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Por qué mandan a matar a nuestros hijos, lloran madres de los desaparecidos en Iguala

*Demandan al gobernador que haga todo lo posible por localizar a los jóvenes, “ellos venían a estudiar”, insisten

Jacob Morales Antonio

Chilpancingo

Metodia Carrillo Lino espera el regreso con vida de su hijo Luis Ángel Abarca Carrillo que cumplirá su mayoría de edad el 12 de octubre, pero desde el viernes pasado no sabe dónde está.
Su hijo es uno de los estudiantes que siguen desaparecidos de la escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, luego del ataque de policías y sicarios en Iguala.
La mamá envió un menaje de reproche a su paisano de la Costa Chica originario de Ometepec, el gobernador Ángel Aguirre Rivero, “ingrato que votamos por ti, y ahora nos mandas a matar a nuestros hijos, ¿por qué?” se preguntó, al momento que lloraba de impotencia.
Ella y su hijo son de la comunidad de San Antonio, Cuautepec, municipio que colinda con Florencio Villareal, Ayutla, San Luis Acatlán y Copala, en la Costa Chica del estado.
La madre no quiere ni imaginar que podría recibir a su hijo envuelto en un moño negro. Lo recuerda alegre y aguerrido.
Luis Ángel es el penúltimo de los nueve hijos y fue el único que siguió estudiando porque sus hermanos se casaron y sólo terminaron la preparatoria, ahora se dedican a la siembra de granos y trabajos de albañilería. El menor estudia el bachillerato.
La mirada de Metodia antes de comenzar la marcha de ayer en Chilpancingo refleja el cansancio de los días de lágrimas, pero también el brillo y la esperanza de encontrarlo con vida.
Demandó al gobernador que haga todo lo posible por localizar a los jóvenes desaparecidos, “ellos venían a estudiar”, recuerda durante la entrevista.
La señora no recuerda cuándo fue la última vez que vio a su hijo, pero al ver su imagen en el periódico que lleva la leyenda “Ayúdanos a localizarlos” un río de llanto toco su cara, “él es mi hijo” dijo la mujer señalando en el periódico el rostro de su vástago.
Las madres que se encontraban junto a ella antes de marchar se acercaron y también señalaron los rostros de sus hijos, desesperadas y con lágrimas en los ojos.

“En Iguala la gente nos metió miedo nos dijo que nos iban a matar”

La abuela de Everardo Rodríguez Bello, originario de Huajintepec, Ometepec, recriminó a las autoridades que no acudieran al auxilio de los normalistas luego de ser atacados por los policías municipales ni tras el segundo ataque de sicarios en la ciudad de Iguala.
Socorro Rodríguez Martínez rememoró que el domingo fue a buscar a su nieto en los alrededores de la ciudad de Iguala acompañada de casi cien familiares de los estudiantes desaparecidos, pero no encontraron a nadie, “a mi el coraje que me da es cómo me dicen -las autoridades- que no saben, ¿Por qué? los policías fueron consignados a Acapulco, entonces saben bien, ellos fueron quienes los desaparecieron”.
Reveló que en Iguala la gente los asustó, por los comentarios sobre ola de violencia y los sicarios que los podían matar por estar buscando a los estudiantes desaparecidos, “nos metieron miedo, que nos viniéramos porque nos iban a matar”.
–¿Quién les dijo eso?
–Pues la gente, nos dijeron que estaba muy pesado, tenemos miedo de seguir yendo, a qué vamos, si nos pueden matar–, preguntó.
Recordó que su nieto apenas tiene 18 años y una vida que vivir, “yo estoy grande, pero él es un niño, lo quiero vivo. Está en manos de las autoridades”.
Ambas mujeres comparten la misma historia, el mismo dolor y sufrimiento. Sus hijos y nietos pertenecen a familias pobres y eligieron la emblemática Normal Rural de Ayotzinapa, que es también un internado, como su única opción de seguir estudiando y preparase.
El viernes en Iguala fueron asesinadas seis personas en tres ataques de policías municipales y sicarios.
Los normalistas muertos son Julio César Ramírez Nava y Daniel Solís Gallardo, caídos en el segundo ataque, y Julio César Mondragón que fue dejado un día después desollado, además del chofer de un autobús, un futbolista del club Los Avispones y una civil que viajaba en un taxi.

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