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Humberto Musacchio

Verde (no siempre) es la esperanza

Los generales Tomás Ángeles Dauahare, Roberto Dawe González y Ricardo Escorcia Vargas han sido detenidos en los últimos días y en ninguno de los tres casos las acusaciones parecen sólidas, bien fundadas. Tan es así, que un juez tuvo que autorizar el arraigo por 40 días, a ver si en ese lapso los fiscales son capaces de armar lo que se llama un caso.
Se acusa a los dos primeros de delitos contra la salud y delincuencia organizada, de acuerdo con un expediente abierto hace dos años y basado en testimonios de varios individuos, algunos de los cuales están sujetos a proceso y otros son testigos protegidos. Con el mayor desparpajo se han filtrado “testimonios” de un militar preso desde 2008 o se menciona a un tipo apodado Jennifer o a un tal Emiliano, quienes son una especie de testigos profesionales de la PGR especializados en inculpar funcionarios. Pájaros de cuenta tirando a las escopetas.
Ángeles Dauahare fue subsecretario de la Defensa al principio de este sexenio y siempre se le ha reconocido por su eficiencia en los diversos cargos desempeñados. Nunca ha tenido mando de tropas y según testimonios disponibles es un hombre de carácter seco, de vida austera y hasta tacaño. Como es evidente, no tiene el perfil del hombre público enriquecido en el poder, pues como bien decía el ínclito Carlos del Río, presidente que fue de la Suprema Corte, “lo pendejo y lo corrupto no se pueden ocultar”.
En lo que se refiere a Ricardo Escorcia Vargas, militar que también cuenta con un abundante currículum, en 2007 se desempeñaba como comandante de la XXIV Zona Militar con sede en Cuernavaca, Morelos. Durante su gestión se difundió que un avión cargado de droga había aterrizado en el aeropuerto de Temixco, al parecer con la protección de varios militares, pero nadie dijo entonces que Escorcia fuera el responsable de aquel hecho, y tan es así, que fue enviado a Mazatlán, como jefe del Estado Mayor de la III Región Militar. Escorcia es un hombre que goza del aprecio de sus pares y su nivel de vida no permite suponer que disponga de bienes de procedencia ilícita.
La familia del general Roberto Dawe González ha informado que se trata de un militar con 44 años de carrera, muchos de los cuales estuvo adscrito al Plan DN-III de auxilio a la población afectada por desastres naturales. En 1994 fue enviado a Chiapas para enfrentar el levantamiento zapatista y en todos los casos se le conoce como un militar disciplinado y leal a la institución castrense.
Un hecho para tomarse en cuenta es que el general Ángeles Dauahare se reunió el 19 de abril con el también general Arturo Acosta Chaparro, un día antes de que éste fuera asesinado. Y es hasta ahora que se filtra una versión según la cual ambos militares estaban en la nómina de un capo del narcotráfico, pese a que eran conocidas las diferencias entre ambos.
En resumen, las acusaciones son muy dudosas. Hace unos días, Ángeles Dahuahare, en un acto convocado por Enrique Peña Nieto, candidato del PRI a la Presidencia de la República, mostró su desacuerdo con la llamada guerra contra el crimen organizado. Pero hay algo más: en diciembre se conocerá al nuevo secretario de la Defensa Nacional y, como siempre, muchos son los llamados, pero sólo uno será el elegido. Eso trae nerviosos a varios personajes del ámbito castrense, pero más allá de las naturales divergencias y de otros problemas entre personas y personajes, hechos como los citados dañan la imagen de la institución castrense y son un peligroso factor de desestabilización. ¡Cuidado, es México lo que está en juego!

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