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Xavier Carreto A.

Educación y pobreza en Guerrero 

El reto más importante al cual habrá de enfrentarse el próximo Ejecutivo estatal es atender lo relacionado con el rezago educativo que padece el 87 por ciento de la población adulta de la entidad; asimismo superar las graves deficiencias que actualmente afectan la operación del Sistema Educativo Estatal (SEE). Destinar mayores recursos del presupuesto al ramo educativo no es la única solución para superar estas fallas estructurales del SEE como lo sugieren la mayoría de quienes opinan sobre este tema. A la educación ya se le dedican, en el caso del estado de Guerrero, más del 51 por ciento de los poco más de 20 mil millones de pesos que se ejercen en este año.

Además de poder dedicar recursos públicos y privados adicionales a las actividades educativas, faltaría, sobre todo, hacer una revisión a fondo de cómo se pueden modificar algunas prácticas nocivas del desempeño docente, del desinterés de los padres de familia, de la incapacidad de las autoridades del ramo y de la escasa disposición de los propios alumnos.

El rezago educativo de la mayoría de la población guerrerense y las fallas en el SEE, que comprende a todos sus niveles desde preescolar al posgrado, se ven reflejados en la pobreza en la cual viven la mayoría de nuestros conciudadanos, la cual trae consigo también problemas de inseguridad pública, enfermedades, vicios, etcétera.

Como la riqueza, la pobreza también se hereda. En una sociedad como la nuestra la pobreza es una forma de existencia estable y persistente, la cual se trasmite de una generación a otra por vía familiar. A la posibilidad de seguir siendo pobre al pertenecer a una familia pobre está condenada la mayoría de los ciudadanos guerrerenses, a menos que se haga un esfuerzo para romper con esta situación y un primer paso es educarnos mejor. Para ello será necesario trabajar fuerte es ese sentido y que las autoridades educativas mejoren radicalmente la gestión de nuestro SEE; dar alta prioridad a la formación y al desarrollo profesional de los maestros (pero no como en Guerrero, en donde se da prioridad a las normales privadas propiedad de amigos y familiares al otorgarles mayor número de matrículas); definir contenidos educativos relevantes; así como establecer estándares de aprovechamiento para evaluar los resultados del aprendizaje.

En cuanto a nuestros maestros es necesario que se comprometan a garantizar que sus alumnos, aún aquellos con limitaciones, puedan lograr el éxito escolar; impulsar y participar en acciones de capacitación permanente; a privilegiar el diálogo y la construcción de acuerdos en la relación con las autoridades educativas y que éstas no apoyen la represión, lo cual es recurrente en esta entidad; incidir en el fortalecimiento de los perfiles de los responsables de la docencia, la dirección, la supervisión y la jefatura de sector, impulsando (y no oponiéndose) medidas para que el acceso a estos cargos sea mediante exámenes de ingreso al servicio y las promociones de los docentes y los directivos se lleven a cabo por medio de concursos de oposición y no como sucede ahora a través de procedimientos escalafón arios.

Las medidas aquí anotadas, entre otras, que contribuyan a superar las deficiencias operativas del SEE, así como agregar las encaminadas a reducir el rezago educativo de los guerrerenses, las cuales ayuden a disminuir la pobreza de la mayoría de nuestros paisanos no vendrán del candidato a gobernador del Partido Revolucionario Institucional, pues justamente los gobernantes emanados de esta organización política han sido quienes han propiciado y contribuido a esta situación que vivimos en Guerrero. Por eso resultan equivocadas y encaminadas a engañar a los ciudadanos las palabras pronunciadas por el ex diputado federal del Partido del Trabajo, Félix Castellanos (el 15 de septiembre, al formalizarse la coalición entre estos partidos para participar en la elección de gobernador), cuando dice que el único que puede instrumentar políticas públicas y programas con un alto contenido social que ayude a salir del atraso y la marginación a Guerrero es Héctor Astudillo Flores. Más bien debió precisar Castellanos, y no confundirse y tratar de confundir, que su candidato seguirá favoreciendo a los mismos sectores de siempre, entre ellos al diputado de su propio partido como es la línea del PRI, pues así lo han hecho y no al pueblo de Guerrero como sería lo correcto.

Aunque los guerrerenses y los mexicanos quisiéramos hacer a un lado esta realidad de nuestro rezago educativo, ahí están los datos del informe anual de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), dados a conocer la semana pasada, que llaman Una mirada a la educación, para recordarnos que 87 de cada 100 adultos mexicanos no han cursado estudios de bachillerato. Y que en el caso de Guerrero, las cosas son más graves por las limitaciones de nuestra universidad pública, en donde la mayoría ha realizado sus estudios de nivel medio superior y superior. Tampoco debemos olvidar otros datos anteriores de la OCDE, los cuales nos dicen que sólo siete de cada 100 alumnos que han terminado sus estudios de secundaria tienen capacidad para comprender lo que leen. Dato que ilustra muy bien la ineficacia de nuestro sistema educativo.

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