de un jefe de Gobierno a través de la figura de un primer ministro o algo parecido. Si un Presidente de la República coyunturalmente no reúne las aptitudes y actitudes para fungir como un buen director que conduce una amplia orquesta, eso es otra cosa.

PD1. Los que participamos en el movimiento estudiantil nacional de 1968, al tener memoria histórica de lo sucedido y explicitarla de vez en vez, contribuimos a que en el presente y en el futuro no se repitan las salvajadas y barbaridades que fueron cometidas contra la juventud mexicana en aquel entonces. ¡El 2 de octubre no se olvida!

PD2. Así son las cosas, zanca: en tiempos político-electorales de lo que se trata es de sumarse, luego sumar, después sumirse para que, más pronto que luego, salga uno acomodado.

PD3. ¡No al examen a los normalistas para acceder a plazas de maestros! ¡Arriba la mediocridad que padecemos en el sector educativo! ¡Viva nuestro analfabetismo funcional de quinto mundo!

PD4. Escribo y leo, porque vivo; y vivo gracias a la escritura y a la lectura. Cuando deje de hacerlo seré un vivo muerto.

468 ad