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El Primer Encuentro Cultural Guerrerense de Chicago

Samuel Villela F.  

Convocado por los Clubes Unidos Guerrerenses del Medio Oeste se llevó a cabo en la ciudad de Chicago del 23 al 26 de septiembre el Primer Encuentro Cultural Guerrerense.

La organización convocante está integrada por migrantes guerrerenses que salieron del estado hace ya muchos años. Ellos se han propuesto trabajar como voluntarios a favor de la tierra que los vio nacer y sus ideas y sus sueños  están basados –afirman– en el espíritu guerrerense, cuyas raíces y tradiciones no quieren perder. Y desean transmitírselas a sus hijos y futuras generaciones de guerrerenses, radicados y nacidos en el estado de Illinois y en la Unión Americana.

Es interesante reflexionar en el sentido de que, según estimaciones recientes, en Chicago viven unos 300 mil guerrerenses, producto de la diáspora que está convirtiendo a muchos pueblos guerrerenses en pueblos de niños, mujeres y ancianos. Esta cantidad de guerrerenses convierte a dicha ciudad –después de Chilpancingo y Acapulco– en la tercera en cuanto a número de guerrerenses que alberga.

Y las remesas que envían a sus hogares se han convertido en uno de los principales flujos monetarios a la economía estatal, siendo también una tablita de salvación para la economía del estado, aliviando tensiones y aportando recursos para solventar necesidades básicas, cosa que no tuvieron en sus lugares de origen.

Quizás es por la conciencia de esa importancia que, además de que recibieron una invitación específica, asistieron al evento –uno, en la parte inicial y el otro en la final– los dos candidatos a la gubernatura del estado, Héctor Astudillo Flores y Zeferino Torreblanca.

En su inserción al american way of life, muchos de estos guerrerenses han podido librarla en un entorno difícil, con un pasado indocumentado –aunque muchos de ellos, no sabemos en qué proporción, siguen en esa calidad–, con menores pagas a las de los anglosajones y alejados de los suyos y de su cultura. Es por ello entendible que sus necesidades de vinculación cultural, de recuperación de sus raíces sean importantes, como parte de su resistencia cultural ante el entorno anglo. Y resulta alentador que instancias como los Clubes Unidos se hayan percatado de la necesidad de crear espacios donde pueda haber un conocimiento, una retrospectiva de algunos aspectos de la cultura de los sureños, más allá de ideologías y partidos políticos, para acercar a la comunidad a dichas manifestaciones, para volver la mirada a sus elementos identitarios que les permitan una autoafirmación social y les den bases para mantenerse en esa situación de binacionalidad en que ahora viven.

El inicio del programa de actividades se llevó a cabo en el Mexican Fine Arts Museum. El senador Héctor Astudillo tuvo a bien hacer la declaratoria inaugural del encuentro, dirigiendo una salutación a los organizadores y a la comunidad guerrerense. Después, se impartió una conferencia por parte de la directora del Centro Regional del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Guerrero, Blanca Jiménez, así como del antropólogo Samuel Villela.

En la medida en que el evento fue convocado como un adelanto de las conmemoraciones por la creación del estado de Guerrero, nuestra disertación versó sobre ese gran tramo de la historia del estado que ha sido captado a través de la lente de las cuatro generaciones de los Salmerón. Uno de los episodios que fueron destacados en la presentación, fue el periodo revolucionario, el cual se enriqueció con la presentación de varias imágenes inéditas de otros fotógrafos.

Para los expositores fue estimulante la respuesta del público, la inquietud que se generó por conocer la riqueza histórica de dicho acervo y por ese acercamiento que hubo, entre varios de ellos, con sucesos y lugares mencionados.

Una de las apreciaciones que tuvimos de nuestra presentación fue, insistimos, la gran necesidad que tienen nuestros paisanos por conocer sus raíces, por tenerlas presentes y transmitirlas a sus hijos, para que no se olviden del terruño, aunque muchos de ellos pocas veces han venido a México, a Guerrero, por la propia situación indocumentada y ya no hay un vínculo tan fuerte como con la primera generación.

El siguiente evento dentro de este encuentro fue la inauguración de una exposición pictórica en el Instituto Mexicano de Cultura y Educación de Chicago. Dentro del grupo de expositores destaca la obra del pintor-grabador guerrerense Nicolás de Jesús –oriundo de Ameyaltpec– quien, junto con otros artistas de la Asociación por la Estampa y el Arte Popular de París, presentaron una obra colectiva donde la mayoría de los trabajos son del artista guerrerense.

Es indicativo que los trabajos de este creador hayan participado en la apertura del evento cultural convocado por Clubes Unidos, ya que su obra arranca de una tradición indígena –los motivos cerámicos de los pueblos del alto Balsas, así como la tradición pictográfica en papel amate– y, recogiendo problemáticas y temas contemporáneos –la migración a Estados Unidos, el 11 de septiembre en Nueva York, la pugna entre EU-Islam, el poder de las transnacionales y la guerra por el petróleo, etc.–, se amalgamen con los temas étnicos y del campo guerrerense –el Día de Muertos, la producción en la milpa, la ritualidad, la vida cotidiana, la reciprocidad entre comunidades, etc.–. Una muestra relevante, no cabe duda.

Un evento intermedio lo fue la Reunión Comunitaria del Programa Tres por Uno, donde los representantes de los 20 clubes afiliados a la organización –que representan a otras tantas comunidades, sobre todo del centro y norte del estado– acordaron y debatieron con representantes de instituciones municipales, estatales y federales sobre la forma, procedimientos y proyectos para                                       hacer llegar los recursos solidarios a sus comunidades de origen.

Finalmente, el encuentro fue rubricado con un baile y un convivio, donde estuvo presente el otro candidato a la gubernatura, el diputado federal con licencia Zeferino Torreblanca.

El patrocinio del evento se debió tanto a las propias aportaciones de los 20 clubes afiliados como a la subvención de 20 firmas de organizaciones mercantiles y culturales –las compañías que envían remesas de dólares a México, empresas bancarias, cerveceras e instituciones culturales–, lo cual denota una gran capacidad organizativa para hacer confluir, en los mismo propósitos, a la directiva de Clubes unidos y a la empresa privada e instituciones oficiales de cultura.

Ya para terminar el encuentro, tres clubes más se incorporaron a la organización, con lo cual ésta se consolida y se transforma en uno de los principales interlocutores de los guerrerenses emigrados.

Nuestro saludo a esta organización y a sus entusiastas dirigentes que han vislumbrado en la cultura uno de los espacios privilegiados que puede aglutinar y fortalecer la resistencia cultural de nuestro paisanos migrantes.

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